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Fortalezas y debilidades de la economía mexicana en medio de la incertidumbre
Jue, 15/09/2011 - 09:13

Josefina León León

Fortalezas y debilidades de la economía mexicana en medio de la incertidumbre
Josefina León León

Josefina León León es economista, académica e investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), México. Es Doctora en Ciencias Económicas y Maestra en Políticas Públicas. Su área de especialización es la teoría y política monetaria. Autora de una treintena de artículos en diversas revistas especializadas y libros, también ha participado en distintos eventos nacionales e internacionales presentando ponencias sobre temas económicos.

México es una economía emergente que en las últimas décadas ha experimentado diversas crisis económicas: con la crisis de la deuda externa en 1982, el país se vio obligado ha hacer cambios estructurales en los lineamientos de su política económica, de tal manera que de ser una economía altamente protegida pasó a ser una de las más abiertas a nivel mundial.

La apertura comercial y financiera experimentada sobre todo desde mediados de los 80 y en los primeros años de la década de los 90, nos convirtió en uno de los países pioneros del proceso de globalización económica. Los gobiernos de Miguel de la Madrid Hurtado y Carlos Salinas de Gortari no dudaron en seguir las recomendaciones del Consenso de Washington (1989), de modo que adoptaron la filosofía del neoliberalismo antiinflacionario.

El nuevo modelo de desarrollo orientado hacia el sector externo enfrentó su primera crisis en 1994-1995; la crisis de balanza de pagos que se empezó a manifestar desde finales de 1994 estuvo caracterizada por factores como los altos niveles de los déficit de la balanza comercial y de la cuenta corriente, la fuga de capitales y la caída en las reservas internacionales, lo que propició una fuerte devaluación del tipo de cambio, inflación, caída en la actividad económica y el empleo, así como elevados niveles en la tasa de interés nominal. El excesivo ascenso en la tasa de interés influyó de manera importante en la generación de la crisis bancaria, motivo por el que el gobierno rescata a los bancos en 1995 a través de un fondo de contingencia que se llamó Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), el cual fue sustituido a finales de 1998 por el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB), lo que vino a incrementar la deuda del sector público.

Los costos sociales derivados de la crisis fueron enormes para miles de familias que en años anteriores habían solicitado un crédito hipotecario y que perdieron sus casas ante la imposibilidad de poder pagar sus deudas con la banca, dado que por un lado disminuyó la capacidad de compra de su salario real, y por otro, se enfrentaron a que el costo del crédito había aumentado de manera sustancial.

Ante esta situación el gobierno entrante de Ernesto Zedillo Ponce de León se dio a la tarea de aplicar políticas de estabilización económica, siguiendo las recomendaciones de los ideales neoliberales. Ante el agotamiento de las reservas internacionales no hubo otra opción que modificar el régimen cambiario. De un tipo de cambio fijo con bandas de flotación se pasó a un régimen de flotación a partir del 22 de diciembre de 1994, lo que convirtió a la política monetaria en el pilar central de la política económica.

De esa fecha a la actualidad, el Banco de México (Banxico) ha aplicado una política monetaria en la que ha prevalecido su carácter contractivo, con el objetivo de lograr el control del crecimiento de los precios; la Comisión de Cambios (en la que participan funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y del Banxico) ha intervenido en el mercado de divisas a través de diversos mecanismos, con el fin  de evitar la inestabilidad del tipo de cambio e incrementar el nivel de las reservas internacionales; se promueve la entrada de inversión extranjera, tanto la inversión directa como de cartera; en política comercial se han firmado diferentes Acuerdos de Libre Comercio, así como Acuerdos de Complementación Económica y de Alcance Parcial; en política fiscal ante la ausencia de una reforma impositiva, se recurre esencialmente a la reducción del gasto público (sobre todo en gasto social y de infraestructura) con el fin de mantener el equilibrio en las finanzas públicas. En resumen, en México las políticas de estabilización que se aplicaron para paliar los efectos de la crisis resultaron eficaces y en la actualidad se tiene una estabilidad macroeconómica que nosotros calificamos como trunca o incompleta, lo cual como veremos, constituye una debilidad del actual modelo económico.

La crisis financiera mundial de 2008-2009 generó impactos negativos, tanto en el mercado financiero como en el sector real. La caída en el producto interno bruto real (PIB) de la economía mexicana fue de 6,2%, de las más altas a nivel mundial. Ante la salida de capitales generada por la inestabilidad económica global, el tipo de cambio se depreció y se generaron presiones inflacionarias. Para hacer frente a la depreciación del peso frente al dólar, el Banxico intervino en el mercado de divisas ofreciendo dólares a cambio de pesos con el fin de controlar la inestabilidad cambiaria, medida que generó la pérdida de reservas internacionales, sobre todo durante el último trimestre de 2008 y los primeros nueve meses de 2009.

Ante la crisis financiera, el gobierno panista del presidente Felipe Calderón Hinojosa se abstuvo de aplicar políticas expansivas de carácter contracíclico, lo que acentuó más el estancamiento económico de 2009, aumentando los costos sociales de la depresión económica. Para el año 2010 la economía mexicana logró reactivar su crecimiento económico, ya que la variación anual del PIB se situó en 5,4% anual, lo que se explica básicamente por la reactivación observada en la economía de Estados Unidos (EE.UU.), dada la alta dependencia del país hacia el vecino del norte.

En lo que va de 2011 los impactos negativos generados por la crisis financiera mundial de 2008-2009 aún no terminan, al excesivo desempleo mundial se suman la incertidumbre europea y los altos niveles de deuda principalmente de países desarrollados; la desaceleración en la tasa de crecimiento de la economía mundial, la crisis alimentaria en el Cuerno de África que incluye a Somalia, Kenia y Etiopía, así como el conflicto político en países como Libia, entre otros muchos problemas.

Por otra parte, el manejo de la política económica en México durante estos años de crisis ha merecido la felicitación reciente de instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que “felicitaron a las autoridades mexicanas por la solidez de su marco de políticas basado en reglas, que ha sustentado la hábil gestión macroeconómica y la rápida mejora de la actividad económica”. Adicionalmente, la agencia calificadora Moody’s señaló que México está bien posicionado para manejar los shocks adversos asociados a la volatilidad en los mercados financieros internacionales (El Financiero, 9/08/2011, pp. 7 y 9).

En efecto, en términos de la estabilidad macroeconómica las políticas han sido eficaces en el sentido de que se ha logrado el control relativo de la inflación, el tipo de cambio ha mostrado una tendencia a la apreciación, la tasa de interés objetivo (tasa de interés interbancaria a 1 día) se mantiene en niveles de 4,5% desde julio de 2009, las reservas internacionales ascienden en la actualidad a un nivel históricamente alto de US$136.128 millones, y el déficit fiscal como porcentaje del PIB se mantiene en niveles de alrededor del 3%. A lo anterior hay que sumar que el país tiene una línea de crédito flexible con el FMI por US$73.000 millones.

Sin embargo, la estabilidad macroeconómica que se ha logrado en México es incompleta porque se ha marginado al sector real de la economía, por ello más que hablar de estabilidad macroeconómica se tendría que hacer referencia al estancamiento con estabilidad. Lo anterior debido a que el país no ha logrado mantener un crecimiento económico sostenido, lo que se asocia con factores como la debilidad del mercado interno y la alta dependencia hacia el ciclo económico de EE.UU., por lo cual es de esperarse que el crecimiento esperado para 2011 y 2012 disminuya ante las menores expectativas de crecimiento de la economía estadounidense. A lo anterior se suman problemas como la fragilidad del mercado laboral, caracterizado por altas tasas de desempleo (la forma como el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática mide el desempleo deja mucho que desear) y bajos salarios.

A las debilidades señaladas con anterioridad se agrega que en el gobierno actual ha aumentado de manera importante el monto de la deuda del sector público, tanto interna como externa, lo que en el mediano y largo plazo puede provocar inflación y aumento del déficit presupuestal.

En suma, a los problemas estructurales de pobreza, desigualdad y desempleo que México ha enfrentado, sobre todo desde la crisis de deuda de 1982, se agregan la violencia y la inseguridad asociadas con la delincuencia organizada, jinetes del Apocalipsis que debilitan aún más a la economía mexicana; acciones como la masacre ocurrida el pasado 25 de agosto en el Casino Royale en Monterrey nos hacen recordar el título de un ensayo escrito en 1908 por el periodista estadounidense John Turner Kenneth: “México bárbaro”.

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