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Otra sobreventa más del gobierno de Peña Nieto
Lun, 14/09/2015 - 09:37

Leo Zuckermann

¿Puede comprarse el voto en México?
Leo Zuckermann

Leo Zuckermann es analista político y académico mexicano. Posee una licenciatura en administración pública en El Colegio de México y una maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Asimismo, cuenta con dos maestrías de la Universidad de Columbia, Nueva York, donde es candidato a doctor en ciencia política. Trabajó para la presidencia de la República en México y en la empresa consultora McKinsey and Company. Fue secretario general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde actualmente es profesor afiliado de la División de Estudios Políticos. Su columna, Juegos de Poder, se publica de lunes a viernes en Excélsior, así como en distintos periódicos de varios estados de México. En radio, es conductor del programa Imagen Electoral que se trasmite en Grupo Imagen. En 2003, recibió el Premio Nacional de Periodismo.

Si algo ha caracterizado a la Secretaría de Hacienda este sexenio es la sobreventa. Es como vendedor de coches usados: exagera las cualidades de sus productos. Una y otra vez lo hemos atestiguado. Por ejemplo, cómo se ha equivocado en sus pronósticos de crecimiento económico cada año. O en el uso alegre de la cifra de la deuda pública en lugar de la más correcta que es la de los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP). Su última sobreventa ha sido el famoso Presupuesto Base Cero que ha presumido a lo largo de este año. Dijo que para 2016 presupuestaría desde cero revisando, con lupa, todos los gastos públicos. El resultado ha sido, una vez más, decepcionante. Si así lo hubiera hecho, hubiera encontrado mucho más grasita que recortar. Sólo encontró ahorros de 1,9% entre el presupuesto de 2016 y el de 2015: 92 mil millones de pesos en un presupuesto total de 4,7 billones de pesos.

Lo que está ahogando al sector público no es sólo la caída en el precio y producción del petróleo, sino la creciente deuda. De 2008 para acá, el gobierno se ha endeudado no sólo en pesos, sino en divisas extranjeras. La deuda exterior se ha más que duplicado como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) durante estos años. Y, ahora, con la depreciación de la moneda nacional, hay que pagar más pesos para los intereses y el capital de la deuda externa. Esto explica, en buena medida, por qué el gasto no programable crecerá 12,2% entre 2016 y 2015: un incremento de 128 mil millones de pesos. Entonces, para bajar en 1,9% el gasto total, el gobierno tuvo que recortar en 5,5% el gasto programable.

Ahí sí metieron la tijera con un recorte de 221 mil millones de pesos. El mayor ajuste lo tendrán los llamados ramos administrativos: 9,9% real menor que el aprobado en 2015. Pero me parece que otra vez sobrevendieron con lo de la base cero. Doy un ejemplo. De acuerdo con un estudio de María Amparo Casar, “del año 2000 al 2011, el presupuesto del Poder Legislativo creció de 4,382 millones de pesos constantes (base 2003) a 6,595 millones de pesos, esto es, un crecimiento real de 50,5%. Este aumento significa que el Poder Legislativo, aunque tiene las mismas funciones y el mismo número de legisladores, cada vez cuesta más”. Uno hubiera esperando, entonces, que en el Presupuesto 2016 le recortaran a las dos Cámaras su gasto tomando en cuenta que siguen haciendo lo mismo. Pues no. La base cero no llegó ahí. De acuerdo con la propuesta de Hacienda para 2016, la Cámara de Diputados recibirá prácticamente lo mismo que en 2015 (7,559 millones de pesos) y el Senado aumentará su gasto en 6,7% con respecto de 2015 (de 4,143 millones a 4,422 millones de pesos en 2016).

Conforme pasen los días y analicemos más detalles del Presupuesto 2016, supongo que encontraremos más rubros donde el gobierno no se atrevió a recortar a pesar de que había grandes oportunidades de hacerlo. ¿Por qué? Por cuestiones políticas. El Presupuesto es, quizá, el documento más político que existe. Ahí se puede observar quién va ganando poder y quién perdiendo. No sólo dentro del Ejecutivo, sino entre los demás Poderes. En el caso del incremento al gasto legislativo para 2016, el Ejecutivo no quiso pelearse con el Congreso. Al revés, quieren apapacharlos sin tocarlos con la tijera.

En el paquete económico del gobierno hay otros ejemplos de sobreventa. Hacienda presume que uno de los objetivos del paquete es “contener el crecimiento de la deuda” reduciendo el déficit público en el que se ha incurrido desde la crisis económica de 2009. Aquí la palabra clave es “contener”, lo cual medio esconde que el endeudamiento continuará. Medido en RFSP, el gobierno adicionará otros 3,5 puntos más de deuda como proporción del PIB. Si tomamos en cuenta que los primeros tres años del sexenio se endeudaron alrededor de siete puntos del PIB (medidos en RFSP), terminando el cuarto año le habrán metido más de diez puntos de deuda como proporción del PIB. Y me pregunto si dentro de los 3,5 adicionales de 2016 están incluidos los bonos que anunció el Presidente para mejorar la infraestructura de las escuelas públicas que, según Peña, sumarán otros 50 mil millones de pesos.

Más sobreventa: según Hacienda, el año que entra la economía mexicana crecerá entre 2,6 y 3,6% y el tipo de cambio nominal promedio será de 15,9 pesos por dólar. Yo creo que ni la economía crecerá tanto ni el peso regresará a esos niveles con respecto al dólar. Y estoy dispuesto, como en años pasados, a apostarlo.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.

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