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Reformas no laborales en Chile
Lun, 13/10/2014 - 08:57

Paola Cabezas

Reformas no laborales en Chile
Paola Cabezas

Paola Cabezas es Abogada titulada de la Universidad Central (Chile). Además, posee un Diplomado en Negociación de la Universidad Católica de Chile. Algunas de sus especialidades son negociación colectiva, juicios laborales y previsionales, así como arbitrajes en materias de seguros. Actualmente se desempeña como directora del estudio jurídico BC Abogados.

Desde el palacio de La Moneda confirmaron que la reforma laboral podría salir a la luz durante el tercer trimestre de este año, un plazo difícil de creer cuando ya se dijo lo mismo en fechas anteriores. Por lo mismo, sigue siendo extraña la paciencia de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), dirigida por Bárbara Figueroa, positiva comprensión o entendimiento que a uno le gustaría que se mantuviera durante cualquier gobierno.

Vamos al fondo: ¿de qué sirven las reformas laborales en el plan del gobierno? Perdón la franqueza, pero no de mucho. No sirven de mucho, porque antes de hablar de más sindicalización, monopolio de la negociación y otros, debemos enseñar y promover desde las bases (y no a través del típico díptico de la Dirección del Trabajo) el porqué de la sindicalización.

Para eso, se debe cambiar el paradigma de que el sindicato se constituye con el objetivo de molestar al empleador o como mecanismo de queja ante un problema laboral, y promover que el sindicato es la vía de comunicación entre empleador y trabajador, esto con el objetivo de mejorar condiciones laborales. La única reforma laboral que debiera llamarse reforma sindical, y que me hace sentido, es la prohibición al reemplazo en huelga, ya que cualquiera que crea en un derecho del trabajo como derecho constitucional, le guste o no, la debe apoyar.

Mi segunda pregunta es en el mismo sentido: ¿por qué seguimos mejorando el sindicato cuando ni siquiera el 15% de los trabajadores chilenos están sindicalizados? Hagámonos cargo de que si el sindicato hiciera algo por sus afiliados, la tasa de sindicalización sería altísima, pero en Chile el negocio es ser dirigente sindical, nada más. Así, la ley debiera sancionar sindicatos y dirigentes falsos, que no cumplen con el objetivo de proteger a sus afiliados y de vicios como la 'bicicleta del fuero'.

La CUT por su parte pretende terminar con el artículo 161, un artículo que en sí mismo no tiene nada de malo, sino que posee una mala reputación a raíz de su mal uso. Siendo correctos, es imposible de eliminar y su texto no necesita modificaciones. No obstante, la multigremial insiste en eliminarlo pretendiendo que los contratos de trabajo sean eternos y solo terminen por la muerte del trabajador, por ilógico que suene. Así, somos muchos los trabajadores a los que esta reforma laboral no nos beneficia en nada.

Deberíamos estar hablando de rebajar la jornada laboral de 45 a 40 horas a la semana para ser un país más OCDE, pero en vez de aquella discusión tenemos a un diputado diciendo que es mejor cerrar los malls los domingos en la tarde, sin pensar en el efecto sobre los empleos part time, la desaceleración económica que ya estamos viviendo y, un detalle, mi derecho a elegir si quiero ir a un mall o no los días domingo en la tarde. Además, cerrar el comercio no le mejorará la vida familiar al guardia, al aseador o al chofer, ni a tantos otros.

No se habla de un procedimiento que fije con reglas claras el alza del sueldo mínimo. No, es mejor dejarlo como pelea entre gobierno y oposición para que alguien quede bien con el trabajador, una vez al año. No se habla de eliminar formalismos inútiles en el proceso de despido, formalismos que solo castigan al empleador, pero no deshacen el despido decidido.

De flexibilidad laboral, nada. Nada que promueva más allá del bono la contratación de jóvenes que ingresan al mercado laboral, ni la contratación de adultos mayores a pocas horas y servicios menores. La flexibilidad en los horarios es un tema al debe en Chile.

Ni tocar la indemnización por años de servicio, que solo sirve para que un despido después de muchos años en una empresa sea casi positivo o te convierta en inamovible, trabajes bien o mal. Nada de fortalecer a la Dirección del Trabajo, por lo que seguirán existiendo los mismos 160 fiscalizadores para todo Chile.

¿Y lo que se ha hecho? Una ley anti multi RUT que no fue nada más que explicitar lo que algunos jueces ya hacían sin necesidad de una ley. El derecho del trabajo solo se rigidiza, lo hace hasta el punto de que cuando contratemos a una asesora del hogar, se lo tendré que informar a la Dirección del Trabajo. ¿Para qué? Para que acuda a fiscalizar a mi casa cuando no estoy y nadie sepa dónde está el contrato, las imposiciones, las liquidaciones de sueldo y me cursen al menos tres multas.

Avísenme cuando hablemos de reformas laborales en serio, por favor, porque hasta ahora, nada.

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