Pasar al contenido principal

ES / EN

¿A quién le interesa el Brexit y a quién no?
Vie, 11/03/2016 - 07:39

Víctor Pou

Unión Europea, Brasil y la integración regional con A. Latina
Víctor Pou

Víctor Pou es director de una consultora internacional política y de asuntos europeos con sedes en Bruselas y Washington D.C. y profesor de economía en IESE Business School. Fue director de la Unidad de Empresa e Industria y consejero de Relaciones Exteriores de la Comisión Europea en Bruselas (1987-2005). Entre otros cargos, fue director internacional de Torras Hostench, presidente de Torras Brazil y presidente de la Cámara de Comercio Brasil-España. Sus numerosas publicaciones sobre integración europea y relaciones internacionales son una muestra de su amplia labor en la UE. Es profesor de IESE.

¿A quién puede interesar que David Cameron pierda el referendo de junio y que el Reino Unido salga de la UE? 

Parece claro que, por lo menos, a cinco colectivos. En primer lugar, a la extrema derecha y la extrema izquierda europeas que abogan pura y simplemente por la desintegración de la UE. El Brexit (abreviatura de British Exit) sería la primera ficha que verían caer con agrado, a la que podrían seguir otras por efecto dominó. 

En segundo lugar a los enemigos geopolíticos de la UE, como el presidente ruso Vladimir Putin, que considera a Bruselas como un enemigo acérrimo, ya que se opone a sus deseos de recomponer territorialmente el imperio soviético. 

En tercer lugar, interesa naturalmente a todos los euroescépticos británicos que son muchos y bien organizados. Su punta de lanza es el partido UKIP (United Kingdom Independent Party), pero se les encuentra también muy numerosos entre los partidos mayoritarios británicos. El alcalde conservador de Londres, Boris Johnson, uno de los políticos más populares del país, directo rival de Cameron, se acaba de manifestar favorable a la salida británica de la UE "para situarse en el lado correcto de la historia". 

En cuarto lugar, a los escoceses les iría de perlas, porque el Brexit les facilitaría la convocatoria de un segundo referendo de independencia, con lo que ya vislumbran una bienvenida a Escocia y un adiós a Inglaterra en la UE. 

Por último, también interesa a los europeístas convencidos de que con el Reino Unido dentro de la UE jamás se podrá alcanzar una verdadera unión política europea, ya que consideran, probablemente con razón, que la esencia de la política exterior británica siempre ha consistido  en imposibilitar este proyecto. 

¿A quién no interesa el Brexit? Empresarios británicos de primera fila han manifestado su alarma ante esta posibilidad en una carta que acaba de publicar el diario The Times, en la que declaran que "dejar la UE desanimaría las inversiones, amenazaría el empleo y pondría en peligro la economía; el Reino Unido será más fuerte, más seguro y más rico continuando como miembro de la UE".

Naturalmente no interesa a David Cameron y a los políticos conservadores que le secundan. Si gana el referendo, Cameron pasará a la historia de su país como una figura insigne, mientras que una derrota significaría el final de su carrera política. No interesa a Estados Unidos, el gran aliado y mentor del Reino Unido, que prefiere a los británicos dentro de la UE aunque sea a distancia de su núcleo duro. Tampoco interesa a los europeístas que, aun reconociendo que no se puede contar con el Reino Unido en el empeño de construir "una  unión cada vez más estrecha" entre los pueblos europeos, piensan que por su peso específico y todo lo que representa es preferible que siga dentro. Los principales líderes europeos, con Angela Merkel al frente, comparten esta opinión. Saben que la figura jurídica de "las cooperaciones reforzadas", recogida en el vigente Tratado de Lisboa, les permite seguir avanzando hacia mayores cotas de supranacionalidad hasta llegar algún día a la federación europea. Prevén un futuro inmediato de círculos de integración superpuestos, que confluyen en un núcleo duro del que solamente formarían parte, de momento, los países mejor predispuestos a ulteriores cesiones de soberanía en materias tan sensibles como política exterior y  defensa. 

Las encuestas más recientes indican que la intención de voto está partida por la mitad entre partidarios y contrarios del Brexit, pero reputados analistas consideran que, a medida que se vaya acercando la fecha del referéndum previsto para finales de junio, los argumentos a favor de la continuidad del país en la UE se irán imponiendo en la opinión pública. Indican que los inconvenientes económicos de una posible salida aparecerán cada vez más evidentes. La especialización de la economía británica en el sector servicios, con el financiero a la cabeza, convierte en crítica su permanencia en el mercado interior europeo, mientras que las manufacturas industriales europeas podrían acceder al mercado británico bajo el amparo de la Organización Mundial del Comercio. 

El Reino Unido debería buscar fórmulas de recambio como las usadas por Noruega o Suiza, que a la postre conducirían a una pérdida de soberanía política, ya que aquellos países  han aceptado introducir reglas y estándares del mercado interior europeo sin derecho alguno a intervenir en su formulación y sin consultar, por tanto, a sus electores domésticos. Mientras tanto, los británicos observarían probablemente la deslocalización de servicios de Londres a Escocia, que sí habría conseguido mantenerse dentro de la UE. En virtud de todo ello, es probable que el mundo político, empresarial y mediático británico se vaya impregnando progresivamente de la idea, a medida que el referéndum de junio se acerque, de  que tanto  los costes económicos como políticos del Brexit superan con creces a los beneficios. 

Países
Autores