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TIC y sistema escolar: muchos aparatos que pocos saben usar
Mié, 30/07/2014 - 14:48

Daniela Trucco

Chile: resultados PISA 2009, progreso educativo con equidad
Daniela Trucco

Socióloga de la Pontificia Universidad Católica de Chile. MBA en Administración de Empresas, University of Maryland (EE.UU.) y Master en Políticas Públicas de la University of Maryland (EE.UU.). Se ha especializado en Políticas Educacionales -Evaluación de programas y proyectos sociales- y Juventud -Tecnologías de la información y comunicaciones (TIC) y desarrollo-. Actualmente es Oficial de Asuntos Sociales, División de Desarrollo Social, Cepal-Naciones Unidas.

Los esfuerzos por incorporar las tecnologías de la información y comunicación (TIC) desde y a partir del sistema educativo en América Latina y el Caribe han sido significativos, especialmente en las décadas de los 2000. Ello ha llevado a la institucionalización y la asignación de mayores recursos al ámbito de la informática educativa. Estas políticas han generado expectativas en diversos actores en el sentido que ellas aportarían a enfrentar los desafíos educativos prioritarios de la región.

Cepal ha identificado que estos desafíos tienen relación principalmente con mayores avances, en primer lugar, en equidad, tales como mejorar la distribución social de los resultados educativos, ampliar la cobertura de la enseñanza secundaria y atender las necesidades especiales de los grupos vulnerables (pueblos indígenas, discapacitados, grupos desfavorecidos por razón de género y otros). También tienen relación con la calidad de los resultados educativos; como la necesidad de mejorar los resultados del aprendizaje de los estudiantes, la adquisición de competencias en materia de TIC y de competencias para el siglo XXI. Y finalmente, se han asociado metas en términos de la eficiencia del sistema, entendido como el mejoramiento de la gestión de los recursos financieros, humanos y de información del sistema educativo, así como también la disminución en las tasas de repetición de curso, el rezago y el abandono escolar.

Las políticas de informática educativa que se han planteado en la mayoría de los países de la región incluyen diversos objetivos, los que se encuentran relacionados con los desafíos educativos que las políticas están llamadas a enfrentar: innovación o cambio en las prácticas de enseñanza y aprendizaje, mejora en la gestión escolar, desarrollo de competencias TIC en los estudiantes, son los más comunes.

El acceso a las TIC en los hogares ha aumentado en las últimas décadas en todos los grupos socioeconómicos, pero más rápido en los grupos más aventajados. Por lo que la brecha digital sigue creciendo. A pesar de la inundación de nuevos dispositivos cada vez más accesibles (tablets, smartphones, etc.), aun buena parte de los jóvenes latinoamericanos no cuentan con tecnología en sus hogares, especialmente en los sectores sociales más desventajados. Los datos muestran brechas no sólo por nivel socioeconómico, sino también por zona de residencia y por grupos etarios que componen los hogares.

En este contexto, es interesante analizar el papel que han cumplido los sistemas educativos en términos de dar acceso a los estudiantes, particularmente a aquellos de los sectores de menos recursos. El sistema escolar en América Latina tiende efectivamente a compensar diferencias y aumentar la cobertura de modos más equitativos. El centro educativo ha sido la gran puerta de acceso a las nuevas generaciones, tanto al computador como a Internet.  Como la mayor parte de los niños, niñas y adolescentes asisten a la escuela, es una buena estrategia universalizadora.

Los logros en cobertura del centro escolar son auspiciosos, pero sólo revelan parte de la realidad.  No muestran la oportunidad real de uso de los estudiantes: cuánto lo pueden usar, cómo lo usan, cuánta conectividad tienen, etc. Esto quiere decir que la introducción de equipamiento e infraestructura tecnológica en las escuelas no son suficientes. La política que promueve acceso debe estar ligada a una propuesta de promover los usos.

A pesar de la tendencia de masificación del acceso y de la alta exposición a la era digital de las nuevas generaciones, de todas maneras niños, niñas y adolescentes requieren formación y guía de un adulto para aprovechar mejor el potencial de las TIC en su propio desarrollo. Por lo mismo, el grado de uso del docente es relevante (directivos también). La información disponible ilustra que el uso habitual de la tecnología entre docentes es bajo. Los estudios además señalan que la formación de docentes en metodologías de enseñanza con TIC es prácticamente nula.

La capacidad de beneficiarse del uso de las TIC tiene relación con la pertinencia de su incorporación a un determinado contexto de uso. Entre los estudiantes de 15 años, para los que se cuenta con información comparable y detallada sobre usos (a través del cuestionario TIC de PISA 2009), las principales actividades son de recreación y comunicación, pero también tareas escolares. Esta última es una particularidad en esta región, en comparación con lo que ocurre para el promedio de países de la OCDE.

En el caso de uso también hay brechas. Por ejemplo, a diferencia de las cifras de acceso, en los usos se generan diferencias de género, los varones tienden a desarrollar con mayor frecuencia actividades relacionadas al juego y al ocio, las mujeres por su parte se comunican y hacen tareas escolares con mayor regularidad. Ello deja una pregunta abierta sobre las posibles consecuencias en el desarrollo de habilidades y oportunidades futuras. Por nivel socioeconómico también hay brechas, los adolescentes de contextos favorecidos tienen mayores oportunidades de usos de ocio y entretención, que se relaciona al mayor acceso en el hogar.

Los avances de las TIC han transformado los contextos de desarrollo social, económico y productivo y eso tiene consecuencias indudables para las formas de aprender y desafía al sistema educativo en cómo enseñar. La complejidad de estos nuevos entornos de aprendizaje, exige que el sistema educativo adquiera un rol más allá que lo puramente técnico.  La mera introducción del equipamiento no garantiza el real aprovechamiento, que estamos denominando apropiación. Se propone un análisis multidimensional de este eje, que reconoce la interconexión entre el aprendizaje escolar y la incorporación de las TIC. Se plantea que en este proceso debiera intencionarse la formación de tres tipos de habilidades: digitales, cognitivas y curriculares.

Del análisis de los cinco componentes de política necesarios para la integración de las TIC en la educación -acceso, usos, contenidos, apropiación y gestión- surge la necesidad de elaborar una matriz que permita integrar los distintos aspectos que se abordan en la aplicación de las políticas con los desafíos educativos a los que debieran apuntar, y es lo que propone el libro recientemente lanzado por Cepal. La tentación política de centrarse en la provisión masiva de equipamientos tecnológicos cada vez más accesibles debe ser equilibrada con una visión más integrada y de largo plazo que incluya en el diseño un horizonte educativo.

*Esta columna fue publicada originalmente en la revista Humanum del PNUD.

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