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Menos, pero mejores
Mar, 20/01/2015 - 15:09

John Edmunds

Lo que Argentina puede aprender de sus vecinos
John Edmunds

Doctor en Administración de Empresas de la Universidad de Harvard, profesor de Finanzas de Babson College en Boston y coautor de Wealth by Association.

Hace 50 años todo estudiante de enseñanza media aprendía que la población del mundo estaba creciendo muy rápidamente y que la de América Latina lo hacía todavía más rápido, lo cual echaba una sombra pesimista sobre los prospectos de la región. En un abrir y cerrar de ojos nos íbamos a encontrar con anillos de barrios miserables alrededor de las grandes ciudades, habitadas por hordas de trabajadores sin educación, necesitados de todo tipo de ayudas y subsidios. Pero en los últimos años el crecimiento poblacional se ha vuelto más lento: la generalización original, ya pasada de moda, aún resuena en las mentes de muchas personas y las impulsa a sacar conclusiones inexactas.

Para este 2014, el Departamento de Investigaciones de las Naciones Unidas reveló cifras que son una confirmación clara de la tendencia a un menor crecimiento de la población en América Latina y el mundo. Respecto de anticipaciones previas han sido revisadas a la baja, aunque, quizás, no lo suficientemente.

Primero, demos una mirada a la baja que ya ocurrió. En Brasil, el número de niñas de cero a seis años era el 6,96% del total de la población en 1990, 5,45% en 2005, y 4,34% en 2014(e). Para México, el número de niñas de cero a seis años fue 7,84%, 6,23% y 5,47% en 1990, 2005 y 2014(e). Para el resto de los países de América Latina y el Caribe, las tendencias son similares, aunque en países especialmente pobres, como Guatemala, esta transición demográfica es menos avanzada. 

Para tener un marco de lo que las cifras anteriores implican, hay que compararlas con las de un país que lleva un crecimiento muy bajo de su población durante décadas: Suecia. Allí, los números, también para niñas de cero a seis años, han sido: 3,11%, 3,10% y 3,46% en 2000, 2005 y 2014(e).

Si uno se pregunta si los nacimientos en declive son una aberración momentánea, las previsiones actuales afirman que, en 2020, las niñas de cero a seis años serán el 3,97% de la población de Brasil y el 5,11% de la de México. Para 2025, los porcentajes respectivos son 3,78% y 4,79%. Estas cifras muestran hasta qué punto el declive demográfico de América Latina sigue en marcha, y muestran que los demógrafos esperan que continúe en el futuro. Muestran también que, incluso con un menor crecimiento económico, el ingreso per cápita sigue aumentando, ya que el crecimiento del PIB ha superado el de la población durante muchos años. Para ser precisos, durante una mitad de la Década Perdida (el período 1998-2002), el PIB per cápita de América Latina y el Caribe se redujo de US$ 4.186 en 1998 a US$ 3.614 en 2002; pero desde 2010 hasta 2013,el PIB per cápita aumentó de US$ 7.652 a US$ 9.314. Así, aunque el crecimiento económico ha sido más cansino, la población ha estado creciendo más lento. Y los ingresos aumentan.

Para los emprendedores y las empresas, las implicancias son varias. La más obvia es que el gasto de consumo per cápita seguirá creciendo, incluso si el crecimiento económico se mantiene lento. Respecto de quienes trabajan en mercados destinados a los niños, hay buenas noticias: con menos niños el gasto por niño va a crecer. Así, los minoristas tendrán más éxito si venden juguetes caros en lugar de pañales. 

Hablar de juguetes caros puede parecer frívolo y desagradable cuando todavía hay muchos niños que no tienen una nutrición adecuada, pero la evidencia indica que el número de niños que sufren privaciones está disminuyendo debido a los programas de lucha contra la pobreza.

Por supuesto, en este escenario, la distribución del ingreso seguirá estando a la vanguardia del debate político en la región, pero con poblaciones estabilizadas y mejor educadas, resolverla será menos problemático.

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