Según una investigación de la Kellogg School of Management cuando una nueva herramienta complementa a los trabajadores en la ejecución de una tarea, los más experimentados y mejor pagados sufren, mientras que los principiantes parecen sacar provecho.
Atención al cliente, productividad del empleado, ciberseguridad, sostenibilidad y operaciones de IT constituyen las cinco áreas de crecimiento de aplicaciones de la IA, según explica el CEO a AmericaEconomía. Pero también hay requerimientos éticos y de seguridad que deben cumplirse.
Según un análisis de Cepal, en el sector industrial, la proporción de ocupados en puestos de trabajo con alto riesgo de automatizarse se eleva al 58%. Las actividades de agricultura, pesca y ganadería tienen la cantidad más baja de trabajadores (8%) en esta situación.
El 65% de los trabajadores ecuatorianos no tiene miedo de lo que la inteligencia artificial pueda hacer con su trabajo en un futuro, pero un 35% sí teme ser sustituido. A nivel regional, al 53% de los jóvenes le preocupa haber elegido una profesión que sea sustituida por la tecnología, según datos de encuestas realizadas localmente y en países de Iberoamérica.
"Una forma de plantearse la IA es como una continuación del proceso de automatización, pero esta vez orientado hacia las tareas intelectuales o cognitivas que realizan los seres humanos, en contraposición a las físicas", afirma Benjamin Jones, profesor de estrategia en la Kellogg School of Management.
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