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Para asegurar la transparencia en Guatemala
Mié, 14/11/2012 - 19:24

Mario Antonio Sandoval

Elecciones en Guatemala: el mapa político entre Patriota y Líder
Mario Antonio Sandoval

Mario Antonio Sandoval Samayoa es periodista, escritor y comunicador social. Es miembro de la Real Academia Guatemalteca de la Lengua, correspondiente a la RAE, y ha sido dos veces presidente de la Asociación de Periodistas. Ha escrito dos libros, varios ensayos y es columnista estable de Prensa Libre (Guatemala).

El presidente Pérez Molina declaró este lunes su decisión de pedir ayuda a los países amigos para tratar de capear la tempestad social provocada por el terremoto del 7 noviembre pasado por medio del uso de dineros propios de Guatemala, provenientes -claro está- de los impuestos y demás ingresos directos o indirectos del Estado. Evidentemente habrá necesidad de utilizar recursos adicionales originados en la participación de las naciones deseosas de colaborar, así como del sector privado nacional e internacional.

Pero entonces queda claro cuál es el primer problema por resolver: la percepción de falta de transparencia en el manejo de fondos, causa de la desastrosa imagen de los funcionarios de todo nivel, así como de los diputados.

Es una pérdida de tiempo discutir si es justa o no esa imagen negativa, ni si es mayor o menor en el caso del gobierno actual. Hay un hecho: existe. Y existe por muchísimas buenas razones, pues en general el período de democracia electoral vivida por el país ha tenido entre sus aspectos negros la virtual competencia entre los políticos electos o quienes por nombramiento ejercen cargos, para avanzar y profundizar más la corrupción, el clientelismo político y el aprovechamiento indebido de los puestos públicos. Esta emergencia de nuevo pone en el tapete la necesidad de exigir un uso correcto de los recursos públicos, además de establecer las prioridades para ejecutarlos, y -por supuesto- de exigir formas eficientes de control de dinero y donaciones.

Una forma útil -creo yo- para lograr la suficiente confianza en el proceso, resulta ser en realidad muy sencilla: solicitar a los donadores internos o externos sus aportes en especie, no en dinero. En el caso de la gasolina o diésel necesarios para ambulancias y maquinaria pesada, por poner un ejemplo, es fácil entregar donaciones en efectivo a las empresas de combustible. Estas se encargarían de repartirlo por medio de vales o algún otro sistema, con el cual también las mismas empresas podrían controlar el uso correcto del combustible donado por estas. Lo mismo puede decirse de comida, agua, materiales de construcción, cobijas, y todo lo demás necesario de entregar lo antes posible a quienes pasarán el frío invierno en albergues.

Los clubes de servicio se especializan muchas veces precisamente en el reparto de ayuda proveniente del extranjero o de Guatemala, y tienen la ventaja de la vocación de servicio de la mayoría de sus integrantes. El voluntariado se puede convertir en una fuerza formidable si se cumplen dos premisas: la primera, una organización adecuada y bien planificada, sin fines politiqueros, y la segunda, un plan preparado para permitir el trabajo complementario pero independiente de esas instituciones. Es evidente la necesidad de aceptar cualquier tipo de ayuda, pero obtenerla del extranjero se facilita cuando el control es hecho por medio de equipos de voluntarios. Esto se debe a la mala imagen del Estado guatemalteco como administrador, en general.

El voluntariado de fuera del país es muy importante. Conozco de organizaciones sociales estadounidenses privadas cuya ayuda llega gracias a aviones militares estadounidenses utilizados para el entrenamiento de tripulaciones de la Guardia Nacional. El presidente Pérez Molina lo conoce bien porque en tiempo de Ramiro de León Carpio debía firmar la autorización del aterrizaje de los gigantescos C-5 utilizados con ese fin. El mandatario necesita ahora tomar la decisión de comprobar con medidas simples cómo está su intención de quitar toda nebulosidad. Ahora le ha dado a la vicepresidenta Baldetti la dirección del esfuerzo, pero por razones de conveniencia para todos, tal tarea será más creíble si solo se encarga de organizar el reparto.

*Esta columna fue publicada originalmente en PrensaLibre.com.

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