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Chile: la oportunidad que brinda la Cumbre Indígena del Cerro Ñielol
Dom, 20/01/2013 - 12:18

Domingo Namuncura Serrano

El tema indígena en la sociedad chilena
Domingo Namuncura Serrano

Domingo Namuncura es mapuche y Trabajador Social (UCV, Chile). Magister (e) en Trabajo Social. Docente universitario en las Cátedras de Derechos Humanos y Procesos Culturales en la U. Academia de Humanismo Cristiano (UAHC) y Diplomado en Estudios internacionales de la pobreza. Integró la Comisión Jusicia y Paz del Episcopado. Ex Director Nacional de Conadi  y actualmente Director del Programa de Derechos Indígenas de la Fundación Chile 21, así como Coordinador del Observatorio de DDHH de la UAHC y analista de Políticas Indígenas en el Barómetro de Política y Equidad.

Ocho horas de asamblea ininterrumpida. Quinientos participantes mapuches. Setenta y nueve oradores entre indígenas y no indígenas. Una fecha de convocatoria: miércoles 16 de enero. El lugar: la cumbre del Cerro Ñielol de Temuco, capital de la Araucanía, en la zona sur de Chile.

Desde muy temprano decenas de comuneros y dirigentes indígenas comenzaron el lento ascenso por la huella que conduce a la cumbre, unos caminando entre hermosos bosques nativos; otros subiendo en algunos vehículos. Todos llevaban consigo la memoria histórica, los sueños y esperanzas de iniciar un nuevo diálogo político, la expectativa de poder construir un necesario entendimiento que permita superar muchas tensiones acumuladas.

Días antes, en la madrugada del 4 de enero, una tragedia alertó al país de que el llamado "conflicto mapuche" podía entrar en una grave espiral: un matrimonio de agricultores (Werner Luschinger y Vivianne Mackay) murieron calcinados en un ataque incendiario a su vivienda. Ellos vivían en la zona más álgida, donde se conmemora la muerte del estudiante mapuche Matías Catrileo, hecho acontecido el 3 de enero de 2008. Inexplicablemente la casa patronal se encontraba sin protección policial por parte del gobierno, en circunstancias que durante varios días previos, en las redes virtuales, se anunciaron todo tipo de movilizaciones en memoria de Catrileo. Los servicios policiales debieron asumir que las casas patronales en el territorio en donde murió el estudiante mapuche podrían ser objeto de alguna forma de confrontación.

En la madrugada del 4 de enero un grupo de sujetos actuó en el lugar y fue repelido a balazos por el dueño de casa. Probablemente esto desató una seguidilla de sucesos que terminaron en el incendio de la casa y la muerte de la pareja. La noticia impactó a la opinión pública. El gobierno anunció querellas y solicitó la aplicación de la Ley Antiterrorista e incluso exploró las posibilidades de conseguir instaurar un Estado de Excepción constitucional.

Durante varios días el país conoció de parte del gobierno una intensa agenda policial, con aumento de la dotación de funcionarios de Carabineros y de personal especializado ante eventos terroristas y se dejó entender que las responsabilidades de los hechos podrían recaer sobre comuneros mapuches, especialmente luego que los únicos dos detenidos por sospecha en este incidente, eran de origen indígena. La investigación está en pleno desarrollo y corresponderá a los tribunales establecer la estricta verdad de los hechos.

La condena a la muerte de la pareja de agricultores fue generalizada. Las organizaciones mapuches en general también se pronunciaron en contra, e  incluso la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), sindicada como el grupo más activista entre mapuche, deslindó toda responsabilidad en los hechos.

La muerte violenta por razones políticas no es parte de la cultura y de la cosmovisión religiosa del pueblo mapuche. Aún así el gobierno mantuvo un discurso fuertemente belicista. En ese contexto, once organizaciones históricas de los mapuches de la Araucanía resolvieron convocar a una Cumbre Indígena en el Cerro Ñielol de Temuco y extendieron la invitación al presidente de la República, al Parlamento, partidos políticos, candidatos presidenciales y organizaciones de la sociedad civil.

En la mañana del miércoles 16 se reunieron y dialogaron primero los representantes directos de las organizaciones convocantes y de diversas comunidades indígenas. Pasado el mediodía, se inició el diálogo con los representantes de la sociedad civil. El gobierno se negó en principio a aceptar la invitación formulada, pero ante la presión pública, finalmente, designó a los gobernadores de Malleco y Cautín como delegados en calidad de "observadores".

Lo más relevante de esta cumbre es el hecho de abrir un camino de diálogo en torno a demandas históricas que están instaladas desde el Informe de la Comisión de Verdad y Nuevo Trato (2003). Entre sus conclusiones se exhorta al Estado a reconocer las injusticias cometidas con sus pueblos originarios y a efectuar una correspondiente reparación histórica.

Las conclusiones principales del Ñielol apuntan a instalar también en el debate nacional el llamado a un reconocimiento constitucional efectivo de los derechos colectivos y políticos de los indígenas y concordar modalidades concretas de autodeterminación y autogobierno mapuche. La cumbre del Ñielol brinda una oportunidad muy importante para el Estado y la sociedad chilena, en cuanto a sentar las bases para una auténtica reconciliación nacional. La duda es si el actual gobierno conservador, cuya gestión termina en este año, será capaz de resolver ahora aquello que no fue capaz de acoger desde sus inicios. Lo que es seguro es que los temas de mayor significación quedarán destinados a la oposición y al próximo gobierno.

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