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Bancos públicos en Brasil: un carnaval de préstamos
Mar, 03/12/2013 - 20:06

Juan Foxley Rioseco

Aussies y Loonies en los bancos centrales
Juan Foxley Rioseco

Juan Foxley Rioseco es Miembro del Panel de Expertos en Administración de Reservas Internacionales del Fondo Monetario Internacional. Ha participado en numerosas misiones de asistencia técnica a los bancos centrales de Bolivia, Camboya, Cabo Verde, Republica Dominicana, Guyana, Irán, Israel (WBGS), Ruanda, Seychelles, Sierra Leona, Islas Salomón, Vanuatu, Vietnam y Yemen. Se desempeñó como gerente de la División Internacional del Banco Central de Chile, responsable por la administración de las reservas internacionales. Fue Director Ejecutivo para bancos centrales y entidades soberanas de Latino América y el Caribe con BBVA; gerente, asesor y director de empresas en Chile. Graduado en University of Pennsylvania (M.A, Econometría, Finanzas), además es Ingeniero Comercial (Distinción Unánime) y Magister en Economía Monetaria y Fiscal, ambos en la Universidad de Chile.

Los déficit fiscales  y las advertencias de rebaja en el rating de crédito soberano motivaron al ministro Mantega a anunciar el recorte de 20% en la expansión crediticia de sus tres mayores  bancos públicos para 2014.

Bndes (prestamista de grandes empresas y proyectos), Caixa (crédito de vivienda) y Banco do Brasil (préstamos al sector rural) aumentaron 25% promedio anual sus préstamos en 2011 and 2012, comparado con un alza de solo 10% de la banca privada. Este año la expansión continuó, al punto que la participación de mercado de la banca pública sobrepasó el 50% del mercado de USD 1,09 trillones norteamericanos.

Tal como lo describió la misión del FMI en octubre:

“La sustancial expansión del crédito por los bancos públicos durante los años recientes ha sido financiada en buena parte con transferencias del Tesoro Público. Desde la crisis financiera global, el gobierno ha provisto préstamos subsidiados a los bancos de desarrollo, especialmente a Bndes”

“El costo fiscal del crédito del gobierno ha aumentado también porque la tasa de interés cobrada por el gobierno a sus bancos públicos fue reducida en 100bps a 5% durante 2012, aplicándose dicha tasa a toda la cartera de préstamos vigentes”.

Y para los así llamados Créditos de inversión sustentables las tasas de interés nominal son aún tan bajas como 3,5% que se comparan con una inflación de 5,8% a doce meses.  

Las preocupaciones del gobierno y del FMI siguen a anteriores acciones de Moody´s  rebajó en dos escalones  los ratings de Bndes y Caxia en marzo. El deterioro de los índices de adecuación de capital fue razón clave. Sin embargo, los bancos públicos todavía cumplen con el mínimo de 5,5% - (tier 1)- situación esperable en una cartera que al estar creciendo fuertemente, es  todavía “joven” como para no desplegar los índices de morosidad usualmente mayores de un portafolio en régimen.

El caso brasilero ilustra bien la tensión que a menudo sufren los bancos de desarrollo: incluso si los préstamos no estuvieran subsidiados y las distorsiones no tuvieran grandes costos fiscales, la presión por presión política por prestar no siempre se lleva bien con los criterios prudenciales para una banca sana.- Más aún cuando los préstamos se perpetúan más allá de las fallas temporales de mercado o los momentos recesivos del ciclo de actividad.

En pos de la sanidad financiera, Brasil hace lo correcto cuando planea moderar el crecimiento de los créditos públicos. Sin embargo, debería también corregir las tasas de interés real negativas si no quiere dañar el crecimiento (por ejemplo, proyectos malos que se tornan buenos solo por el negocio de endeudarse con Bndes).

Como señala el último informe de la OCDE al recomendar el retiro de los programas Bndes a grandes empresas:

“El desarrollo del mercado de crédito privado tiene enorme potencial de aliviar las restricciones y mejorar la asignación de recursos” 

Tan importante como la eficiencia en la asignación de recursos es la equidad. Con tasas negativas, mientras más se consiga al pedir prestado, mayor es el subsidio recaudado. Interesante destacar que el 69% de la cartera de préstamos Bndes se concentra en las 60 empresas más grandes del país.

Las malas experiencias con bancos de desarrollo han sido corregidas en parte en varios otros países en desarrollo. El caso chileno ofrece un ejemplo que conocimos de primera mano en los 90. Corfo, la agencia estatal de desarrollo, cerró la concesión de préstamos directos, luego de licitar su antigua cartera, la que no fue posible de vender a más de un magro 12,8% de su valor nominal. 

En reemplazo del crédito directo inauguró la llamada banca de segundo piso, subastando líneas de financiamiento a largo plazo a los bancos privados quienes asumían el riesgo de crédito propio de su giro. De esa forma, se cumplían varios objetivos: se reparaba la escasez de fondeo de largo plazo (“falla de mercado”), se evitaban distorsiones sobre la debida asignación hacia los usos más productivos y, se mejoraba la equidad al eliminar los regresivos subsidios implícitos en tasas artificialmente bajas.

En palabras de un analista al comentar el reporte de la OECD: “la derrochadora banca pública de Brasil podría aprender de Chile”.

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog del autor.

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