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Perú y el fantasma del otro terrorismo
Mar, 11/08/2015 - 09:39

Carlos Escaffi

Perú: cuando los emprendedores se hacen notar
Carlos Escaffi

Director del think tank Relaxiona Internacional y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Los que vivimos en el Perú de los 80, recordamos con estupor la macabra presencia del terrorismo, esa sensación que generaba tanta angustia cuando escuchábamos la detonación de una explosión, acto seguido, el apagón y el temor que nos sometía en la oscuridad más tétrica que podía existir en ese momento, la indefensión absoluta y la vulnerabilidad plena de su vida, o, la de cualquier miembro de su familia que en ese aciago momento lamentablemente no se encontraba en casa.

Esa sensación de indefensión absoluta, que por cierto no es percepción, cada vez se ha comenzado a sentir con más intensidad, y la verdad que es altamente preocupante, pues no puede ser que hoy sea materia de análisis salir a un común y corriente establecimiento de comida rápida con sus hijos, y tener que detenerse un momento a pensar fríamente si con dicha acción de eventual dispersión está poniendo en riesgo la vida de los suyos, o, más preocupante aún, concurrir a un espectáculo circense y que durante la función ocurra un atentado y éste, sea nada menos que con explosivos, incluso, una granada de uso militar.

Y es que los hechos que relato no son situaciones aisladas, o reitero, simple percepción, ¡no!, por el contrario, son situaciones cotidianas que se están viviendo en el Perú de hoy, cada vez con una mayor frecuencia y por cierto, con una mirada indiferente y un tanto distante, pues lamentablemente, cuando los hechos son reiterados, penosamente nos acostumbramos a ello, a lo malo, a vivir en el temor constante, además de escuchar excusas que pretenden hacernos pasar de idiotas, o que simplemente es mera percepción y claro, es fácil emitir juicios de valor cuando la mirada se hace desde el cómodo y protegido balcón burócrata, desde allí todo puede ser una mera percepción de inseguridad.

En línea con lo expuesto, me permito hacer la siguiente aclaración, acá no estamos hablando de terrorismo por seudo ideología política, acá estamos padeciendo de un terrorismo que pretende dominarnos por el terror que imparte, pues son una sucesión de actos de violencia ejecutados uno tras otro, seguido de una impunidad escalofriante y nauseabunda, pues hoy hicieron detonar un artefacto explosivo en un circo, ayer ingresaron dos sicarios a un reconocido de restaurante y asesinaron a un comensal en presencia de una clientela que solo atinó a mirar y postear el execrable crimen y la semana pasada se atentó contra la vida de las autoridades académicas de un colegio, exponiendo la vida de niños que no tienen idea de lo que pasó, solo saben que mataron a los directores del referido plantel, (por el charco de sangre que quedó expuesto en la puerta de ingreso).

Y ni hablar de las amenazas dejadas vía delivery, esas que van desde sobres dirigidos conteniendo unas balitas, hasta unos cartuchos de explosivos dejados en la puerta de su casa, los cuales tienen como única finalidad amedrentar y hacer recordar alguna extorsión gestada al interior de los penales, de esos centros de reclusión de supuesta máxima seguridad, en donde los presidarios disfrutan de placidos fines de semana bañándose cuales niños en veraniegas piscinas inflables, acompañados de una pollada y una cerveza en taza, y así no evidenciar que se está bebiendo, pues siempre hay que guardar la formas.

Lo anterior ocurre mientras la actual administración de turno, señala que esto es una sensación interior que resulta de una impresión material hecha en nuestros sentidos, en líneas generales, mera percepción, y entonces, ¿qué con el clamor popular que los militares salgan a las calles?, ¿será que la población no confía en la institucionalidad a cargo de velar por el orden público?; la voz del pueblo es la voz de Dios decían, por lo tanto, no suena tan descabellada dicha idea-solicitud. Hoy el peruano de a pie se pregunta, ¿y si ellos no hacen, no pueden, no están capacitados, no son confiables, quién podrá defendernos?, la respuesta a unísono: la prensa, si, pues si el caso lamentablemente no se mediatiza, nadie, reitero, nadie hará nada, ¡así no más es!

Este artículo no pretende ser alarmista, la única pretensión, es generar conciencia sobre la penosa situación de indefensión que crece cual carcinoma expandiéndose y afectando el interior de los sectores más y menos vulnerables de nuestra sociedad, mientras los temas de agenda están enfocados en la vida privada de nuestros empoderados, cual respetable programa de farándula, así las cosas, pareciera ser que el trágico, penoso e indeseable fantasma del terrorismo vuelve a sentirse, pues su presencia se hace presente.

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