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EE.UU.: Basta de gastar en "estímulos"
Jue, 29/07/2010 - 13:24

Michael Tanner

EE.UU.: Basta de gastar en "estímulos"
Michael Tanner

Michael Tanner dirige investigaciones sobre nuevas soluciones de mercado en materia de salud y de asistencia social. Bajo la dirección de Tanner, el Cato lanzó el Proyecto para La Privatización de la Seguridad Social. Sus artículos han sido publicados en el Washington Post, Los Angeles Times, Wall Street Journal y USA Today. Ha aparecido en las cadenas televisivas ABC, CBS, NBC, National Public Radio, PBS, Fox News Channel, MSNBC, CNBC y Voice of America. Autor prolífico y frecuente conferencista, Tanner se desempeñó también como director de la Georgia Public Policy Foundation.

Cuando se trata de gasto público, “estímulo” aparentemente significanunca tener que decir “suficiente”. Puede que uno no se haya dadocuenta si ha estado escuchando a, por ejemplo, Paul Krugman, pero el Congreso ya ha aprobado tres leyes distintas de estímulo económico, llegando a un costo total de alrededor de US$1 billón.

La primera de estas fue aprobada en febrero de 2008, durante la administración Bush:una medida de US$152.000 millones que consistió en un reembolso deimpuestos de US$600, varios incentivos para las empresas y garantías depréstamos para la industria de la vivienda. Esto fue en el momento enque la recesión apenas comenzaba y el desempleo se encontraba en 4,9%.

Luego,cuando que la recesión empeoraba en septiembre de 2008, el Congresoaprobó la “Ley de Creación de Empleo y Alivio para el Desempleo de2008”, con un costo de US$61.000 millones. Esta ley inyectó dineroa “proyectos de infraestructura” federales y extendió el seguro dedesempleo. Un mes después, el desempleo llegó a 6,5%.

Y el año pasado, el presidente Obama logró que se aprobara la ley del gigantesco estímulo de US$787.000 millones, que fue lo que caracterizó su primer año en la presidencia. Cuando la ley fue aprobada, la tasa de desempleo era de 8,1%.

Hoy, el desempleo es de 9,5% y el Congreso está nuevamente debatiendo una ley de estímulo, esta vez de US$34.000 millonesen su versión del Senado (la versión aprobada por la Cámara deRepresentantes costaba US$60.000 millones), para brindar fondos a losgobiernos estatales y locales, extender nuevamente el seguro para losdesempleados y proveer más deducciones fiscales dirigidas a losnegocios. Todo esto ni siquiera incluye al Programa para Alivio deActivos Tóxicos (TARP, por su sigla en inglés) I ó II, o el presupuestodel año pasado, que aumentó el gasto para todo tipo de programas “que generan empleo”.

Claramente, todo este gasto público no ha hecho mucho para reducir el desempleo o estimular el crecimiento económico. Pero síha estimulado el crecimiento del Estado. El año pasado el gasto delgobierno federal llegó al 24,7% del PIB, el porcentaje más alto en lahistoria en tiempos de paz. Esto debe compararse con un promediohistórico de alrededor del 21%. Agréguele el gasto a nivel de estados yde gobiernos locales, y el Estado a todos los niveles consume más del36% de todo lo que produce la economía estadounidense.

Tal veztodo este gasto tenga algo que ver con el hecho de que nuestra economíano está creciendo o produciendo empleos. O tal vez los negocios estánanticipando que los aumentos de impuestos vendrán el próximo año,cuando expiren los recortes tributarios de Bush. Algunos inclusopodrían estar pensando a más largo plazo pensando en las directrices,tributos y regulaciones que eventualmente serán impuestos comoresultado de la recientemente aprobada reforma de salud. Solamente losnuevos impuestos de esa ley alcanzarán un total de US$669.000 millones,muchos de ellos penalizando el ingreso por inversiones, y aunque lamayoría no entrarán en efecto hasta dentro de un par de años, muchosnegocios ya están considerando los costos. Y, por supuesto, existe laposibilidad de más impuestos sobre la energía.

Para Krugman yotros como él la respuesta siempre radica en todavía más gasto público.EE.UU. se enfrenta a una “tercera depresión”, advierte Krugman, a menosque el Estado gaste más, mucho mas, tal vez hasta US$10 billones. Elliderazgo demócrata en el Congreso está de acuerdo con esa dirección ytal vez hasta con la cantidad. El líder demócrata en el Senado, HarryReid, quien ha visto aumentar el desempleo en su natal Nevada del 5,3%al 14% (el más alto en la nación), desde que la primera ley de estímulofue aprobada, dice que necesitamos un nuevo estímulo para “creartrabajos y hacer que nuestra economía despegue”.

Pero lo queignoran los partidarios de un mayor gasto público es que el Estado notiene dinero propio. Cada dólar que gasta el Estado debe venirfinalmente de alguna otra parte. Cada dólar que gasta el Estado es undólar que sale del bolsillo de los trabajadores estadounidenses sinimportar si este es recaudado a través de deuda o impuestos. Losimpuestos simplemente redistribuyen el poder de compra y lo hacen deuna manera particularmente ineficiente, reduciendo los incentivos paraproducir o contratar empleados. Pedir prestado simplemente obliga a quelos negocios y los inversionistas esperen impuestos más altos en elfuturo.

Como explica John Cochrane de la Universidad de Chicago,“cada dólar extra de gasto público corresponde a un dólar menos degasto privado. Los empleos creados con el gasto del estímulo soncompensados por los trabajos perdidos por la reducción en el gastoprivado. Podemos construir carreteras en vez de fábricas, pero elestímulo fiscal no puede ayudarnos a construir más de ambas. Esta formade ‘desplazamiento’ es cuestión de contabilidad”.

Otrospaíses están empezando a entender que existen límites a cuánto le puederobar el Estado a Pedro para pagarle a Pablo. Desde Grecia hastaAlemania, de Gran Bretaña a España, desde Irlanda hasta Francia, losgobiernos están empezando a achicar el Estado Benefactor, a disminuirlos déficit presupuestarios y a depender más del sector privado.Mientras tanto, EE.UU. continúa con más gasto de “estímulo”.

AlbertEinstein definió la locura como “hacer la misma cosa una y otra vez yesperar resultados distintos”. Mientras que el Congreso impulsa másgasto, más regulación, más impuestos y más “estímulo”, esta es unalección que deberían tomar en cuenta.

Esta columna fue publicada originalmente en el centro de estudios públicos ElCato.org.

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