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Guatemala: los 125 años de la “Cerve”
Vie, 20/04/2012 - 20:34

Alfred Kaltschmitt

Correa cuereando
Alfred Kaltschmitt

Alfred Kaltschmitt, Msc es catedrático en periodismo y medios de comunicación, candidato Doctoral en Investigación Social. Director de "Esteoeste", programa televisivo de análisis y debate político, transmitido todos los domingos por Canal Antigua (Guatemala). Asimismo, es presidente de la Fundación Agros Tesorero de Apanac (Asociación de Amigos del Patrimonio Natural y Cultural de Guatemala) y columnista estable del diario Prensa Libre (Guatemala).

Alguien decía que el valor de una marca es lo que esta detrás de ella. Nombres de personas de carne y hueso que se inspiraron en una idea y le apostaron su vida y sus recursos. Rara vez registra la historia los momentos cruciales del inicio. Penas, obstáculos, limitaciones, incluso ataques politiqueros del momento y las vicisitudes propias de las coyunturas políticas y económicas de las épocas: Guerras, golpes de Estado, inflaciones, elecciones, revoluciones. Al final del túnel del tiempo, un amanecer se convierte en una década, esta en un cincuentenario y, como si el tiempo fuera un parpadeo, un centenario se transforma en un siglo veintiuno.

Las fotos retratan la realidad de un momento. Es la fascinación que brindan las fotografías que congelan la realidad de un instante, un tiempo, un espacio. Dos carretas tiradas por caballos. A un lado dos hombres posando como si la cámara habría de engullirlos en el sepia del negativo. Pechos henchidos, ojos de orgullo.

Mariano y Rafael Castillo Córdova se echaron al agua artesanalmente, y luego, con la perseverancia de los emprendedores visionarios, iniciaron un proceso de perfeccionamiento del producto, expansión y desarrollo que perdura hasta el día de hoy. Olvidamos cómo era la vida en la Guatemala de 1881. Aunque la revolución industrial se había iniciado desde mediados del siglo XVIII hasta mediados del XIX, nuestro país -que no el mundo-estaba atrasado tecnológicamente. Apenas un millón y medio de habitantes tenía Guatemala. El alumbrado de gas se había introducido apenas en 1879, y no fue sino hasta en 1885 que se inicia el eléctrico. El ferrocarril apenas iniciaba su construcción. Algunos pocos afortunados tenían radios. Las casas no tenían drenaje ni agua corriente, ni electricidad, y se utilizaban letrinas. La aviación era solo un sueño deslumbrante.

Impacta que los hermanos Castillo, nueve años después de fundada la Cervecería Centroamericana, en 1889, introdujeran el enfriamiento en la producción de cerveza, un salto tecnológico enorme. La pasteurización les permitió alargar la vida del producto, y todo esto con energía de su propia planta, que les brindó la oportunidad de ser energéticamente autosuficientes.

Esta mentalidad de innovación les permitió producir un producto de alta calidad y la construcción de su marca. En 1953, en París, recibe del Instituto Internacional de la Alimentación, con sede en Bruselas, la Estrella de la Excelencia, por su cerveza Monte Carlo. Luego le siguieron varias veces la medalla de oro Monde Selection, otorgada por el Institut pour la sélecction de qualité de Belgique. Es la única en América Latina y la tercera en el mundo en ganar el Prestige Award.

El miércoles pasado estuve en la celebración de los 125 años de la Cervecería Centroamericana. El presidente Otto Pérez Molina compartió el micrófono con los personeros de la Cervecería y dijo algo que creo retrata la historia de la Cervecería. “Ustedes se han caracterizado siempre por hacer realidad su slogan de ‘creer, confiar e invertir en Guatemala’, eso es lo que necesita nuestro país”.

En efecto, la Cervecería Centroamericana ha incursionado en otros campos, desde la industria alimenticia hasta proyectos hidroeléctricos. Ese portafolio diversificado de inversiones blinda la vulnerabilidad económica de la Corporación y le permite aprovechar sus costos de oportunidad para seguir expandiéndose.

Tengo amistad con muchos de los que han venido dirigiendo la Cerve. Amigos a quienes aprecio y con quienes hemos compartido muchos momentos. Son los herederos de una larga tradición que nos han hecho participes del éxito. Quizás ese sea el mayor logro de la Cerve. Que todos sintamos que “Gallo” es nuestra cerveza. Gracias, amigos, sigan adelante y que Dios los bendiga.

*Esta columna fue publicada originalmente en PrensaLibre.com.

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