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Otra peculiaridad de EE.UU.
Lun, 05/11/2012 - 09:02

Mario Antonio Sandoval

Elecciones en Guatemala: el mapa político entre Patriota y Líder
Mario Antonio Sandoval

Mario Antonio Sandoval Samayoa es periodista, escritor y comunicador social. Es miembro de la Real Academia Guatemalteca de la Lengua, correspondiente a la RAE, y ha sido dos veces presidente de la Asociación de Periodistas. Ha escrito dos libros, varios ensayos y es columnista estable de Prensa Libre (Guatemala).

En todos los países donde hay elecciones directas, si mi memoria no me falla, gana quien obtiene más votos. A veces, si el ganador no logra la mitad más uno de los votos válidos, se realiza una segunda elección, como ocurre en Guatemala. Pero en Estados Unidos no es así. Gana quien tiene más “votos electorales” de cada estado, y por eso George Bush hijo le ganó a Albert Gore en el 2000, quien tuvo más votos a favor, en una diferencia muy pequeña en el estado de Florida, donde su hermano era gobernador.

Muy tropical… Ahora, las circunstancias actuales permiten pensar en la repetición de esa posibilidad. Normalmente, los ganadores de los votos populares han ganado los votos electorales, pero eso no necesariamente es así.

Leí un artíclo del periodista estadounidense Steven R. Hurst, de la agencia de noticias Associated Press, quien explica un sistema no solo complejo, sino de alguna manera contrario a la voluntad popular directa. Es sorprendente cómo se declara oficialmente electo a un presidente: los electores de cada estado se reúnen el 17 de diciembre en sus estados y votan para presidente y vicepresidente. Esto es crucial si los candidatos empatan en los votos electorales. Por eso, el criterio del periodista Hurst lo considero correcto: las elecciones serán decididas por pocos votantes y en los nueve estados donde no hay una tendencia clara a favor de Obama y de Romney, para así lograr los 538 votos electorales para convertirse en presidente.

Otros aspectos notorios de esta elección se refieren a los gastos de la campaña: US$2 mil millones, cifra afectada porque la Corte Suprema de Justicia decidió en el 2010 eliminar todos los límites a las donaciones políticas de las corporaciones de cualquier tipo, así como de los sindicatos. Esto último demuestra el poder no siempre comprendido de las organizaciones laborales, y permite sospechar en el evidente pago de estas “inversiones” con pagos políticos a todo nivel, de la misma manera como ocurre en otros países, sobre todo en los nuestros. La democracia, entonces, se convierte en una “dinerocracia” y puede derivar muy fácilmente en la “cleptocracia”. Es una globalización de la injerencia de intereses oscuros.

Tampoco se puede dejar de señalar la peculiaridad sin precedente de la amarga situación de las miles de personas damnificadas por el fenómeno atmosférico denominado Sandy. En una nación donde en realidad no es muy fuerte el entusiasmo popular por las elecciones, la zona noreste del país puede registrar una disminución importante en el número de votantes. Y con unas elecciones muy reñidas, como lo han previsto las encuestas, puede significar un cambio radical. Si a todo eso se agrega la posibilidad de ganancia de un candidato, aunque sus votos sean menos, es posible pensar en un desgano popular por la participación, porque será difícil para el ciudadano promedio comprender la debilidad humana ante una naturaleza desbocada.

En ese ambiente, los temas internacionales pasarán a una consideración secundaria. Los republicanos han tenido la fama de tener más claro el sentimiento imperial implícito en las decisiones de política exterior. Los demócratas han sido considerados más dirigidos hacia adentro, aunque esa separación puede ser considerada ya obsoleta. Para Centroamérica y México, el verdadero interés se reduce a cómo actuará cualquiera de los dos candidatos en los temas relacionados de manera directa o indirecta con la migración, con el trato a los indocumentados, con el respeto a sus derechos humanos y con la lucha interna contra las drogas. No es seguro saber mañana mismo en la noche quién ganó. Y ese es otro factor causante de preocupado interés.

*Esta columna fue publicada originalmente en PrensaLibre.com.

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