¿Sabían que en América Latina y el Caribe se comercializan automóviles con niveles de seguridad que llevan veinte años de retraso? En la región cada día fallecen 275 personas como consecuencia de los accidentes de tránsito.

La regulación de la seguridad vehicular es uno de los frentes en los que trabajamos para reducir el número de fallecidos y heridos por la siniestralidad vial. Uno de los cinco pilares de la Década de Acción de Seguridad Vial de Naciones Unidas es el de regulación vehicular que recomienda alentar la evaluación de automóviles nuevos. En este marco Global NCAP (Programa Mundial de Evaluación de Automóviles Nuevos) y Latin NCAP, (Programa de Evaluación de Automóviles Nuevos en América Latina) han realizado pruebas de impacto en más de 40 de los modelos más populares de automóviles producidos y vendidos en América Latina y el Caribe demostrando que los estándares de seguridad en estos automóviles son los que presentaban los vehículos que se comercializaban en Europa y Estados Unidos hace dos décadas. Y eso a pesar de que estos vehículos menos seguros cuestan casi lo mismo o más que los vendidos en Estados Unidos o Europa.

Hay países en la región que ya están tomando cartas en el asunto. Por ejemplo Ecuador va a exigir que los automóviles nuevos que se vendan en su territorio cumplan con normas de seguridad reconocidas por las Naciones Unidas. Más países deberían tomar medidas similares.

Desde el Banco Interamericano de Desarrollo estamos liderando un programa de apoyo a la implementación de estándares de seguridad vehicular que será puesto en marcha por Global NCAP, las fundaciones FIA y Gonzalo Rodríguez y el Centro Internacional para la Investigación y Evaluación para el Consumidor, entre otros. Brasil, Ecuador, México y Uruguay ya participan en el programa y esperamos sumar a todos los países de Latinoamérica y el Caribe. Entre todos podremos lograr que en nuestra región se comercialicen vehículos que cumplan con normas de seguridad que ayuden a reducir la siniestralidad en los accidentes.

*Esta columna fue publicada originalmente en el Blog de Alejandro Taddia.