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China y su creciente demanda de flores
Mar, 26/01/2016 - 08:37

David Pérez

El rol de China en las finanzas del desarrollo
David Pérez

David Pérez es negociador internacional de la Universidad EAFIT (Medellín, Colombia), especializado en diplomacia comercial y estrategias de acceso a mercados. Ha vivido en China por cuatro años, liderando diferentes proyectos de internacionalización de empresas extranjeras, cooperación internacional y establecimiento de cadenas globales de suministro. Es columnista en Portafolio, principal diario económico en Colombia y ha sido panelista en diferentes foros económicos relacionados con Asia y mercados emergentes.

China constituye actualmente uno de los mercados de flores frescas más pequeños a nivel mundial por su valor de importaciones. En comparación con Japón, país que importa alrededor de US$350 millones, China apenas importa alrededor de US$35 millones, sin embargo, cuenta con una población cercana a los 1.500 millones de habitantes y una clase media-alta todavía en expansión.

Independiente del contexto actual a nivel mundial y el más lento crecimiento de China durante los últimos años, al igual que el consumo de café, el mercado de flores es tan pequeño comparado con el resto del mundo, que en China este mercado puede presentar una única variante: ser positiva. El bajo consumo per cápita de estos productos da indicaciones de un crecimiento natural, dirigido por la transición normal del consumidor en torno a este tipo de productos.

El consumo de flores frescas en China está direccionado principalmente por la industria hotelera, por los diseñadores de bodas y el consumo online. Es que con el incremento de la clase media, se afecta positivamente el consumo de productos de mayor valor agregado, importados y con cierto grado de exclusividad.

Al igual que en Occidente, San Valentín (febrero) es una fecha importante para el consumo de flores, pero adicionalmente, China celebra otro fecha de San Valentín a mediados de agosto, y esta última es casi dos veces mayor a las compras que se generan para febrero.

El dragón asiático reúne los factores más importantes para convertirse en un mercado de gran importancia para los floricultores colombianos y ecuatorianos. China cuenta con una clase media superior a Estados Unidos (mayor destino de las exportaciones de flores colombianas), la industria se encuentra en una fase inicial, no hay una estructura logística debidamente desarrollada, el sector hotelero crece a todo pulmón (impulsado por las ciudades intermedias y la urbanización del país) y actualmente es el mayor mercado online del mundo (superó a Estados Unidos en 2014), con ventas estimadas por más de US$500 billones. Los factores anteriores hacen de China un mercado virgen para el sector floricultor y que probablemente presente crecimientos exponenciales durante los próximos cinco años en su consumo.

Ecuador ha sido el gran explorador de esta oportunidad. A través de PROECUADOR, el país ha logrado posicionar sus rosas en China como las mejores a nivel mundial, hasta el punto que entre 2013 y 2014 sus exportaciones de flores frescas a China se triplicaron, alcanzando un total de US$3,7 millones a finales de 2014.

Diferentes floristerías y tiendas online se han especializado únicamente en la comercialización de rosas ecuatorianas y la marca país se ha ido posicionando poco a poco. Ecuador comenzó con las exportaciones de flores a China a mediados de los 90 y es un producto insignia en la relación comercial Ecuador-China.

En cuanto a Colombia, los empresarios apenas comienzan a explorar el mercado, las exportaciones en 2014 también crecieron exponencialmente, pero alcanzaron únicamente US$700.000. Las cifras de 2015 se estima que fueron del doble.

China y su creciente demanda de flores de Colombia cuenta con algunas ventajas comparativas como la producción de más variedades, una calidad y cantidad bastante constante durante los doce meses del año.

China apenas comienza su consumo de flores, por eso es que es una excelente oportunidad para la diversificación de destinos y la reducción de dependencia hacia mercados como Estados Unidos y Rusia, los que han venido variando drásticamente su consumo de flores durante los últimos años.

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