Pasar al contenido principal

ES / EN

Movidas empresariales en Colombia y reforma tributaria: amanecerá y veremos
Mar, 01/11/2016 - 10:42

Marcela Chacón Sierra

Colombia en tiempos de incertidumbre: el que no arriesga, no gana
Marcela Chacón Sierra

Marcela Chacón Sierra es analista para América Latina del área de Research and Business Intelligence de Transactional Track Record. Es comunicadora social y periodista de la Universidad de La Sabana (Colombia) y tiene estudios de Máster en Periodismo Económico de la Universidad Rey Juan Carlos (España).

En momentos en que la mayoría de países latinoamericanos siguen afectados por la desaceleración de sus economías, Colombia en 2016 ha tenido un punto de inflexión en términos políticos, económicos y sociales que ha influenciado para que las empresas internacionales tengan hoy, más que nunca, los ojos puestos sobre el país.  

Y es que, a partir de 2013, desde la estrepitosa caída los precios del petróleo, el gobierno de Juan Manuel Santos ha estado contra la espada y la pared. Pues, debido al amplio déficit fiscal en Colombia, el país ha requerido del anuncio de una reforma tributaria estructural que no ha sido nada popular y que ha dejado incertidumbres y consecuencias en el ámbito inversor. 

Una de esta estas secuelas ha sido la duda de si algunos colombianos negaron el plebiscito para la paz porque pensaban (fruto de la desinformación) que sería promovida la reforma sí y solo sí era aprobado el acuerdo entre las Farc y el gobierno nacional. Pero, lo que sabían algunos, era que con acuerdos o sin acuerdos, la reforma tributaria sería toda una realidad y que esta sería necesaria y determinante para la evaluación de las calificadoras de riesgo y, en especial, para el futuro empresarial y de inversión del país. 

Y aunque el rechazo a los acuerdos con las FARC no tendría un impacto directo en la calificación de deuda para el país, lo que sí sería cierto es que el resultado negativo en las urnas del 2 de octubre de 2016 impactaría la capacidad y popularidad del gobierno para aprobar otras reformas, como la tributaria, para así equilibrar los ingresos de la Nación y subsanar la caída de la renta petrolera que ha sido una de las causantes del desbalance en las finanzas. 

Aun así, es claro que pese a las dificultades políticas y económicas que se han generado en los últimos meses, Colombia sigue siendo un mercado potencial para los inversores en la región. 

De acuerdo al informe del tercer trimestre de 2016 del mercado transaccional de América Latina elaborado por Transactional Track Record, en el que se evalúa el desempeño de Brasil, México, Chile, Argentina Colombia y Perú, el país cafetero ha tenido a lo largo del año 110 operaciones, de las 1460 registradas en la región. 

En este estudio, Colombia estaría en el último lugar de los países registrados por número de transacciones. Sin embargo, el importe no confidencial de sus operaciones aumentó en este periodo un 60% con US$9.019 millones, y ha ubicado a Colombia en el cuarto lugar del ránking, superando por US$2.047 millones a las transacciones argentinas, y en US$5.235 millones a las registradas en Perú. Todo esto, gracias a recientes movidas empresariales como la de Isagén, Cifín, Argos, entre otras.  

Al ver este panorama, es paradójico que factores como las altas tasas de interés, la caída de las utilidades y la desaceleración económica, han permitido la reducción del valor de mercado de muchas compañías y han generado importantes cierres de operaciones que no se habían concluido anteriormente por acuerdos de precio.

Sin duda, esta dinámica también ha motivado a la reactivación de significativas oportunidades de negocios en el país. Tanto así que, según analistas del mercado M&A, el último trimestre de 2016 podría ser uno de los periodos más dinámicos del año para las fusiones y adquisiciones de empresas en Colombia, a juzgar por los anuncios que se han hecho, tanto en el sector público como en el privado, con respecto a los planes de enajenaciones de activos.

Es en estas perspectivas que podrían aparecen en el radar empresas como Avianca, Esenttia (antes Propilco), Conalvías, la Empresa de Energía de Bogotá (EEB), la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB), EPS Cafesalud, Friogán, Diario La República, entre otras compañías que han anunciado sus planes para vender participaciones que les permitan, en algunos casos, contar con socios estratégicos capitalizar sus negocios y, en otros, tener compradores que se hagan cargo de la totalidad de sus participaciones. 

Ante este panorama, ‘ad portas’ de la presentación de la reforma tributaria y una verdadera señal de madurez política y estabilidad institucional con los avances en los acuerdos de paz, la tarea en Colombia será impulsar la atracción inversionista en la medida que se encuentren unas condiciones ampliamente favorables, no solo para eliminar todo factor de incertidumbre, sino para construir una estabilidad macroeconómica y financiera que garantice que el déficit y la deuda pública regresen a trayectorias decrecientes, como estipulan las metas de la regla fiscal a nivel internacional.

Con esto, ¿Cuál será el escenario definitivo que enfrentarán las movidas empresariales en Colombia en lo que queda del año? Paciencia: amanecerá la reforma tributaria y veremos. 

Países