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Yo vuelo, tú vuelas
Vie, 18/11/2011 - 09:08

Alfred Kaltschmitt

Correa cuereando
Alfred Kaltschmitt

Alfred Kaltschmitt, Msc es catedrático en periodismo y medios de comunicación, candidato Doctoral en Investigación Social. Director de "Esteoeste", programa televisivo de análisis y debate político, transmitido todos los domingos por Canal Antigua (Guatemala). Asimismo, es presidente de la Fundación Agros Tesorero de Apanac (Asociación de Amigos del Patrimonio Natural y Cultural de Guatemala) y columnista estable del diario Prensa Libre (Guatemala).

Te despierta la alarma mucho antes que el sol aparezca en tu ventana. De todos modos no pudiste dormir bien. La tensión comenzó con el empaque la noche anterior. El tiempo apremia, ahora hay que llegar dos horas antes y someterse a la tortura de la paranoia antiterrorista. Despedida rápida afuera de la terminal, luego a chequear, después migración, y el primer registro de seguridad. Ahora te obligan a desvestirte varias veces: saco, zapatos, billetera, cincho, y todo objeto que pueda ser “objeto” de manipulación terrorista y de volar en mil pedazos el avión o lo que está en la mente de los encargados de la seguridad mundial. La lista es grande.

No puede uno dejar de pensar que el mundo está en crisis y que el horizonte de la humanidad no presagia un horizonte feliz. Hay gente demente. Una exuberante proliferación de extremismos y radicalismos ha generado la realidad casi obscena en la que vive el mundo.

Cuando viajo me siento solo. Volar es impersonal hoy en día. Los aeropuertos son un amasijo de viajeros tratando de sobrevivir el suplicio y llegar lo antes posible. Pocos te dan los ojos. El protocolo es no verse. Homo sapiens de todas las razas, extraños, sin vinculaciones de ningún tipo. Cada cual viviendo su travesía de vida desvinculado de los demás.

Quizás por eso nos sentimos tan aliviados y llenos de júbilo cuando, a la salida, alguien nos espera. Es personal. Te espera a ti. Tienes una conexión humana cálida y real.

Otros tiempos son estos. El mundo sigue cambiando a grandes pasos en forma exponencial. Hace unas décadas era un lujo viajar -casi una extravagancia-. Hoy son mareas humanas. Antes, la atención personalizada era la norma. Las aeromozas eran tan mozas que dejaban un aire de secreta atracción cuando pasaban a tu lado, atendiendo el menor deseo con una sonrisa en la boca y un olor a perfume de misteriosa fragancia.

La globalización y la marea humana viajera han cambiado todo eso. Los controles y procesos demandan eficiencia y trámites expeditos, y la seguridad es francamente una incomodidad que raya en el tormento. Pero todos están dispuestos a someterse. Y lo pronuncia aún más el hecho de que todo tiene un precio y un desafío competitivo. Ahora la mayoría de azafatas son matronas de ceño fruncido y aire apurado. Bajar costos atraviesa transversalmente a la industria aérea. El resultado es darte lo menos al menor precio.

Y aquí, en gira académica, ando deambulando entre aeropuertos de Houston, Boston y Washington. Sentado en una butaca solitaria escribo parte de esta columna. Ajeno a las cuitas nacionales y al diario melodrama que dibuja nuestra realidad nacional.

Hay un equipo de transición preparando la travesía del nuevo gobierno. Se asemeja a la tripulación de un avión. Piloto y copiloto preparando la nave llamada Guatemala. Por una nueva ruta, rumbo a nuevo puerto. Saber adonde ir es el requisito primordial para el plan de vuelo. Algunas tripulaciones anteriores creyeron que bastaba levantar vuelo sin rumbo ni puerto definido -o crearon una ruta absurda sin destino real que nos ha dejado más endeudados que nunca-. Gastarse el 20% en opacidades corruptas y pagos de peajes es resultado. Y está a la vista. La realidad nacional ya no acepta tales errores. Y ahora se nos han cerrado las opciones. Más impuestos, más deuda. O ser más productivos, honestos y transparentes. Difícil...?

Aterrizamos. Estoy saliendo con mis maletas. Diviso a mis a seres queridos. Me embarga una alegría indescriptible.

Creo que volar no es tan malo...

*Esta columna fue publicada originalmente en PrensaLibre.com.