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Flexibilización cuantitativa: el aspecto positivo del crecimiento desacelerado
Mié, 22/04/2015 - 13:19

Russ Koesterich

El caso de las acciones chinas
Russ Koesterich

Russ Koesterich es Director Ejecutivo y Estratega Jefe de Inversión Global para el negocio de iShares de BlackRock. También preside la estrategia de inversiones globales del Equipo de Inversión en Renta variable Activa Científica de BlackRock.

La semana pasada fue una semana complicada para las acciones, en un escenario que presenta cada vez mayor evidencia de que el crecimiento económico no avanza según lo esperado. En Estados Unidos, el índice S&P 500 disminuyó 0,99% y cerró en 2.081, el índice Dow Jones Industrial Average cayó 1,28% y cerró en 17.826 y el índice Nasdaq Composite bajó 1,30% y cerró la semana en 4.931. En lo que respecta a los bonos, el rendimiento de las letras del Tesoro a diez años registró un descenso del 1,95% al 1,87%, con el correspondiente aumento de precio.

El resurgimiento de la preocupación por el futuro de Grecia también contribuyó a la actividad en el mercado durante la semana pasada. Sin embargo, este crecimiento desacelerado a nivel mundial representa un obstáculo complicado para las acciones, especialmente en los Estados Unidos, donde aún se mantienen altas las expectativas. No obstante, como sucedió en la mayoría de los casos en los últimos seis años, el crecimiento desacelerado y el estímulo monetario destinado a combatirlo resultan beneficiosos para algunos mercados y perjudiciales para otros.

Los consumidores ahorran, no gastan. La semana pasada, se observó mayor evidencia de lo que parece estar convirtiéndose en un comienzo de año muy débil para la economía estadounidense. Pese al notable avance en la confianza de los consumidores, las ventas minoristas fueron desalentadoras en marzo, con un aumento interanual ajustado de las ventas minoristas de solo el 1,3%, lo que refleja la tasa de crecimiento más baja desde el 2009.

Los aumentos salariales y la baja en el precio del petróleo deberían respaldar las ventas, pero los estadounidenses están adoptando una actitud más conservadora que en ciclos anteriores y, en vez de gastar más, están ahorrando más. En febrero, la tasa de ahorro creció hasta 5,8%, que es la tasa más alta desde el 2012.

Sin embargo, este debilitamiento no se vio reflejado solo en los consumidores. Tanto la producción industrial, que se contrajo 0,6% en marzo, como la construcción de nuevas viviendas se encontraron debajo de los niveles esperados. La debilidad persistente que reflejan los datos económicos estadounidenses ha llevado a los economistas a reducir las estimaciones del crecimiento del producto interno bruto (PIB) correspondientes al primer trimestre de 3%, que fue la estimación reciente realizada en noviembre, a 1,4%. El crecimiento debería recuperarse durante el segundo trimestre, pero será difícil para los Estados Unidos alcanzar la tasa de crecimiento del 3% que esperaban los inversionistas alcanzar a principio de año. Otra consecuencia de la desaceleración del crecimiento: sugiere que es posible que las estimaciones de ganancias para el año sigan siendo muy altas.

En China, la segunda potencia económica del mundo, tampoco se cumplió con las expectativas. El crecimiento en China durante el primer trimestre se desaceleró a 7%, el ritmo más lento en seis años. Y, en muchos aspectos, esta estadística subestima la desaceleración. La inversión en activos fijos se redujo al nivel más bajo en los últimos catorce años, mientras que las ventas minoristas, que se espera que compensen la disminución de la tasa de inversión, cayeron a su nivel más bajo en los últimos nueve años.

La comodidad de la flexibilización cuantitativa. No obstante, en el caso de China, el crecimiento desacelerado tiene un aspecto positivo: un mayor estímulo fiscal y monetario. Sin lugar a dudas, los inversionistas allí esperan un estímulo de parte del gobierno como consecuencia del crecimiento desacelerado. Y podemos ver que los inversionistas en Europa reciben el mismo consuelo. La semana pasada, Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), ratificó su compromiso con el programa de flexibilización cuantitativa de Europa. La oleada de compra de bonos que suma 60 mil millones de euros por mes redujo el rendimiento de los bonos alemanes a diez años a casi el 0%.

Incluso en Estados Unidos, el ritmo débil del crecimiento mundial sirvió para tranquilizar a los inversionistas en cuanto a que el posible aumento en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal no representa una amenaza a corto plazo. La semana pasada, cayeron las tasas en EE.UU. hasta alcanzar las bajas registradas en abril. Al mismo tiempo, también cayó la volatilidad de las tasas de interés y el índice MOVE, que mide la volatilidad en el mercado del Tesoro de  EE.UU., recientemente alcanzó su nivel más bajo en varios meses.

Entre aquellos beneficiados por este contexto, se encuentran muchas compañías financieras, aunque no todas ellas. Con las tasas de interés bajas y la mayoría de los bancos centrales estancados en una posición de flexibilización casi permanente, no debería sorprender que muchas de las grandes compañías financieras estén obteniendo beneficios.

Es verdad que los bancos tradicionales están teniendo dificultades con las bajas tasas de interés y la caída de los márgenes de intereses netos. Wells Fargo informó que su margen de interés neto cayó por debajo del 3% por primera vez en, al menos, diez años.

Sin embargo, las compañías financieras con operaciones en los grandes mercados de capitales y negocios de fusiones y adquisiciones se mantienen prósperas. Las tasas bajas se traducen en un aumento de las fusiones y en un incremento de la compraventa de divisas, que son dos grandes generadores de dinero para los bancos de inversiones. La semana pasada, JP Morgan y Goldman Sachs registraron cifras sólidas y las ganancias de Goldman registraron la mayor alza en los últimos cinco años. Creemos que el contexto se mantendrá favorable para este sector y, en consecuencia, seguiríamos manteniendo la sobreinversión en las grandes compañías financieras mundiales.

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