Pasar al contenido principal

ES / EN

La tremenda Corte
Mar, 31/07/2012 - 13:20

Alfred Kaltschmitt

Correa cuereando
Alfred Kaltschmitt

Alfred Kaltschmitt, Msc es catedrático en periodismo y medios de comunicación, candidato Doctoral en Investigación Social. Director de "Esteoeste", programa televisivo de análisis y debate político, transmitido todos los domingos por Canal Antigua (Guatemala). Asimismo, es presidente de la Fundación Agros Tesorero de Apanac (Asociación de Amigos del Patrimonio Natural y Cultural de Guatemala) y columnista estable del diario Prensa Libre (Guatemala).

No me refiero a aquella exitosísima y divertida comedia radial que deleitó a millones por varias décadas con sus famosos comediantes José Candelario Tres Patines y El Tremendo Juez. Me refiero a la Corte Centroamericana de Justicia, cuyos cuestionados fallos han generado grandes críticas en la región, el último de los cuales tiene sumidos a los salvadoreños en una severa crisis política. Conozcamos el trasfondo del problema: De acuerdo con la Constitución salvadoreña, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) es muy clara en cuanto a que deben ser únicamente 15 los magistrados que integran la CSJ, para un período en funciones de nueve años. Para mantener un balance y una renovación sana en la Corte Suprema de Justicia, la Carta Magna establece que la Asamblea elija cada tres años a cinco magistrados. En dos platos: el Congreso solo puede elegir a cinco magistrados durante un periodo legislativo.

Saltándose las trancas y violando la Constitución, las bancadas del FMLN, Gana y CN -esto explica los nexos con la Corte Centroamericana de Justicia- aprovechando la mayoría que tienen en el Congreso, eligieron cinco magistrados en abril del 2009 y otros cinco magistrados en junio del 2012. Como era de esperarse, la Sala Constitucional declaró“inconstitucional” y dejó sin efecto las funciones de los magistrados, debido a que “fueron electos en una misma legislatura”.

En contubernio con las bancadas cómplices, los diez magistrados “ilegales” desoyeron su propia Constitución, tomaron posesión y no solo comenzaron a sesionar por separado de los otros cinco magistrados cuyos períodos de funciones no han finalizado, sino que apelaron a la Corte Interamericana de Justicia. Esta, en vez de abstenerse por notoria falta de autoridad y competencia, falló a favor de los magistrados vetados por la propia sala constitucional salvadoreña. Ahora hay dos “Cortes” y el sistema de justicia se enfrenta a un dilema legal absurdo, debido a las presiones políticas de un sector con evidentes intenciones de replicar similares estrategias politiqueras en la región.

“El editorial del Washington Post titulado “Impasse en El Salvador” señala que líderes de la sociedad civil, la Iglesia Católica y gremios empresariales han encendido las alarmas, pues “temen que si el FMLN tiene éxito en subordinar la Corte, pasará a consolidar el control sobre otras instituciones, incluyendo las que rigen las elecciones”.

“El modelo de Venezuela y Nicaragua de control de las instituciones democráticas es el mismo que el FMLN está siguiendo en el caso del conflicto entre algunas bancadas políticas y la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ)”.

“Es más, trae a cuenta que instancias como la CCJ hicieron posible que Daniel Ortega controlara “la judicatura de Nicaragua” para “acompañar el retorno de Daniel Ortega y el movimiento Sandinista”, arguye el editorial.

“Desde que el FMLN perdió las elecciones parlamentarias ante Arena, según The Washington Post, “ha parecido abrazar las tácticas que llevaron a otros hombres fuertes de izquierda al poder en la región”, en referencia a los presidentes de Sudamérica identificados con Hugo Chávez”.

La Corte Centroamericana de Justicia está politizada y ya no cuenta con el aval ni la aprobación de todos los países centroamericanos. El solo hecho de creer que tiene derecho jurídico e injerencia en los asuntos internos de un país, de contradecir sus constituciones y de prestarse para enfrentar políticamente a partidos rivales, precipitando crisis políticas, es un indicio de decadencia incuestionable.

Jueces metidos en política, con una agenda y estrategia política haciendo fallos claramente políticos.

Como diría Chávez: “Aquí huele a azufre”.

*Esta columna fue publicada originalmente en PrensaLibre.com.