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Silencio organizativo: una voz de alerta para las organizaciones
Vie, 03/10/2014 - 09:40

Paola Cortés Pardo

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Paola Cortés Pardo

Paola Cortés Pardo es publicista, candidata a Doctora en Dirección de Empresas en la Universidad de Valencia (España), Magister en Mercadeo y  Docente del Programa de Mercadeo Internacional y Publicidad de la Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas  de Universidad Icesi (Colombia). Ha sido Docente invitada en la Maestría de Comunicación y Marketing de la Universidad de Especialidades del Espíritu Santo (Ecuador).

“Había una vez un emperador al que tanto importaban sus vestidos, que encargó un traje nuevo a dos bribones que prometieron hacerle un traje con una tela tan especial que solo podrían ver quienes no fueran tontos o indignos de su cargo. Pero solo acumulaban el oro y los ricos materiales que recibían, mientras hacían como que tejían. Cuando los asesores del emperador fueron a ver a los sastres, tuvieron miedo de ser tomados por tontos, y regresaron alabando grandemente el traje. Lo mismo ocurrió con cuantos los visitaron, y con el propio Emperador, quien, cuando el traje estuvo listo, no dudó en quitarse sus ropas. Y fue al desfile vestido con sus invisibles telas, que también eran alabadas por todo el pueblo. Hasta que un niño gritó entre risas "el emperador está desnudo", y todos, incluido el emperador, se dieron cuenta del engaño y del ridículo que habían hecho”.

Este es el resumen de un cuento de hadas danés, escrito por Hans Christian Andersen en 1837, aplicable como ejemplo claro de lo que padecen muchas empresas en nuestros días, ya que las personas por quedar bien o por no ser discriminadas socialmente, no ejercen su derecho a comunicarse o lo hacen mintiendo u omitiendo información.

En el mundo de las organizaciones existe el fenómeno del silencio organizativo, el cual consiste en la retención de información, opiniones e inquietudes por parte de los empleados; este es un fenómeno de difícil detección, por lo cual pasa inadvertido ante los ojos de los gerentes y directivos, quienes muchas veces creen que el silencio de los empleados es una muestra de aprobación a las diferentes situaciones por las que pueda estar atravesando una organización.

El miedo, la indiferencia, un ambiente laboral injusto, un estilo de liderazgo inadecuado o hacer parte de una minoría (ya sea étnica o de otra índole), son algunas de las causas del silencio organizativo, pues los empleados muchas veces temen ser aislados socialmente por ser tildados de problemáticos, ser despedidos o removidos de su cargo; es decir, castigados por atreverse a tratar asuntos que son incomodos para sus jefes. En este mismo sentido, también se encuentran las organizaciones que obligan a los empleados de todos los rangos a guardar silencio, bajo el pretexto de la confidencialidad, lo cual no esta del todo mal, siempre y cuando dicha confidencialidad esté acorde con los lineamientos éticos de la empresa y el empleado.

Los efectos que el silencio organizativo trae a las empresas van desde la insatisfacción laboral, la baja productividad, la no detección de errores, hasta la destrucción de la creatividad; pero este fenómeno también tiene consecuencias emocionales para los trabajadores que lo padecen, pues algunos estudios han encontrado que la inseguridad, el resentimiento, la rabia, la baja autoestima, el desanimo y el burnout (síndrome del quemado), son emociones que padecen quienes practican el silencio organizativo dentro de su lugar de trabajo.

Pese a todas las evidencias que se han encontrado alrededor del silencio organizativo, este fenómeno aún no tiene el nivel de importancia que debería entre los gerentes y directivos de las compañías, ya que casi todos consideran que la comunicación con sus empleados está bien, aunque esta suposición la hagan basados en presentimientos. Muy pocas empresas se preocupan por evaluar cómo esta la comunicación entre empleados, jefes y directivos.  

Cuando un jefe castiga, se burla  o es indiferente ante algún comentario de uno o varios empleados, está abriendo la puerta para que un fuerte enemigo entre y contagie rápidamente a la organización, sin que sea detectado. La pregunta que quedaría entonces es: ¿qué tanto silencio organizativo se practica en su empresa?