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Incendio en cárcel hondureña habría comenzado por la quema de una colchoneta
Jueves, Febrero 16, 2012 - 06:12

Se había manejado también la hipótesis de un cortocircuito, pero la empresa eléctrica estatal dijo que el incendio no pudo haberse originado de los cables de baja tensión en el interior del presidio porque estaban en buen estado.

Tegucigalpa. Un enorme incendio en una prisión de Honduras provocó la muerte de más de 350 reos que quedaron atrapados en sus celdas, en la más reciente tragedia de este tipo en el violento país centroamericano donde las cárceles están sobrepobladas.

La fiscalía general dijo que al menos 358 reos y una mujer fallecieron por el incendio, que comenzó en la noche del martes y se extendió hasta la madrugada del miércoles en la prisión situada en la ciudad de Comayagua, unos 75 kilómetros al norte de Tegucigalpa.

La cárcel, una granja penal que no era de máxima seguridad, alojaba a más de 800 prisioneros, casi el doble de su capacidad. Muchos de los reos purgaban penas relacionadas con el crimen organizado.

El fuego habría comenzado con el incendio de una colchoneta por parte de un reo, según la gobernadora de la provincia de Comayagua, Paola Castro, quien señaló que otro prisionero la llamó angustiado pidiendo que dieran aviso a los bomberos.

"El y sus compañeros escaparon de morir rompiendo el techo del módulo. El me llamó pidiendo auxilio que se enviara a los bomberos y se abrieran las celdas porque si no iban a morir todos por el fuego", dijo Castro en una entrevista telefónica.

Se había manejado también la hipótesis de un cortocircuito, pero el gerente regional de la estatal Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), Fidel Torres, dijo que el incendio no pudo haberse originado de los cables de baja tensión en el interior del presidio porque estaban en buen estado.

Después de que el fuego fue sofocado en la madrugada del miércoles, en el interior de la cárcel había cuerpos calcinados, en su mayoría irreconocibles, dijeron autoridades.

"Es un escenario terrible el que se observa en la cárcel", dijo a Reuters la jefa de fiscales del Ministerio Público, Danelia Ferrera, desde el interior del penal.

Desesperación y muerte. Este es uno de los peores incendios ocurridos en una prisión en Latinoamérica. Muchos reos murieron calcinados tras gritar pidiendo auxilio, atrapados en sus propias celdas, según reportes de testigos y medios.

"Escuchamos lamentos de la gente que estaba prendida en fuego", relató a reporteros un reo sobreviviente, quien dijo que tenía una mano y varios dedos fracturados. "Reventamos las láminas de arriba para poder salir", agregó.

Honduras, la tercera nación más pobre de América luego de Haití y Nicaragua, tiene la mayor tasa de homicidios del mundo con 82 asesinatos por cada 100.000 habitantes, según Naciones Unidas.

El número de crímenes se ha disparado por la presencia de cárteles de las drogas de México que han extendido sus negocios hacia varias naciones de América Central.

Son frecuentes los ajustes de cuentas entre pandillas o maras que trabajan para los cárteles y a menudo éstos se repiten dentro de las prisiones, que también son escenario de motines.

Mientras acongojados familiares esperaban afuera de la cárcel, cadáveres eran preparados para ser trasladados a Tegucigalpa, donde a médicos forenses les esperaba una ardua tarea debido a la falta de personal y el estado de los cuerpos.

Ya por la noche, llegó a la capital el primer camión con 115 cadáveres, que comenzaron a ser descargados en la morgue, que se encontraba acordonada con vallas, y en la que se dieron cita centenas de familiares de las víctimas.

"Yo estoy aquí para llevarme el cuerpo de mi hijo, yo tengo que irlo a enterrar", dijo Octavio Aguilera, un campesino de 59 años, cuyo hijo Luis de 25 años quien llevaba preso un año de una condena de 7 por porte de marihuana.

"No me voy a ir de aquí sin él", sostuvo.

El gobierno de Chile anunció el envío de 14 especialistas, entre antropólogos, tanatólogos, peritos forenses y bioquímicos para ayudar a identificar a la víctimas del incendio.

"Vamos a recurrir a la búsqueda de huellas dactilares en los casos que sea posible y a otros recursos como historiales dentales de los reos o si los mismos familiares pueden identificar algún tatuaje o algo particular en su pariente o el mismo uso del ADN", dijo Ferrera.

Autores

Reuters