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Por qué todo introvertido puede ser un rock star
Vie, 31/07/2015 - 10:25

Daniela Arce Valiente

¡¿Mandona?!: supéralo, tu jefa tiene opinión
Daniela Arce Valiente

Daniela Arce Valiente es Sub Editora del sitio MBA & Educación Ejecutiva.

Se les confunde con los tímidos, pero no son lo mismo. Mientras ellos temen por su seguridad, sufren al dar sus opiniones en público o relacionarse con muchas personas, los introvertidos prefieren por opción y no miedo desenvolverse en círculos más pequeños.

Hasta hace un tiempo, y puede que todavía, asumirse como introvertido era casi decir una palabrota. Es que la gente cree que el rasgo de extroversión -que hace a la gente más sociable, conversadora y energética- es sinónimo de éxito. Según lo describe la profesora de la Espae-Espol, Paola Ochoa, "los introvertidos se alimentan más de su mundo interno y los modelos teóricos, mientras que los extrovertidos necesitan el grupo, los eventos y las relaciones para ser dentro de la organización".

Pero lo cierto es que en el escenario completo de la organización, todos sus integrantes tienen una mezcla de ambos rasgos, es decir, algo de introvertidos y algo de extrovertidos. La psicóloga estadounidense Laurie Helgoe dice que la mitad de los estadounidenses son introvertidos y que aquellos con este rasgo suelen recargar energías en soledad y al reflexionar.

Pero una persona que prefiere el trabajo individual también puede ser un rock star en lo que hace. De acuerdo con Jennifer Cuba, de la USMP, "en algunos casos los talentos y genios han provenido de personalidades con temperamento introvertido o con tendencia a la introversión".

Hoy quizá más que nunca la introversión se ha reivindicado de la mano de expertos que dicen que estos ejecutivos pueden ser sobresalientes en un mundo que valora demasiado el gusto por ser gregario. La especialista Susan Cain y la siquiatra Marti Olsen Laney han escrito libros al respecto. En su texto "Tranquilo: el poder de los introvertidos en un mundo que no puede parar de hablar", Cain dice que ellos prefieren trabajar solos que en equipo y no les gusta autopromocionarse. También ha cuestionado que las instituciones más importantes están diseñadas principalmente para los extrovertidos y que se crea que la creatividad y la productividad provengan de un lugar extrañamente sociable.

Cain, a su vez, ha dicho que "los introvertidos se sienten más vivos y llenos de energía cuando están en ambientes que son menos estimulantes -no menos intelectualmente estimulantes, pero cuando están pasando menos cosas". Quizá por lo mismo en Occidente se tiende a mirarlos de forma extraña y a no entender del todo por qué se comportan así y hasta confundirlos con las personas tímidas. No así, por ejemplo, en Asia, donde es todo lo contrario y se valora mucho más la introversión.

En "La ventaja introvertida", la psicoterapeuta y escritora Marti Olsen se encarga de desentrañar las diferencias entre los cerebros de introvertidos y extrovertidos. Ella dice que los introvertidos suelen trabajar bien con otros, mantienen a largo plazo las amistades, son flexibles, independientes, reflexivos, analíticos, estudiosos, creativos y más concentrados. Pero no es fácil que se relacione a los introvertidos con estas cualidades. Por lo mismo, Olsen también ha mencionado los mitos en torno a personas así. Se dice que son nerds, aguafiestas, vergonzosos, ermitaños y callados.

A nivel ejecutivo, tampoco hay que olvidar los mitos en torno al liderazgo. Bien sabido es que se considera a los extrovertidos como personas más capacitadas para liderar equipos, sin embargo, como en todo introvertido puede haber un rock star: tienen ventajas no siempre esperadas. Tal como se afirma en un estudio de Harvard Business Review, los líderes introvertidos son más efectivos en entornos dinámicos y escuchan más, permitiendo que los empleados generen más ideas. No así en los entornos con jefes extrovertidos, donde suele haber trabajadores poco proactivos.

Claro está que poco a poco la imagen de un introvertido ermitaño va quedando en el olvido, movido por las declaraciones de varios expertos que se han referido a este rasgo de personalidad con sus ventajas y diferencias. Todos ellos coinciden en que nada malo está en que sean como son y lo ideal es entenderlos y no esperar que cambien. Al menos así lo han hecho los actores Glenn Close, Helen Hunt, Clint Eastwood; y los pintores Norman Rockwell y Emily Dickinson, junto a tantos otros.