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Guatemala: Enade, una pesada carga
Mar, 16/10/2012 - 06:59

Alfred Kaltschmitt

Correa cuereando
Alfred Kaltschmitt

Alfred Kaltschmitt, Msc es catedrático en periodismo y medios de comunicación, candidato Doctoral en Investigación Social. Director de "Esteoeste", programa televisivo de análisis y debate político, transmitido todos los domingos por Canal Antigua (Guatemala). Asimismo, es presidente de la Fundación Agros Tesorero de Apanac (Asociación de Amigos del Patrimonio Natural y Cultural de Guatemala) y columnista estable del diario Prensa Libre (Guatemala).

Para tener una chamba se necesita tener chance o la oportunidad de un empleo decoroso. “Démosle chance a Guate”, fue el lema y tema central en el Encuentro Nacional de Empresarios (Enade) el 11 de octubre último. Justo un día antes del Día de la Raza, en cuya manifestación los carteles expresaban las reivindicaciones de algunos grupos organizados campesinos y laborales. Significativo. Un grupo demandando mejoras laborales sociales y políticas con enfoques y énfasis propios. El sector empresarial viendo cómo genera empleo para ese 70% de la población que es joven, para la cual solo existen 20 mil empleos al año. Esa es la bomba de tiempo en Guatemala.

Guatemala es uno de los países más desiguales del mundo. El porcentaje de niñas y niños entre 0 y 5 años de edad que padecen desnutrición es la mitad de esta población, que es alrededor de un millón 300 mil seres humanos. Es el país de América Latina y el Caribe con mayor desnutrición y el sexto a nivel mundial. Pero el promedio nacional de desnutrición crónica (49,8%) oculta aún mayores desigualdades. Por ejemplo, el porcentaje de niñas y niños indígenas desnutridos (65,9%) es mayor al del país con mayor desnutrición del mundo (Afganistán, 59%), pero la situación de la niñez indígena no es mucho mejor (36,2%), ya que están incluso por encima de la media mundial (34%) y más del doble que el promedio latinoamericano (14%) (Icefi, Boletín no. 4)

La fórmula para abrirle una salida a ese callejón sigue siendo solo una. El Estado solo lo puede hacer con los impuestos que recauda, y la única manera de recaudar más impuestos es ampliando la base tributaria y generando más empleadores. Esta combinación de inversión y productividad dentro de un esquema de políticas públicas eficaces, que consoliden el estado de Derecho y, por ende, permitan atender de una manera razonable las demandas sociales, es la única hoja de ruta.

El problema es que para ello el crecimiento económico tiene que ser un mínimo del 6% anual para que podamos, en 20 años, “medio salir” de la pobreza. Difícil. Apenas andamos rascando los 3,5%. Y sintámonos contentos, dicen los analistas, al ver las tormentas encima de la Unión Europea, en donde, literalmente, se está desplomando el Estado benefactor, debido al insostenible costo.

Enade, enfatizando la generación de empleo como el motor principal para reducir la pobreza en nuestro país, alude a la necesidad de multiplicar por miles a los pequeños y medianos empresarios. Y pide que el Estado se monte en la “bicicleta” del desarrollo, garantizando gobernabilidad y reglas de juego claras.

Pero Toto es una pequeña demostración de lo frágil de nuestro tejido social. La agitación prende fuego cuando hay “mala educación”, indicadores como los arriba descritos, y un sistema político incapaz de intermediar esos conflictos: En otras palabras, “la tormenta perfecta”.

Gobernar este país es difícil. Los peores enemigos somos nosotros mismos. Liderazgos negativos, “pan matateros”, explotando el caos para sembrar semillas discordantes. Manipulando causas perdidas como demandar bajar las tarifas eléctricas, pero a la vez oponerse a las hidroeléctricas… (¿?).

Ahora los soldados guardan prisión. Ovejas que hay que sacrificar en aras de lo “políticamente correcto”. ¿A quién más metemos al bote? Como podemos joder al gobierno y al señor presidente, al supermán que debe solucionar todos los problemas del país y darle audiencia a cualquiera que bloquee una carretera. ¡Y ya…!

Organicemos marchas para capitalizar la sangre. ¡Ni se les ocurra investigar si hay otros responsables! Enviemos a traidores a abrir sus bocotas en el extranjero y ahuyentar las inversiones; y para victimizarse más y pedir plata para defenderse de esta oligarquía, fascista, explotadora…

Enade, qué carga tan pesada, por Dios.

*Esta columna fue publicada originalmente en PrensaLibre.com.

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