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El problema de los estudiantes guatemaltecos
Vie, 08/06/2012 - 17:48

Alfred Kaltschmitt

Correa cuereando
Alfred Kaltschmitt

Alfred Kaltschmitt, Msc es catedrático en periodismo y medios de comunicación, candidato Doctoral en Investigación Social. Director de "Esteoeste", programa televisivo de análisis y debate político, transmitido todos los domingos por Canal Antigua (Guatemala). Asimismo, es presidente de la Fundación Agros Tesorero de Apanac (Asociación de Amigos del Patrimonio Natural y Cultural de Guatemala) y columnista estable del diario Prensa Libre (Guatemala).

Los estudiantes han sido torpes en comunicar las razones por las cuales se oponen a la propuesta para transformar la carrera de magisterio a bachillerato en Ciencias y Letras con orientación en Educación, y los dos años obligatorios de profesorado en la Universidad para alcanzar un grado académico.

En algún lugar entre los recovecos de la socialización y discusión de este proyecto los proponentes del proyecto no lograron penetrar la barrera de la objeción. ¿Fue falta de diálogo?

El hecho es que las autoridades confirman que este proceso lleva años y aseguran que la hoja de ruta fue la correcta para socializarlo y ponerlo en vigencia.

Hasta el propio Joviel Acevedo —conocido por sus acciones contestatarias— argumenta que hace más de tres años formaron la Coordinadora Nacional de Comunidades Normalistas, integrada por dirigentes de cada normal, para discutir el tema de la formación inicial docente, donde discutieron el pénsum de la carrera.

Con o sin sentido de la realidad, los estudiantes parecen desconocer que cada año el sistema educativo de Guatemala gradúa a 17 mil maestros, y el ministerio de Educación sólo puede contratar a tres mil. Ilusamente aspiran a ser uno de esos tres mil. Enfatizan también el costo que implica estudiar dos años más en términos de transporte, comida, y sin poder trabajar, algo que es más factible actualmente si por lo menos cuentan con un título de maestro.

Es evidente que los estudiantes ven el panorama desde una óptica inmediata. Es hoy que requieren un diploma, un empleo. Mañana está lejano. Las expectativas son nebulosas, y el costo de extenderlo durante dos años, costoso y difícil.

Pero es evidente que hay externalidades que son el pivote central de las reacciones de los estudiantes. El problema no solo es económico, sino de falta de oportunidades y una falta de visión del sistema de educación pública que insiste en graduar bachilleres o maestros, dejando a un lado un abanico muy amplio de carreras cortas técnicas, como el bachillerato industrial, entre otras.

En reciente consulta de Manpower, el 27% de los empresarios aseguran que tienen dificultad para contratar empleados calificados. La escasez de talento o personal calificado se ha convertido en una dificultad para las grandes empresas locales y multinacionales, se lee en un reportaje reciente. Según el estudio “Cómo aprovechar el mayor recurso de América Latina”, de la investigadora, “Guatemala es uno de los países de Latinoamérica donde es más difícil cubrir una plaza laboral por la falta de “talento”.

La investigación destaca que “los 10 puestos más difíciles de cubrir son técnicos, representantes de ventas, mano de obra calificada, ingenieros, secretarias o asistentes administrativas, choferes con alto nivel de educación, operadores de producción, obreros, personal de contabilidad y finanzas bilingües, y gerentes y ejecutivos.

¿Qué hacemos graduando 10 mil maestros al año que no encontrarán empleo? ¿Acaso no sería mejor que a partir del básico iniciaran cursos intensivos tipo Intecap en todos estos rubros que “ya el propio mercado lo está demandando”? ¡Fumada galimática de los “expertos” al no considerar tal realidad!

De grata recordación, y todavía de gran impacto, era el bachillerato industrial que operaba en la zona 13, financiado por Alemania. Los técnicos graduados son los jefes actuales de grandes industrias.

Preguntarse si debemos graduar maestros desempleados o bachilleres técnicos es una bofetada a nuestro sentido común.

¿Seré el único genio encerrado en esta lámpara?

*Esta columna fue publicada originalmente en PrensaLibre.com

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