Recientemente se entregaron los resultados del segundo SIMCE de Educación Física, realizado a más de 28 mil alumnos de octavo básico de Chile. La prueba arrojó preocupantes resultados y dejó en evidencia notorios niveles de obesidad y sedentarismo de los escolares chilenos.

El test reveló que cuatro de cada diez alumnos presenta sobrepeso u obesidad. En cuanto a la condición física, detectó resultados más alarmantes: nueve de cada diez escolares necesita mejorar su flexibilidad y fuerza de piernas y brazos.

Para atacar el problema del sedentarismo desde los primeros años de vida, el ministro de Educación, Harald Beyer, propuso aumentar –en dos horas adicionales- las clases de educación física de 1° a 4° básico, en todos los colegios del país. Esto se complementa con un nuevo currículum para la asignatura de Educación Física y Salud, el cual incorpora aprendizajes que contribuirán a que los estudiantes tengan una vida más sana.

Lo complicado de esta situación es que si los niños arrojan estos resultados, este test en los adultos no sería mejor. Según TNS Time, el 72% de los chilenos trabajadores declara sentir debilidad física, cansancio y estrés cuando no se alimentan saludablemente. De hecho, estudios del Ministerio de Salud indican que el 30% de las licencias médicas, en Chile, son por este último factor.

El gobierno está haciendo lo correcto al preocuparse de la alimentación y salud de los escolares. Pero, aún así, estos programas pueden replicarse en adultos y las empresas pueden fomentar estilos de vida saludable para sus trabajadores y familias.

En Sodexo Soluciones de Motivación creamos hace siete años el Programa Vivir Bien, el cual entrega herramientas para que las personas adquieran hábitos de buena alimentación y salud laboral. Especialistas evalúan a cada trabajador y según su diagnóstico le entrega técnicas de nutrición, manejo del estrés, bienestar familiar y laboral, mejorando su calidad de vida y previniendo enfermedades.

La compañía ya tiene una gran experiencia en estos casos. Cerca de 130 mil personas provenientes de más de 200 empresas, universidades e instituciones educativas han pasado por este programa de capacitación. Los resultados posteriores indican que el 38% de los participantes disminuyó de peso, el 33% bajó el colesterol y el 26% bajó su presión sistólica. Este programa ha dado pruebas claras de que con una buena educación las personas pueden adquirir hábitos de vida saludable.

Las personas sanas en cuerpo y mente son más felices, trabajan más motivadas, tienen mejor rendimiento y pueden compatibilizar de mejor modo su vida laboral con la familiar.

En definitiva, el gobierno chileno podría aprovechar de incorporar estos planes de vida saludable no sólo con los niños en la etapa escolar. Los adultos también debieran ser motivo de preocupación. Mucho se puede hacer al respecto.