Pasar al contenido principal

ES / EN

"Verano naranja" o el inexistente debate económico en Chile
Jue, 16/01/2014 - 15:53

Germán Mujica

Chile, país sin burbuja
Germán Mujica

Germán Mujica es ex subdirector de AméricaEconomía, y economista de la Universidad de Chile, con un postgrado en Boston University.

Despachadas las elecciones presidenciales con el abrumador triunfo de Michelle Bachelet, todo el mundo quiere aparentar una extraña mezcla de tranquilidad y satisfacción. La izquierda, por de pronto, está feliz, lo mismo que el presidente Sebastián Piñera. La derecha siente que lo peor ya pasó, saluda respetuosamente al nuevo gobierno, mientras bajo el eufemismo de “autocrítica” saca los cuchillos para el momento de pagar las cuentas, alistándose con no poco y sorprendente optimismo para las próximas batallas. Los grandes empresarios declaran que no hay ningún problema con un gobierno de la Nueva Mayoría y estampan, créalo o no, que “vamos a seguir adelante con las inversiones ya planificadas”. Los movimientos sociales dan tregua y esperan a ver cómo viene la mano con el nuevo gobierno. ¿La economía? Perdón, pero no es tema, hay cosas más serias y emocionantes de qué preocuparse, recursos habrá y saldrán de alguna parte.   

Bienvenidos al engañoso “verano naranja”, como la festiva canción de los ’70 donde al azote de una temperatura de más de 30 grados de pronto todo se veía alegre y promisorio.

Pero hace unas pocas semanas las cosas no eran así. Los datos económicos se veían preocupantes –con un segundo semestre de crecimiento del PIB a la baja y de apenas 4%-, el Banco Central rebajaba la tasa de política dos veces y dejaba la mesa servida para un tercer recorte, mientras los ministros Larroulet y Larraín advertían sobre el negativo impacto de las medidas económicas y políticas de un próximo gobierno con poco de centro y mucho de izquierda. Fueron acusados, por cierto, de alentar una campaña del terror. Ellos dijeron que no, que era la realidad no más.

Mejor poner paños fríos: tal como se señaló en esta columna hace un par de meses, y fue refrendado después por un importante asesor de Hacienda, la brusca desaceleración de la economía no había que buscarla en los factores externos -de hecho, el entorno económico internacional del 2013 y 2014 era relativamente mejor y más auspicioso que en los años anteriores-, sino que en nuestro crispado ambiente interno.

Las cifras en detalle del Imacec vinieron a activar las alarmas y a mostrar crudamente las cosas: la desaceleración ha radicado casi exclusivamente en el descenso de la inversión, es decir, en la percepción, cálculos y decisiones concretas del sector empresarial; la satisfacción por haberse creado 800.000 nuevos empleos y haber crecido 5,5% promedio entre el 2010 y 2012 es casi un recuerdo melancólico. Ahora hay que hablar de un proyecto de reforma tributaria que viajará al Congreso a partir del mismísimo marzo, de la eliminación del FUT, de la educación gratuita, del DL 600 y la inversión extranjera, y hasta de reflexionar ­-según algunos delirios reales o imaginados- sobre ¡la autonomía del Banco Central! Nada parecido a un verano naranja, porque además hay poco tiempo.   

Ya sabemos que quizás el modelo de economía en cuatro años en Chile, aparentemente más vigente que nunca después de este gobierno, es freno al comienzo –que ya está certificado- para retomar la velocidad después, si es que hay velocidad. Pero el verano 2014 contiene elementos nuevos que le otorgan una rara originalidad al debate económico. Uno, la Nueva Mayoría no se pronuncia explícitamente sobre crecimiento económico, inflación, tasa de inversión, en fin, sobre equilibrios macroeconómicos y otros indicadores aburridos. Dos, algunos analistas de la plaza descubrieron que en Chile se inició un “nuevo ciclo político”, lo que sea que esto signifique.

Para la vida social y para el desempeño económico, no hablar de economía en la forma convencional y al mismo tiempo levantar el “nuevo ciclo político” es una fórmula desconocida, tal vez sana y correcta, tal vez incoherente y explosiva.

Todos necesitamos un verano naranja. Pero hágase ya la idea: no va a ser así este 2014. Las máscaras de tranquilidad serán reemplazadas por la dureza de las posturas y la ambigüedad de los argumentos. ¿La economía real?: observando desde la sombra, con gráficos añejos de Imacec y crecimiento potencial.       

Países
Autores