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La relación entre los males de Guatemala
Vie, 04/10/2013 - 10:29

Mario Antonio Sandoval

Elecciones en Guatemala: el mapa político entre Patriota y Líder
Mario Antonio Sandoval

Mario Antonio Sandoval Samayoa es periodista, escritor y comunicador social. Es miembro de la Real Academia Guatemalteca de la Lengua, correspondiente a la RAE, y ha sido dos veces presidente de la Asociación de Periodistas. Ha escrito dos libros, varios ensayos y es columnista estable de Prensa Libre (Guatemala).

Dentro de algunos días será realizado en Guatemala el Encuentro Nacional de Empresarios (Enade), con el tema “Sin divisiones multiplicamos el desarrollo humano y social”.

Además de tocar temas sobre competitividad e inversión, así como de fortalecimiento institucional, me parece muy acertado referirse a un tema socioeconómico de primer orden: intentar la reducción de la pobreza del 51% al 35%. Implica pensar en un esfuerzo constante a mediano y a largo plazo, imposible de realizar si no se alcanza un acuerdo con partidos políticos, instituciones gubernativas y no gubernativas, grupos empresariales y, en general, la totalidad de los ciudadanos, entre quienes ya es evidente el negro presente y peor futuro nacionales si no se hace algo.

Las lacras sociales, como la desnutrición, se relacionan de manera directa con otras duras realidades, como la falta o la inefectividad de la educación. Ya se acepta el hecho de la imposibilidad de educar o al menos instruir en las escuelas a niños con hambre y, peor aún, si en los fundamentales primeros mil días de vida no tienen la alimentación adecuada. Esto, a su vez, también se relaciona con la cantidad de hijos de las mujeres, en demasiadas ocasiones como resultado de uniones no regularizadas legalmente o siquiera estables. Por ello los males de la sociedad como conjunto y de sus integrantes, sobre todo niños, están relacionados unos con otros y combatirlos debe ser el resultado de acciones simultáneas en todos los campos.

Todo camino de mil millas comienza con un paso, dice el adagio chino. Por eso es aceptable la decisión de los empresarios organizadores de Enade de dedicar su reunión anual a poner sobre el tapete el reto de cómo actuar, qué se puede hacer, para terminar con esa realidad tan dura. Esto pasa por revisar desde una perspectiva humana, sobre todo, las teorías económicas y sociales tradicionalmente aplicadas en el país. Pasa también por aceptar el concepto ahora no solamente no aceptado, sino rechazado, de la unidad del conjunto -como la mazorca es una, y se integra con granos de maíz. Debido a ello debe tenerse plena conciencia de estar frente a una puerta o una ventana cerradas, imposible de dejar así una vez son abiertas.

El plan de Enade implica además una alta dosis de paciencia, porque el concepto de luchar contra la desnutrición y la falta de educación, por ejemplo, será apoyado por todos en el campo teórico, pero no lo será tanto cuando se evidencien sus efectos en el estatus económico de determinados grupos sociales. Se necesita afianzar y generalizar este conocimiento: alguien debe pagar, alguien debe disponer parte de su peculio para avanzar en este combate al subdesarrollo humano, cuya permanencia es la responsable de la falta de oportunidades de trabajo en un mundo globalizado donde cada vez son más altas las exigencias de un nivel mínimo de educación, cada vez más alto, para integrarse a algo distinto a los puestos de menor escala.

Claro, dichos esfuerzos serán inútiles si se mantiene el nivel de corrupción, si quienes llegan al gobierno en demasiados casos solo piensan en los negocios turbios y en el enriquecimiento fácil a la sombra del Estado. Para facilitar el convencimiento de la validez de estos criterios, se debe pensar en la carencia de tiempo para continuar sin hacer nada, o haciendo muy poco, de manera desordenada y con cada quien trabajando por su cuenta. Enade tiene importancia porque representa a un sector de primera importancia en el país, al tener la capacidad de decisión de no sólo tomar decisiones económicas, sino también de efectos sociales generalizados, posibles de hacer realidad gracias a alianzas de beneficio para todos los sectores, no solo uno.

*Esta columna fue publicada originalmente en Prensa Libre.com.

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