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Transurbano gacho
Mar, 18/09/2012 - 11:57

Alfred Kaltschmitt

Correa cuereando
Alfred Kaltschmitt

Alfred Kaltschmitt, Msc es catedrático en periodismo y medios de comunicación, candidato Doctoral en Investigación Social. Director de "Esteoeste", programa televisivo de análisis y debate político, transmitido todos los domingos por Canal Antigua (Guatemala). Asimismo, es presidente de la Fundación Agros Tesorero de Apanac (Asociación de Amigos del Patrimonio Natural y Cultural de Guatemala) y columnista estable del diario Prensa Libre (Guatemala).

Se le pregunta a cualquier usuario del Transmetro y todos dicen lo mismo: “Es un transporte eficiente, rápido, cómodo y seguro”. ¿Cuál es la razón entonces de tener un sistema ineficiente, costoso, incómodo, paralelo y competitivo como el Transurbano?

Nadie lo entiende, excepto porque todo es una maroma en la cual, desde su génesis más temprano, danzan miles de millones de quetzales a costo del erario. Según publicó recientemente Prensa Libre, la revista alemana Manager, en su edición del mes de julio pasado, denunció que la compra de las unidades fue sobrevalorada en 25%, habiéndose adquirido cada unidad a US$126.000.

O sea que desde su primer aliento el Transurbano fue una criatura con llanto chueco: “De noviembre de 2009 a diciembre de 2011, el gobierno pasado, por medio del Ministerio de Finanzas Públicas y mediante la suscripción de un documento privado —formalizando un aporte económico—, sin asignación presupuestaria específica, sin dictamen previo de la Procuraduría General de la Nación (PGN) ni de la Contraloría General de Cuentas (CGC), y sin que se formalizara en la Escribanía de Cámara y de Gobierno —Ministerio de Gobernación—, entregó a una entidad privada, la Asociación de Empresarios del Transporte Urbano, la suma de Q190 millones (US$23,3M) para la implementación del proyecto denominado Transurbano, que consiste en la operación de buses de transporte colectivo en la Capital.

Quedó pendiente de desembolsar Q83 millones (US$10,2M) de los Q273 millones (US$33,5M) prometidos por el Gobierno. Así mismo, el Congreso otorgó para el Transurbano una exoneración fiscal por Q575 millones (US$70,6M)”. elPeriódico, 09/12.

Gracias al destino y a la politiquería —que todo lo entrampa y todo lo complica—, el Transurbano nunca llegó a operar con los tres mil 150 buses del plan original, y a la fecha solo operan 445 unidades, menos del 15% del proyecto inicial.

De haber continuado, el proyecto completo estaría costando Q4.839,2 millones (US$594,9M) en subsidios, tarjeta prepago, exoneración, préstamo bancario y hasta la publicidad para el sistema. “A cambio de esa inversión pública, los transportistas solo debieron poner el capital para constituir las cinco sociedades anónimas que conformaron para este proyecto. Esa inversión fue de Q29.600 por cada una, según las actas de constitución”. Prensa Libre, 08/04/10

A cambio de esos menos de Q30 mil (US$3.688), también les dieron a los dueños de las cuatro sociedades anónimas un monopolio y una exclusividad, por 25 años, cuando la última concesión fue de 10.

“Es ilegal inconcebible que un proyecto de esta naturaleza no haya sido internacional”, declaró en aquel entonces Quique Godoy, el artífice principal del Transmetro. Pero el Transurbano sigue dando pataleos de querer continuar con la fiesta gacha.

El día de ayer sale publicado en Prensa Libre que del 2010 a la fecha la Asociación de Empresas del Transporte Urbano (Aestu) ha desembolsado Q200 millones (US$24,5M)para contratar a dos mil guardias para el Transurbano, pero ha sido cuestionado para conceder las adjudicaciones. A esto se suma la adjudicación anómala de un contrato de arrendamiento con opción a compra de 200 cámaras de vigilancia por medio de dos compromisos de pago. Uno de Q95,2 millones (US$11,7M) y otro por Q38,68 millones (US$4,7M).

Pregunto yo si ¿toda esta millonaria inversión ha sido de beneficio para alguien más que los padres del engendro ruin? ¿Acaso no sería más provechoso para todos los usuarios del transporte público el ampliar todos los ramales pendientes del Transmetro? ¿Es que queda alguna duda de la diferencia entre los dos sistemas?

Por el bien del país, bien haría el presidente Pérez Molina en declarar lesivo este engendro nefasto e invertir con sentido común y lógica en el único transporte que ha funcionado bien en la historia del transporte público.

Y que se acabe la piñata depredadora…

*Esta columna fue publicada originalmente en PrensaLibre.com

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