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Al alza las acciones, pero estancadas las ganancias
Jue, 15/10/2015 - 09:18

Russ Koesterich

El caso de las acciones chinas
Russ Koesterich

Russ Koesterich es Director Ejecutivo y Estratega Jefe de Inversión Global para el negocio de iShares de BlackRock. También preside la estrategia de inversiones globales del Equipo de Inversión en Renta variable Activa Científica de BlackRock.

La semana pasada, dieron un salto las acciones estadounidenses y fueron las golpeadas compañías de productos básicos, quienes lideraron el avance. El índice Dow Jones Industrial Average subió 3,71% hasta cerrar en 17,084, el índice S&P 500 aumentó 3,23% y cerró en 2,014, y el índice Nasdaq Composite, compuesto mayoritariamente por empresas tecnológicas, subió 2,68% y cerró la semana en 4,830. Mientras tanto, el rendimiento de las letras del Tesoro a diez años subió del 1,99% al 2,09% a la vez que cayó el precio.

Las alzas de la semana tuvieron un gran alcance y se extendieron a otros activos de riesgo, como los productos básicos y los bonos de alto rendimiento. Resulta irónico que los altibajos de la volatilidad hayan ido en contra de los temas exhibidos en el mercado durante los últimos meses. Y si bien la semana fue algo incongruente, sirvió para estimular dos clases de activos a los que favorecemos: los bonos de alto rendimiento y las acciones japonesas.

Festejan los inversionistas acuerdo comercial. Desde el verano pasado, el comercio se vio impulsado en gran medida por una reacción negativa a la creciente evidencia de una desaceleración a nivel global. Primero, los temores se centraron en China y en el universo más amplio de los mercados emergentes (ME). Después, tras una publicación desalentadora del informe de empleo de septiembre, los inversionistas comenzaron a temer que la desaceleración en los ME pudiese contagiar a la economía estadounidense.

La semana pasada, dieron un salto las acciones estadounidenses y fueron las golpeadas compañías de productos básicos, quienes lideraron el avance. El índice Dow Jones Industrial Average subió 3,71% hasta cerrar en 17,084, el índice S&P 500 aumentó 3,23% y cerró en 2,014, y el índice Nasdaq Composite, compuesto mayoritariamente por empresas tecnológicas, subió 2,68% y cerró la semana en 4,830. Mientras tanto, el rendimiento de las letras del Tesoro a diez años subió del 1,99% al 2,09% a la vez que cayó el precio.

Las alzas de la semana tuvieron un gran alcance y se extendieron a otros activos de riesgo, como los productos básicos y los bonos de alto rendimiento. Resulta irónico que los altibajos de la volatilidad hayan ido en contra de los temas exhibidos en el mercado durante los últimos meses. Y si bien la semana fue algo incongruente, sirvió para estimular dos clases de activos a los que favorecemos: los bonos de alto rendimiento y las acciones japonesas.

Festejan los inversionistas acuerdo comercial. Desde el verano pasado, el comercio se vio impulsado en gran medida por una reacción negativa a la creciente evidencia de una desaceleración a nivel global. Primero, los temores se centraron en China y en el universo más amplio de los mercados emergentes (ME). Después, tras una publicación desalentadora del informe de empleo de septiembre, los inversionistas comenzaron a temer que la desaceleración en los ME pudiese contagiar a la economía estadounidense.

Sin embargo, la semana pasada, avanzaron prácticamente todos los activos económicamente sensibles a pesar de una gran cantidad de evidencia que confirmaba lo peor: efectivamente hay una desaceleración económica a nivel mundial. En Estados Unidos, fue moderado el informe del índice de servicios del Instituto de Gestión de Suministros. En Europa, una baja demanda de China debilitó los pedidos de las fábricas alemanas. Y a nivel mundial, el Fondo Monetario Internacional redujo, una vez más, las perspectivas de crecimiento.

Sin embargo, los inversionistas desestimaron los datos atenuados y se centraron en varios factores positivos. En primer lugar, la mayoría de los inversionistas interpretaron de manera conciliadora las actas de la última reunión de la Reserva Federal. Además, experimentaron cierto alivio gracias a cierta estabilización de la moneda china y, en general, se preocuparon menos por los mercados emergentes, que se recuperaron notablemente durante la semana.

Pero sin dudas, el acontecimiento más importante y sustancial fue un arreglo tentativo del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés). Tras años de arduas negociaciones, los negociadores coincidieron en los lineamientos del acuerdo. El TPP es un pacto amplio que va más allá de las reducciones de aranceles: disminuye gradualmente las barreras comerciales de bienes y servicios (presentará más de 18.000 reducciones de aranceles), y establece normas en común para el comercio, las inversiones y el trabajo. El impacto potencial es significativo: los doce países firmantes, incluidos EE.UU. y Japón, conforman el 26% del comercio mundial. Sin embargo, quienes más ganan son Vietnam, Singapur y Malasia debido a los aranceles y costos actuales. Se espera sumar a Corea del Sur y Filipinas después de que se firme el acuerdo.

¿Por qué reaccionaron con tanto entusiasmo al acuerdo los inversionistas? Una razón: en un mundo donde las políticas fiscales y monetarias se encuentran restringidas en varios países, los inversionistas tienen razones para entusiasmarse por cualquier acontecimiento que involucre perspectivas de crecimiento mundial, aunque sean a más largo plazo.

Ahora que se ha calmado la volatilidad del mercado a medida que se estabilizan los problemas macroeconómicos, es muy posible que se enfoque nuevamente la atención en las ganancias estadounidenses. Lamentablemente, la perspectiva no es muy prometedora: los analistas esperan una caída en las ganancias durante el tercer trimestre. Además, en los últimos tres meses, cayeron las predicciones de crecimiento de las ganancias desde el -1% al -5%, y las expectativas también tienen en cuenta una caída en los ingresos. El sector energético es el mayor culpable; sin embargo, se espera que las ganancias se mantengan inalteradas incluso fuera de este sector. Si no se logra una mejora inesperada de las ganancias, o no existe al menos una proyección más positiva para el cuarto trimestre, es muy probable que sea limitada la recuperación de las acciones estadounidenses.

Hacia dónde mirar. Ya que son limitadas las perspectivas de beneficios impulsados por las ganancias en las acciones estadounidenses, ¿hacia dónde deberían mirar los inversionistas? La semana pasada, la actividad del mercado sirvió para reforzar nuestra preferencia por dos clases de activos en particular: los bonos de alto rendimiento estadounidenses y las acciones japonesas.

La semana pasada, se recuperaron los bonos de alto rendimiento estadounidenses y fueron las compañías energéticas quienes lideraron el alza. No obstante, los rendimientos en relación con las letras del Tesoro siguen siendo atractivos y sin una crisis económica a gran escala, consideramos valioso el espacio de alto rendimiento, algo que los inversionistas están comenzando a aceptar. La recuperación reciente del alto rendimiento coincidió con el mayor flujo entrante semanal de fondos negociados en bolsa de alto rendimiento jamás visto hasta ahora: cerca de US$1.800 millones.

El acuerdo tentativo del TPP durante la semana pasada reforzó los argumentos a favor de las acciones japonesas. El acuerdo no contribuirá mucho al impulso económico a corto plazo de Japón, pero es un factor muy positivo para un país que enfrenta problemas de crecimiento a largo plazo. Después del anuncio, las acciones japonesas alcanzaron su mayor recuperación semanal en meses. Seguimos favoreciendo las acciones japonesas.

Sin embargo, la semana pasada, avanzaron prácticamente todos los activos económicamente sensibles a pesar de una gran cantidad de evidencia que confirmaba lo peor: efectivamente hay una desaceleración económica a nivel mundial. En Estados Unidos, fue moderado el informe del índice de servicios del Instituto de Gestión de Suministros. En Europa, una baja demanda de China debilitó los pedidos de las fábricas alemanas. Y a nivel mundial, el Fondo Monetario Internacional redujo, una vez más, las perspectivas de crecimiento.

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