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México: baches en el 2014
Jue, 23/01/2014 - 10:02

Manuel Suárez-Mier

EE.UU.: contabilidad fiscal fabulosa
Manuel Suárez-Mier

Autor de la célebre columna diaria "Aquelarre Económico", en El Economista (México), y hace comentarios editoriales semanales en Hechos de la Noche de TV Azteca y en el noticiario matutino de Radio 13. Es colaborador editorial del Wall Street Journal y comentarista en CNN. Con anterioridad fue: asesor principal de la Junta de Gobierno del Banco de México; ministro para Asuntos Económicos de la Embajada de México en Washington. Estudió Economía en la UNAM y en la Universidad de Chicago dónde recibió la maestría y la candidatura al doctorado.

Las profundas reformas estructurales emprendidas por el gobierno de Enrique Peña Nieto han alentado a la comentocracia, sobre todo fuera de México, a pregonar que al fin ha llegado el "momento mexicano" en el que nuestro país logra superar las inercias que lo sumieron en un crecimiento económico mediocre por dos décadas.

Típico de este tipo de comentarios es el artículo del historiador Nial Ferguson y Pierpaolo Barbieri publicado el 26 de diciembre por el Wall Street Journal en el que afirman que "una serie de medidas audaces del carismático nuevo Presidente de México…, han finalmente despertado a los analistas extranjeros al hecho de que ahora es México (y ya no Brasil) el nuevo ‘país del futuro’ en Latinoamérica."

Quienes seguimos con detenimiento el pulso de lo que ocurre en México y tenemos la triste experiencia de haber vivido otros "momentos mexicanos" que terminaron mal, solemos tener opiniones más ponderadas, pues siendo innegable que se han dado pasos que parecían imposibles, ahora viene el reto de aplicar bien las reformas.

Empecemos por el pronóstico, en el entendido que lo más que podemos hacer los economistas para predecir el futuro, es extrapolar el pasado ajustando los números a las políticas conocidas, como el presupuesto del gobierno para el 2014, y conjeturas razonables sobre las condiciones económicas que prevalecerán en el resto del mundo.

El crecimiento de la economía debe superar por mucho el patético 1,3% alcanzado el año pasado y ubicarse alrededor de 4%, impulsado por un fuerte crecimiento en la inversión de 7% (fue negativa en 2013), el consumo privado (6% frente a 2% el año pasado) y en las exportaciones, 9% frente a 2% en 2013.

Esto supone una mejoría apreciable de la actividad industrial en EE.UU. muy vinculada con nuestra economía, pero aquí surge el primer bache: los empleos creados en diciembre en EE.UU. fueron dos terceras partes menos de los previstos, mientras que la participación en la fuerza de trabajo fue la más baja en cuarenta años.

Si bien los pronósticos respecto al desempeño del PIB en EE.UU. no se han modificado aún, las cifras de empleo representaron un cubetazo de agua helada que nos hace recordar que todos los optimistas augurios de otros años recientes no se concretaron. Alarma también que haya tanta gente desempleada que ya ni siquiera busca trabajo.

Nuestra inflación, que llegó en 2013 a casi la cota máxima de la banda-objetivo del Banco de México (3% más/menos 1%), deberá atenuarse después del duro impacto en los primeros meses de fuertes ajustes en precios controlados por los gobiernos (gasolina y metro, por ejemplo) y de las fatales consecuencias de la reforma fiscal.

Ello implica que el banco central deberá estar listo para revertir oportunamente la política monetaria laxa que adoptó para alentar a la economía en la segunda parte de 2013, para no validar la fuerte inercia al alza de precios de inicios del año, y también porque ahora habrá un macizo estímulo fiscal con el elevado gasto deficitario federal.

La economía crea baches para la consolidación del "momento mexicano" pero hay otros graves obstáculos por superar. Los pendientes son la eficacia y rapidez con las que se efectúen las reformas, y la urgencia de neutralizar la violencia y hacer valer un estado de derecho efectivo, ausente en una parte no menor de nuestra geografía.

Para pacificar al país no basta con cambiar el mensaje, lo que si bien ha ayudado a abatir el clima de zozobra entre la población, no ha conseguido ni mejorar la administración de justicia, ni neutralizar a las bandas del crimen transnacional y a los grupos de "vigilantes" que han decidido hacerse justicia por su propia mano.

Un estudio elaborado el año pasado por el Institute for Economics and Peace, un centro de investigación fundado en Australia, señala que si bien ha habido una mejoría en su Índice de Paz en nuestro país de 7,4% en 2011 y 2012, los costos económicos de la violencia en México son devastadores: 27,7% del PIB.

El estudio concluye en una nota positiva, sin embargo, al afirmar que "México tiene el más elevado potencial para mejorar su paz que cualquier país del mundo…, tiene la capacidad institucional para volverse menos violento…, tiene un entorno empresarial fuerte (y) se desempeña bien en indicadores de desarrollo humano…"

Ojalá que Peña Nieto y su equipo tengan el talento para evitar estos baches y avanzar en consolidar un crecimiento económico elevado, sostenido y más justo.

*Esta columna fue publicada originalmente en el centro de estudios públicos ElCato.org.

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