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23 años de la Alemania unida y el triunfo de la Merkel
Mié, 09/10/2013 - 08:17

José Ignacio Moreno León

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José Ignacio Moreno León

Ingeniero químico de la Universidad de Louisiana (USA), Master en Administración de Empresas de la Universidad Central de Venezuela y en Administración Fiscal y Desarrollo Económico de la Universidad de Harvard. Es además rector de la Universidad Metropolitana de Venezuela.

El pasado jueves 3 de octubre se cumplieron 23 años de la reunificación de Alemania, a raíz de la integración de la República Democrática Alemana con la República Federal de Alemania, como producto de un intenso proceso de negociaciones que concluyeron con el histórico tratado mediante el cual se garantizaba la independencia de la Alemania reunificada, incorporada posteriormente como miembro de la Comunidad Europea, ahora Unión Europea, e igualmente como miembro activo de la  Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Ese proceso evidenció un gran contraste entre dos modelos económicos y políticos: el modelo comunista de la llamada República Democrática Alemana (RDA), sumida entonces en una grave crisis económica, con un PIB per cápita y productividad laboral cercanos a la mitad de los de la República Federal de Alemania (RFA), en la que se había establecido un modelo de economía social de mercado. El nivel de desempleo de la RDA era el doble de la RFA y los salarios apenas alcanzaban a la mitad de lo que devengaban los trabajadores en la RFA. Además, hasta la caída del Muro de Berlín, en la RDA, cautiva de un gobierno comunista con su sistema de planificación centralizada, se había reducido el número de empresas privadas de 23% del sector industrial en 1950 a sólo 4% diez años más tarde, lo cual había ocasionado que para 1989 el PIB sólo equivalía a 31% del PIB de la RFA; todo ello, a pesar de que antes de la guerra, la región oriental era más desarrollada, con un PIB per capita que para entonces superaba en más de 27% al de Alemania Federal.

Correspondió al canciller Helmut Kohl coordinar el proceso de reunificación de las dos Alemanias, a raíz del cual se generó inicialmente un impacto desacelerador del dinámico crecimiento que se tenía para entonces en la Alemania Federal, debido al apoyo que tuvo que dársele a la endeble economía de Alemania del Este. 

Sin embargo la Alemania integrada reinició muy pronto su firme progreso económico, alcanzando en la actualidad y frente a la crisis financiera global, una sólida posición que para algunos analistas representa un nuevo milagro económico.

Pero las razones del éxito del proceso de reunificación de Alemania podríamos decir que se inician con los esfuerzos de racionalización económica impulsados por los demócrata cristianos Konrad Adenauer y Ludwig Erhard, a partir de la reconstrucción de la Alemania Federal, luego de la Segunda Guerra Mundial, quienes entre 1949 y 1961 promovieron la integración de la sociedad de ese país y el modelo de economía social de mercado, como política fundamental de gobierno continuada, con algunas variantes, por los sucesivos cancilleres y ministros de economía, incluyendo a Helmut Kohl, quien además de liderizar el proceso de reunificación incorporó el tema ecológico, la reducción del intervencionismo estatal y el desmontaje de regulaciones. 

En las últimas dos décadas, y luego de concretarse la reunificación de las dos Alemanias, al asumir el gobierno Gerhard Schröder se tuvo que recurrir a un mayor control de la economía y a una reforma laboral para incrementar la eficiencia y productividad y enfrentar los altos costos de la reunificación.

En 2005, Angela Merkel ganó en apretadas elecciones el mandato como canciller convirtiéndose en la primera jefe del gobierno de su país oriunda de la extinta Alemania del Este y a quien le tocó enfrentar, mediante hábiles coaliciones gubernamentales, durante los dos períodos de gobierno que ha ejercido, políticas alternativas frente a la crisis de la economía global, con una mayor participación del Estado en el sector financiero, pero siempre preservando los principios fundamentales de la economía social de mercado que promueven las bases de la competencia perfecta y de humanización de la economía, todo ello a través del esfuerzo concertado del Estado, el sector privado y la sociedad en general. 

El nuevo e importante triunfo de la Merkel, al frente de su partido la Unión Demócrata Cristiana y la Unión Socialcristiana de Baviera, que en las recientes elecciones alcanzó la cifra histórica de 41.6% de los votos, representa un reconocimiento de la sociedad alemana a quien por ocho difíciles años ha logrado conducir exitosamente la economía y sociedad de ese país. 

Y las cifras no mienten: hoy en día Alemania es la economía más poderosa y estable de Europa y una de las más prósperas a nivel mundial, con un superávit fiscal para finales de 2012 de 0,2% del PIB, un índice de desempleo de sólo 5,3% de la población activa, un superávit en su balanza comercial de cerca de 100.000 millones de euros, cifras que contrastan abiertamente con sus vecinos europeos sumidos en la crisis económica. 

La Alemania de la Merkel se mantiene entre los diez primeros países con elevado desarrollo humano y como el segundo exportador a nivel mundial después de China. Por cierto, no olvidemos que los carros que vamos a importar de China se mueven con motores fabricados en Alemania.

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