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Las heroínas anónimas de Guatemala
Jue, 11/07/2013 - 14:52

Alfred Kaltschmitt

Correa cuereando
Alfred Kaltschmitt

Alfred Kaltschmitt, Msc es catedrático en periodismo y medios de comunicación, candidato Doctoral en Investigación Social. Director de "Esteoeste", programa televisivo de análisis y debate político, transmitido todos los domingos por Canal Antigua (Guatemala). Asimismo, es presidente de la Fundación Agros Tesorero de Apanac (Asociación de Amigos del Patrimonio Natural y Cultural de Guatemala) y columnista estable del diario Prensa Libre (Guatemala).

Sin ser el proveedor principal, en muchos casos es la principal fuente de ingresos de su familia. Sin gozar de los mismos derechos que el hombre en términos de oportunidades, libra su batalla en el día a día rutinario y le gana a las circunstancias adversas nadando contra la corriente.

Juana la chapina es heroína nacional. Con su talento creativo, no hay actividad alguna que escape a su ojo previsor y alerta para ganarse unos centavos honrados, que aún antes de ganarlos llevan ya nombre y destino para saciar la panza de sus críos y muchas veces la de su macho, con frecuencia vago y abusivo. Botellas usadas, periódicos, venta de comida, y la comercialización de mil chunches más, son algunas de las actividades a diario —desde que despunta el alba, patojo colgado a la cadera, canasto encima, se encarama en la camioneta moviéndose por los extravíos de una ciudad, llena de peligros e inseguridad—, llevando a cabo con diligencia digna de una diosa su pelea por la subsistencia.

Ya a esa temprana hora habrá lavado, arreglado la casa, preparado desayuno y supervisado que los patojos estén listos para la escuela, si es de las que tienen suerte. Sin embargo, muchas Juanas lloran el desconsuelo de no poder enviar a sus hijos a las aulas. Si ya la lucha por la sobrevivencia es una batalla diaria, el sueño de una educación es una esperanza lejana.

Buena parte de la problemática de la niñez se arreglaría si hubiesen suficientes guarderías. Muchas veces tienen que dejar encargados a sus niños con parientes o terceros, en situaciones muy precarias. Un problema más que enfrentan con dolor.

Porque para muchas Juanas, el mayor desafío es huir del hambre diaria. No de la pobreza. La pobreza es algo tan habitual que ya no es ni negra ni infernal, porque es permanente y coexistente, y ni la asusta ni la evade.

Esta mujer, nuestra Juana la chapina, madre de todas la madres, sostiene en buena parte la economía de este país, y sin embargo es relegada hasta de los índices demográficos, minimizando la importancia de su aportación a la economía informal a la cual contribuye para el desarrollo del país.

En donde sí la encontramos es en los altos índices de femicidios del país. No solo en la pelea contra el hambre, sino contra la muerte, que la asedia agazapada a la vuelta de cualquier esquina.

Cuando en Guatemala se aproveche el enorme potencial que tiene la mujer, especialmente las que luchan por la sobrevivencia de los suyos en las áreas marginales, nuestra sociedad cambiará. Cualquier inversión que se canalice a ella multiplica el fruto por mil, porque en sus manos la mujer tiene la oportunidad de ensayar, aplicar y devolver a sus hijos todo lo que se le dé en educación, capacitación y oportunidad.

Por ser recipiente de la semilla social, en sus manos tiene a la Guatemala de hoy, pero también la del mañana. Y aunque lamentable sea admitirlo, también tiene a la Guatemala de ayer, la que se perdió; la que disipó su potencial; la que la discriminó, porque no tuvo la visión de sembrar en su vientre fértil la célula social del mañana. Juana la chapina, la heroína nacional, la madre del desarrollo.

* Esta columna fue originalmente publicada en Prensa Libre de Guatemala.

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