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Tres claves de un Servicio de Empleo de primera
Jue, 16/10/2014 - 09:18

Verónica Alaimo

 Mi mujer, que no trabaje
Verónica Alaimo

Verónica Alaimo es economista de la Unidad de Mercados Laborales y Seguridad Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Lidera la investigación en temas de protección contra el riesgo de desempleo, así como participa en el diseño e implementación de proyectos sobre mercados laborales en la región. Cuenta con un Doctorado en Economía de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign en el 2007, y con una Maestría y un Bachillerato en Economía de la Universidad Nacional de La Plata.

Si tuviéramos que hacer un ranquin de los Servicios Públicos de Empleo, Corea ocuparía, sin duda, uno de los primeros puestos mundiales. Un dato de muestra: los Job Centers (Oficinas de empleo) consiguieron empleo para 1,5 millones de personas con sólo 4.000 funcionarios, mientras que otros países, como Japón, insertaron 1,9 millones de trabajadores con 28 mil funcionarios. Pero ¿cuáles son las claves del éxito del SPE de Corea? Sin ánimo de ser exhaustiva, voy a enumerar los tres factores que en una reciente visita me han parecido más innovadores y llamativos.

1.- Un claro enfoque hacia la creación de empleo. Aunque el hábito no hace al monje, la prestación para los desempleados en Corea no se llama “Seguro de Desempleo” sino “Seguro de Empleo”. Con ello quieren enfatizar que el objetivo principal de esta prestación no es dar un subsidio a los desempleados, sino facilitar que un trabajador desocupado pueda volver cuanto antes al mercado de trabajo. Por ejemplo: para poder recibir la prestación por desempleo, es imprescindible que el desempleado esté procurando recolocarse, ya sea porque está participando en procesos de selección de personal, o bien porque está tomando cursos de capacitación. Y si el desempleado encuentra un trabajo en menos de 3 meses, recibe un “bonus” de toda la prestación a la que tenía derecho (6 meses) como “premio” por haberse empleado rápidamente.

2.- Una atención integral y especializada. En Corea, los Job Centers centralizan, en un único servicio, las políticas activas y pasivas. Bajo un mismo paraguas, las Oficinas de Empleo ofrecen orientación laboral para capacitación y oportunidades de empleo; gestionan las prestaciones de asistencia social y por desempleo; y ofrecen un servicio individualizado para los grupos vulnerables. Todo ello con un enfoque hacia el usuario, agilizando los servicios gracias a la integración de programas y recursos, y ahorrando tiempo y esfuerzos al buscador de empleo.

3.- Un sistema basado en la información y el conocimiento. La información es poder. Y en Corea han decidido aprovechar al máximo el potencial tecnológico y crear sistemas de información integrales, que permitan dar a todos los agentes (gobierno, empleadores, buscadores de empleo, investigadores, etcétera) información relevante y puntual sobre el mercado de trabajo. Así, por ejemplo, las ofertas laborales publicadas en Work Net (la bolsa de empleo online) permiten conocer en tiempo real vacantes difíciles de cubrir; los cursos pagados con una “Tarjeta de Capacitación” (como una tarjeta de crédito vinculada al Seguro de Empleo) quedan registrados directamente en los Servicios de Empleo, de manera que se verifica automáticamente que el buscador de empleo puede recibir la prestación de desempleo, etc. La integración de todas estas fuentes de datos genera información útil, que se utiliza para la toma de decisiones de políticas basadas en evidencia, para evaluar la eficiencia de los servicios y para evolucionar constantemente hacia sistemas más efectivos.

Del caso de Corea se pueden extraer muchas más lecciones, incluso en países de nuestra región que, en muchos casos, están lejos de tener un Servicio de Empleo similar. Pero creo que si nos inspiráramos en su determinación absoluta por crear un Servicio de Empleo potente y en su enfoque de revisión continua de sus sistemas para mejorar constantemente, podríamos dar un salto de gigante en nuestros países. El empleo de miles y miles de trabajadores de nuestra región bien vale el esfuerzo, ¿no creen?

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Factor Trabajo del Banco Interamericano de Desarrollo.