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Medio Ambiente: las omisiones del 21 de mayo de Piñera
Mié, 23/05/2012 - 15:20

Flavia Liberona

Deficiencias en la institucionalidad ambiental chilena
Flavia Liberona

Flavia Liberona es licenciada en Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica (Chile), con mención en ecología, experta en Medio Ambiente. Fue coordinadora de la ONG Ecosistemas, de la red Bosque Nativo e integrante del Consejo Consultivo de la Corporación Nacional del Medio Ambiente. Es autora de publicaciones sobre generación eléctrica en Chile y calentamiento global, entre otros. Actualmente es directora de Fundación Terram y articulista del Barómetro de Política y Equidad.

Hablar de medio ambiente no es algo fácil, más bien es un tema que cada vez resulta más complejo, pues se requiere cierto grado de expertiz técnico, conocimiento del territorio y las regulaciones, pero por sobre todas las cosas se requiere tener una mirada transversal, ya que el medio ambiente es aquello que nos rodea y en lo que estamos inmersos. En términos generales, las temáticas ambientales tienen que ver con calidad de vida, economía, minería, biodiversidad, energía, agua, agricultura, pesca,  desastres naturales, derechos humanos, entre otros aspectos. Por ello, el medio ambiente ha dejado de ser un tema de los “ambientalistas” y ha pasado a ser un tema que involucra a la sociedad en su conjunto. Entonces, tratarlo como un tema sectorial, es reducirlo y obviar sus implicancias sociales y/o económicas.

Debido a esto realizar un análisis del discurso presidencial del 21 de mayo no puede restringirse al capítulo denominado medio ambiente. Si bien se debe prestar atención a lo expresado por el presidente en este título, este no revela la profundidad y complejidad de tema. Pese a esta aclaración y a la importancia del tema para el país, lo que se refleja en los numerosos conflictos socioambientales que tensionan nuestro territorio, el tema estuvo casi ausente en la cuenta pública del 2011 y los anuncios para los próximos doce meses  expresados por Piñera.

Por ejemplo, en minería se hablo de inversiones mineras, pero no de sus impactos en contaminacion y utilización de los recursos hídricos. Es más, pese a que se esperaba que el presidente dijera algo sobre el litio, la opción fue la omisión; si bien hay una frase en el discurso escrito que hace referencia a un proceso de licitación de concesiones que está ejecutando el gobierno, el presidente no hizo mención al tema. Es más, en dicho párrafo nada se dice sobre promover una discusión nacional sobre el tema o de crear una institucionalidad pública como el propuesto “instituto chileno del Litio”. Menos aún hay referencia alguna a los impactos que eventualmente la extracción podría tener para los ecosistemas frágiles, como son los salares.

En el sector energía-electricidad, la omisión fue casi completa en el discurso pronunciado por Piñera si se compara con el texto escrito, en el cual hay varios anuncios. Esto probablemente se debe al rechazo que podría generar en la ciudadanía algunos de ellos. Por ejemplo, se anuncia la unión del Sistema Interconectado Central (SIC) con el Sistema Interconectado Norte Grande (SING), unión que beneficiará a la gran minería. También el texto señala el envío al parlamento de un proyecto de ley para crear la Carretera Eléctrica Pública, idea que ha sido cuestionada ya que puede resultar un subsidio indirecto a los privados, que facilite la instalación de proyectos que dañan al país y destruyen el patrimonio natural. Otro punto es el proyecto de ley sobre Concesiones Eléctricas que ya se encuentra en la Cámara de Diputados y que debido a su contenido ha provocado el rechazo de  algunos parlamentarios.

Además en el discurso escrito el presidente explicita una vez más su apoyo a los proyectos  hidroeléctricos con capacidad instalada superior a los 20 MW, esto quiere decir respaldo a proyectos como HidroAysén y Rio Cuervo. Sin embargo, lo que no dice Piñera es que duplicar la generación eléctrica en los próximos doce años no es un fin en sí mismo, ya que tiene que ver con qué tipo de economía se quiere desarrollar, porque más del 37% de la generación eléctrica va al sector minero y el 28% al sector industrial, por tanto, son estos sectores los que deben invertir en eficiencia energética, mejoras tecnológicas  e incorporación de ERNC.

En cuanto al agua, el primer mandatario señaló que  “necesitamos una política de Estado, con soluciones de corto y largo plazo. A eso apunta la Estrategia Nacional de Recursos Hídricos para las próximas dos décadas que estamos desarrollando. Para evitar que el 85% de las aguas que corren por nuestros ríos se pierdan en el mar”. Este anuncio solo puede ser entendido como una tremenda desprolijidad, porque ya el 2011, en el discurso del 21 de mayo, se anunció la existencia de una “Estrategia Nacional de Recursos Hídricos y un Plan Regional de Infraestructura y Gestión del agua para todas las regiones de Chile”; demás está decir que por más que buscamos y preguntamos, la estrategia y el plan de acción no se habían elaborado y los más probable es que tampoco podamos contar con ellas el próximo 21 de mayo.

Pero tan sorprendente como ese primer anuncio resulta la frase “el 85% de los recursos hídricos se pierden en el mar”. Esto refleja un desconocimiento total sobre el ciclo hídrico y la función ecosistémica del agua como elemento vital. Por decir lo menos, esta es una visión anticuada que refleja la incomprensión que tienen muchos técnicos y autoridades sobre las temáticas ambientales.

Por último y si esto fuera poco, Piñera se refirió en forma liviana a implementar programas de bombardeo de nubes y construcción de plantas desalinizadoras de agua de mar. Tales anuncios tienen como comun denominador, pensar que la tecnología lo soluciona todo, en vez de evaluar efectivamente qué tipo de impactos se pueden generar y no establecer ninguna relación entre el alto consumo energético asociado a este tipo de iniciativas, y los impactos en el medio ambiente que provocan estos proyectos.

En definitiva, resulta difícil saber si es más grave lo dicho o lo no dicho por Piñera este 21 de mayo, lo que sí resulta claro es que el gobierno poco entiende de medio ambiente.

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