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Ecuador, segunda ronda contra la pobreza
Mar, 11/03/2014 - 11:49

Jorge Luis Fuentes Carranza

Ecuador, segunda ronda contra la pobreza
Jorge Luis Fuentes Carranza

Jorge Luis Fuentes Carranza es licenciado en Derecho por la UNAM y es especialista en temas constitucionales por la misma universidad. Actualmente es presidente de la Coppal-Juvenil y es asesor del Secretario de Gobierno del Distrito Federal México. De 2011 a 2012 fue asesor en Derechos Humanos de la Secretaría General de Gobierno del Estado de Puebla. A principios de 2010 fue candidato a diputado local por la Coalición “Compromiso por Puebla”, integrada por los partidos: Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano), PAN, PANAL y PRD, siendo postulado por éste último. Tw: @luentes

Parece mentira o una verdad inexplicable, pero a pesar de ésos dedos flamígeros que acusan de antidemocrático al gobierno del “buen vivir” en Ecuador, que aducen una derrota del régimen por la perdida de Quito en las pasadas elecciones, los resultados están a la vista. El Banco Mundial, Latinobarómetro y el propio gobierno ecuatoriano a través de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades) coinciden en resaltar que el pequeño país sudamericano ha conseguido disminuir notablemente la pobreza, como ningún otro.

En su más reciente informe, el Banco Mundial refleja una reducción de 6,9 puntos porcentuales en la pobreza extrema desde 2007, pasando de 19,8 millones en ése año, a 12,9 en 2012, en donde el índice de pobreza bajó 10,3 en el mismo periodo.

Fue justo en 2007 cuando comenzó el primer gobierno de Rafael Correa al frente del Ecuador, aplicando políticas económicas que han conseguido una transformación del sistema económico. Como en el ramo petrolero, en donde invirtió la relación de ganancia que tenía el Estado con las empresas petroleras, pasando de recibir sólo 20% de la renta por 80 por ciento de las empresas, a recibir 80% y entregarle sólo 20% a las petroleras que vaticinaban su salida del país si la reducción se aplicaba, y el resultado: las petroleras siguen en Ecuador porque 20% es suficiente para seguir haciendo negocio ahí.

Los resultados son alucinantes, según cifras del secretario de la Senplades, Pabel Muñoz, “Ecuador es el país de la región que más rápidamente ha bajado la desigualdad, debido a la movilidad social ascendente en la que 51 de cada 100 ecuatorianos han escalado peldaños sociales”.

El avance es radical, por ello tiene un nivel de desocupación laboral inferior al resto del continente, que tiene 6,3%, contra sólo 4.9 por ciento presente en el país ecuatorial. Los logros en el combate a la pobreza se acompañan inmediatamente de avances en la salud, como lo son la practica desaparición de enfermedades vinculados a la pobreza, como la tuberculosis y el paludismo.

Por las razones mencionadas, según Latinobarómetro 2013, Ecuador tiene la mejor imagen sobre progreso en la región. La percepción ciudadana respecto del trabajo de estos años por parte del economista Correa es muy positiva, sus índices de aprobación popular rebasan 60 por ciento, cifra superior a las mejores que ha tenido Enrique Peña Nieto.

Pero esos mismos avances sociales, económicos, culturales y educativos, también se reflejan en las urnas. La ciudadanía es más perspicaz respecto de su voto, no lo da a ciegas.

Ése es el mensaje de la pasada elección del 23 de febrero, en donde los quiteños decidieron votar a una propuesta diferente a la presenta por la Alianza Patria Altiva i Soberana (PAIS). Sin duda, cuando los niveles de marginación decrecen, la posibilidad para transmitir popularidades personales se reduce.

Por ello Rafael Correa tiene a la vista un reto que parte del inimaginable ya conseguido. Después de conseguir ésas importantes reducciones en la pobreza de su país, y de encaminarlo en ésa ruta de manera inobjetable, para, como lo calculan, acabar con la pobreza extrema en 2017 por ser un “imperativo básico, moral, ético y político”, nuestro líder del sur debe de conseguir agrupar a una generación de políticos que consigan ganar elecciones por sí solos.

Que el proyecto de la Revolución Ciudadana y del Buen Vivir no se vea fracturado cuando Correa deje el poder, o cuando su imagen, como ahora, no consiga cobijar a figuras ausentes del liderazgo necesario.

El Ecuador requiere cerrar el trazo marcado que un visionario como Correa emprendió, con una segunda ronda de políticos y políticas visionarias que lo encaminen en la siguiente etapa.

Después de salir de la pobreza, los ecuatorianos requieren convertirse en una nación de derechos sociales, de derechos políticos y ciudadanos, de libertades individuales. Un país en donde ése millón con 137 mil personas que salió de la pobreza, en una década más, esté situado sobre una tierra con derechos de tercera y cuarta generación.

Suena muy ambicioso, pero nadie que haya escuchado en 2007 que para 2017 se estaría en posibilidades de terminar la pobreza extrema lo hubiera creído. Correa hoy lo hace posible. Como deberá hacer posible que la nueva clase política que está naciendo, consiga que su proyecto continúe y en 2027, Ecuador sea una Patria Altiva i Soberana, sea cual sea el partido en el poder.

*Esta columna fue publicada originalmente en el centro de estudios públicos Asuntos del Sur.

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