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Viva el voto voluntario
Sáb, 29/10/2016 - 11:49

Elías Selman

Elías Selman
Elías Selman

Cofundador de América Economía.

Las elecciones de alcalde y concejales del domingo pasado, en Chile, dieron un triunfo contundente a la oposición al gobierno de centro izquierda encabezado por Michelle Bachelet. El resultado no causó gran sorpresa, ya que el nivel de aprobación de la presidenta está en el suelo (llegó a un escaso 23% en septiembre, según Adimark).

La caída del precio del cobre, a la mitad de lo que era hace tres años, explica una parte importante del malestar ciudadano; la otra se explica por la desprolijidad e incompetencia con que el gobierno ha llevado a cabo un conjunto de reformas emblemáticas, cuyo propósito en el origen era emparejar la cancha de un país tremendamente desigual. No hay duda que a pesar de la nobleza del propósito y la importancia que tiene para el futuro de Chile disminuir la desigualdad, dado los resultados del domingo pasado, hay una alta probabilidad de que en las elecciones presidenciales del próximo año triunfará la centro derecha. Sin embargo, tengo la esperanza de que triunfe quien triunfe, las reformas no serán eliminadas del todo, sino corregidas, por el bien de Chile.

Lo que sí llamó fuertemente la atención fue el alto nivel de abstención registrado. El 65% de las personas en edad de votar (mayores de 18 años) no concurrió a los centros de votación. En Chile, el voto es voluntario, desde el año 2012, gracias a una reforma a la ley de elecciones que fue aprobada por una amplia mayoría parlamentaria. Prácticamente todos los partidos estuvieron de acuerdo en apoyar el voto voluntario.

No obstante, a la luz de las cifras de abstención registradas el domingo pasado, ya empiezan a surgir diferentes actores políticos, de todos los sectores y partidos, pidiendo restablecer el voto obligatorio. Algunos incluso haciendo un mea culpa. Incluso el influyente Don Francisco, animador de TV chileno, conocido en toda América Latina y entre los hispanos de EE.UU. por su  mítico programa "Sábados Gigantes", criticó fuertemente la voluntariedad del voto en Chile: "aquellos que decidieron que el voto no fuera obligatorio se equivocaron rotundamente", resaltó, y pidió corregir el sistema, es decir, volver cuanto antes al voto obligatorio .

Es verdad que es deseable que en las elecciones participe una gran mayoría de personas. En efecto, el compromiso cívico se puede medir por la participación electoral, pero esto será valido siempre y cuando el voto sea voluntario, ya que si el voto es obligatorio y además con una penalización para los que no se presenten a votar, no es posible atribuir un alto compromiso cívico al nivel de participación de la ciudadanía en las elecciones.

Es preciso destacar que el mundo tiende hoy a preferir el voto voluntario. Tal es así, que de los países de la OCDE sólo cinco tienen voto obligatorio. La gran mayoría opera con voto voluntario   (ver recuadro).

En América Latina, en cambio, todavía hay una cantidad importante de países que operan bajo la obligatoriedad del voto (ver recuadro). Sólo Chile, Colombia, El Salvador, Nicaragua y Venezuela tienen voto voluntario. Los países grandes, como Brasil, México y Argentina tienen voto obligatorio, lo que significa que la gran mayoría de la población latinoamericana vive bajo un sistema de voto obligatorio. En esos países, el nivel de abstención que registraron en las últimas elecciones presidenciales estuvo en el rango de 20% a 58% (ver recuadro).

El voto voluntario definitivamente es mejor, porque obliga a los políticos a mejorar su oferta en calidad y cantidad, ya que no solamente se trata de estimular a las personas a votar por un determinado candidato, sino que los obliga también a convencer que vale la pena salir a votar.

Es altamente probable también que la gente que decide votar esté mejor informada, de esta manera, el sistema de voto voluntario redundará en que los candidatos elegidos sean los mejores, lo que finalmente significa una clase política de más calidad.

Es posible también que el voto obligatorio favorezca el clientelismo, y en esa medida, a los regímenes populistas tan frecuentes en nuestra región. A mi juicio, es una buena razón adicional para preferir el voto voluntario.

Otro hecho importante de destacar es que un alto nivel de participación electoral se da también en países que atraviesan por una crisis muy profunda, con un alto nivel de polarización, donde los ciudadanos sienten que en la elección se juegan la vida. Puedo recordar lo que ocurrió en Chile, en el año 1970, cuando salió electo Salvador Allende... y es lo que pienso que ocurrirá en Venezuela en una futura elección de presidentes.

El voto obligatorio se explica en parte importante por el hecho de que las personas más educadas y de mayor nivel socioeconómico son las que tienden a tener una mayor participación electoral. Sin duda, que en el contexto de lo que era América Latina, hace varias décadas, era importante que las personas con menor nivel educativo tuvieran una voz en el proceso democrático. Hoy en día, el nivel educacional ha mejorado significativamente, no sólo por el aumento de los años de escolaridad promedio en la región, sino también por el acceso a la tecnología. La mayoría de las personas tienen un teléfono celular y muchos son activos participantes en las redes sociales. En este contexto, es deseable que los países de América Latina evolucionen hacia el voto voluntario, y en el caso de Chile, sería un profundo error y una vuelta atrás volver al voto obligatorio.

Al mismo tiempo, es importante que se tomen medidas para subir la participación electoral de la población, para lo cual se deberían implementar una serie de políticas. En lo educativo, por ejemplo, reincorporar las clases de educación cívica en los currículos escolares.

 También se debería facilitar el proceso de votar, para hacerlo mas amigable, incorporando nuevas tecnologías, como la del voto electrónico, la votación on line; que se pueda votar en un periodo de y no en un sólo día; que las personas que estarán ausentes el periodo de votación puedan hacerlo con anticipación. Es increíble que en el caso de Chile, país donde vivo, todavía se vote como se votaba hace 50 anos.

En los nuevos tiempos que corren, donde la ciudadanía exige   mayores niveles de libertad y empoderamiento, sigamos aferrados al voto obligatorio, una practica que respondió a un tiempo distinto y a necesidades que hoy día no se justifican.

 

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