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Qué bonita vecindad
Dom, 30/11/2014 - 20:06

Vianey Esquinca

Diputado 007: licencia para espiar en México
Vianey Esquinca

Vianey Esquinca es consultora en comunicación e imagen, escribe la columna "La Inmaculada Percepción" en Excelsior (México).

La muerte de Roberto Gómez Bolaños Chespirito rompió con la monotonía informativa que estaba centrada exclusivamente en temas de seguridad e hizo que la atención mediática se desviara, al menos momentáneamente, hacia un personaje muy popular en la población.

Chespirito provocaba urticaria a muchos “intelectuales” o “pensadores” que no soportaban la idea de que a través de este personaje se conociera México en otros países. Sin embargo,  parafraseando al titular de la SSP-DF, Jesús Rodríguez Almeida, “le guste a quien le guste” fue un icono en la cultura popular mexicana. Sus frases y sus personajes traspasaron generaciones.

Pero, además, no se murió tan sólo el personaje cómico, sino también el ideólogo de los políticos mexicanos. Porque los funcionarios públicos, los legisladores y los militantes de partidos políticos se comportan como si estuvieran homenajeando a alguno de los personajes que creó e hizo popular, Gómez Bolaños.

El PRD podría perfectamente cantar la canción “que bonita vecindad, es la vecindad del Carlos, no valdrá medio centavo pero es linda de verdad…”. Cuando el fundador del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas le pidió al líder de ese partido, Carlos Navarrete, que renunciara, éste le respondió “bueno, pero no te enojes” y “es que no me tienen paciencia”, añadiendo que no renunciaría.

Cárdenas entonces dijo: “Ta, ta, taaa, ta…” y se fue del partido diciendo, “pues al cabo que ni quería”. También le dijo a los perredistas “síganme los buenos”, pero, pues hasta este momento, no se ha presentado ninguna otra renuncia o desbandada de militantes del sol azteca.

Entonces Navarrete declaró: “Lo sospeché desde un principio”, pues sabía que hiciera lo que hiciera el exjefe de Gobierno del Distrito Federal iba a renunciar. Además, ante las críticas añadió: “Todos mis movimientos están fríamente calculados”.

Tan sólo este jueves pasado, ante la pregunta que millones de ciudadanos se hacían ante la situación que prevalece en el país: “Y ahora ¿quién podrá defendernos?”, el presidente Enrique Peña Nieto respondió: ¡El 911!, medida contenida dentro del decálogo de acciones por la paz y la justicia. “No contaban con mi astucia” pareció decirles a sus cercanos, aunque varios detractores criticaron el plan al considerarlo insuficiente y que reciclaba propuestas realizadas en otros gobiernos. A lo que el Presidente tuvo que reconocer “para qué les digo que no, si sí”.

Cuando el Ejecutivo inauguró la autopista Nuevo Xcan-Playa del Carmen había mandado un consejo a la gente: “Tómenlo por el lado amable” cuando señaló que ante las circunstancias que se vivía había que asumir una actitud propositiva y constructiva del México que queremos tener. Cuando dijo que parecía que había un interés de generar desestabilización, de generar desorden social y de atentar contra el proyecto de nación que había venido impulsando, sólo le faltó añadir: “Se aprovechan de mi nobleza”.

Pero eso no es todo, resulta que ya fueron liberadas las 11 personas que permanecían detenidas tras los hechos vandálicos del 20 de noviembre. El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, ya había adelantado que no había pruebas suficientes para mantenerlos retenidos. Ante las críticas por haberlos detenido o haberlos soltado, la autoridad podrá decir “se nos chispoteó”. 

Eso sí, la policía siempre puede argumentar que lo que sucedió con las detenciones es que sus “antenitas de vinil estaban detectando la presencia del enemigo” y por eso detuvieron gente a diestra y siniestra.

Quien como Jaimito el Cartero, quisiera “evitar la fatiga” es el procurador Jesús Murillo Karam, a quien no le gusta sentirse cansado. Eso sí, después de todo el escándalo que se suscitó con su ahora frase célebre de “ya me cansé”, dijo en entrevista que “fue sin querer queriendo”.

Definitivamente Roberto Gómez Bolaños deja un legado no solamente en la cultura popular, sino también en la política mexicana.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.

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