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Chile: ¿Cyber qué?
Jue, 01/12/2011 - 08:58

Roberto Camhi

Una tablet, ¿para qué?
Roberto Camhi

Roberto Camhi posee 21 años de experiencia en gestión y liderazgo en la creación de empresas del sector de las TI. Es cofundador y director ejecutivo de Mapcity.com, empresa de geomárketing, posicionamiento geográfico de empresas y conformación de mapas digitales, con presencia en Perú, Chile y Colombia. Antes fue gerente general y de desarrollo (1996-1999) de Ingeniería y Sistemas Gráficos S.A. Estudió Ingeniería Civil en Computación en la Universidad de Chile y tiene un MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez (Chile), y un seminario de gestión internacional de la Anderson School, UCLA (enero de 2000).

Chile se caracteriza por importar ideas extranjeras de diversa índole, como los restaurantes de comida rápida (fast food), los malls, la fiesta de Halloween y otras tantas. Aunque no hay nada malo en ello, ya que siempre se tiende a imitar lo bueno, se debe considerar el valor o beneficio que trae introducir  ideas foráneas, que muchas veces nada tienen que ver con nuestra cultura que, de a poco, pierde su identidad e idiosincrasia.

En el caso del Cyber Monday, mejor hubiera sido que se llamara simplemente Cyber Lunes a la jornada de 24 horas de “ofertas imperdibles e irrepetibles”. Al menos así nadie se hubiese tentado a compararlo con el verdadero y bien organizado que se realiza desde hace años al norte de nuestro continente.

En este caso la versión chilena o “The Chilean Way”, se trató de una idea mal ejecutada desde el principio, donde además de paso se hipotecó el nombre de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), que al parecer de manera confiada y sin tomar las debidas precauciones, dejó a discreción de cada marca participante todos los aspectos relevantes para hacer de tal evento algo exitoso.

Porque nuestro lunes cibernético en nada se pareció a la buena idea que se intentó importar desde Estados Unidos, emulando al ya famoso y exitoso Black Friday (el último viernes de noviembre). Claro, en ese evento la mayoría de las casas comerciales y marcas se la juegan por entregar verdaderas oportunidades y descuentos irrepetibles.

Es así como en este país, líder regional en comercio electrónico, conexiones a internet, teléfonos celulares per cápita y muchos otros logros, la Cámara de Comercio se las jugó por el concepto gringo, pero asociado a las compras por internet. Y para ello, qué mejor que subir a las marcas más destacadas en este tema en Chile, lideradas por Falabella, número uno en transacciones de comercio electrónico. Estas fueron seguidas por otros grandes, como LAN, Sony, Ripley y Paris, entre otras.

La expectativa que generaron en la ciudadanía, tanto por la publicidad que realizaron, como por el “alter ego” de la cruzada fue tal, que miles de personas esperaron ansiosamente las 00:00 horas para comenzar a comprar. No importaba qué, tampoco si era un producto que necesitaban o no. El objetivo era adquirir algo bueno, bonito y barato en medio de esta vorágine de consumismo navideño, que se ve exacerbado por la amplia cobertura que le dan los medios de comunicación a estas ventas colectivas del retail.

Pero ¡sorpresa! Ninguno de los sitios web de esas famosas marcas respondió. Simplemente colapsaron. Algunos se demoraron horas en volver a funcionar, dejando a gran parte del país hiperconectado sin poder acceder a tal magnitud de descuentos.

La real sorpresa vino después, cuando la normalidad pareció volver, al descubrir que los irrepetibles descuentos no eran tales. Pocos productos y bajos descuentos fueron la tónica, similares a los que se pueden encontrar en una habitual liquidación o en un ofertón de fin de semana.

Mal, muy mal. No se debe jugar así con el consumidor. Menos en los tiempos que corren, con un consumidor informado y empoderado. Estos no se hicieron esperar para dejar su parecer en las redes sociales, criticando ácidamente y sin piedad el fracasado intento y la poca preparación de las empresas en temas de soporte web e infraestructura. Hasta el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) llegaron decenas de reclamos, quien podría hacerse parte en las razonables demandas de los usuarios.

Algunas empresas, para subsanar a sus clientes, habilitaron las ofertas por el día martes 29 para dejar la posibilidad de todos los ávidos consumidores que no pudieron ni siquiera cargar los sitios de las grandes cadenas comerciales.

Por su parte, el Sernac enviará un oficio a las empresas recordando las reglas del juego en materia de promociones y ofertas y exigirá que informen si se publicaron las bases, las condiciones y el stock; si han recibido reclamos y cómo compensarán a los afectados de ser así. Además, a este mismo organismo se le exigió -por parte de un parlamentario- interponer una demanda colectiva por el colapso de los sitios y las miles de quejas de los potenciales y frustrados clientes.

Sí, es verdad que la demanda fue mayor a lo esperado, pero no suena a excusa razonable para la talla de las empresas que estaban detrás de la iniciativa. ¿Simplemente malos cálculos? ¿Mal dimensionados los servidores? ¿No pensaron en la opción cloud? A estas alturas da lo mismo. Lo que realmente importa es la evidencia de cómo uno de los países líderes de la región falló en un experimento de comercio electrónico único, el que será recordado por mucho tiempo como una de las peores improvisaciones del último tiempo en materia de internet.

La alternativa que queda para los millones de desilusionados consumidores que esperaban comprar el tan anhelado notebook a precio de “ganga” para Navidad y el tan popular celular Android o tablet de moda, es esperar hasta el próximo año cuando en Estados Unidos se realiza nuevamente el famoso Black Friday, que este año fue bastante aprovechado por muchos chilenos que realizaron sus compras de fin de año en megaportales de ventas por internet tales como Amazon, Ebay, Walmart y Apple Store.

Para el próximo año todos los chilenos necesitamos y solicitamos que el evento se realice con mayor  preparación, mejor infraestructura y promociones reales y únicas, que hagan de una actividad como ésta, algo realmente espectacular e imitable, con el consiguiente posicionamiento que significa a nivel país. Por este año, perdimos la oportunidad.

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