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Restaurar la competitividad del país es el gran reto del futuro presidente de Argentina
Miércoles, Junio 22, 2011 - 19:21

La erosión de la competitividad de la economía por una alta inflación que el gobierno no reconoce oficialmente y la disminución de costosos subsidios a la energía y el transporte, serán los principales retos para la nueva administración.

Buenos Aires. La presidenta argentina, Cristina Fernández, es favorita para ganar un nuevo mandato en la elección de octubre, pero señales de fatiga en el ciclo de expansión económica del país sugieren que su segundo período en el poder podría ser turbulento y obligarla a duras decisiones.

La erosión de la competitividad de la economía por una alta inflación que el gobierno no reconoce oficialmente y la disminución de costosos subsidios a la energía y el transporte serán los principales retos para el nuevo gobierno que surgirá de los comicios del 23 de octubre.

Fernández lidera con holgura la carrera electoral a cuatro meses de los comicios, según los sondeos, pero un reciente escándalo por denuncias de desvío de dinero público para planes de viviendas populares podría golpear su imagen y fortalecer la posición de alguno de sus opositores para una segunda vuelta.

Analistas coinciden en que el 2012 será un año de ajustes económicos, incluso si triunfa Fernández, ya que consideran insostenibles las actuales políticas fiscal y monetaria.

"La pérdida de competitividad que está teniendo el sector productivo de Argentina uno la puede cuantificar a través del tipo de cambio real, a través de otros tipos de indicadores y a través del costo laboral unitario en dólares", dijo el economista Nadin Argañaraz, presidente del privado Instituto Argentino de Análisis Fiscal.

El deterioro de la balanza de pagos en medio de una alta salida de capitales también es una preocupación en la agenda del país sudamericano para el próximo gobernante.

"Sostener el crecimiento para que sea más equitativo, desacelerar el proceso inflacionario, acelerar la inversión en cuatro puntos del PIB, ampliar la capacidad productiva y revertir la salida de capitales" son los desafíos que el economista Bernardo Kosacoff, ex jefe de la oficina de Cepal en Buenos Aires, ve para el próximo gobierno.

En el primer trimestre del año, la cuenta corriente profundizó su déficit a US$673 millones desde los US$486 millones de ese mismo período del 2010, mientras que la economía se expandió a una tasa del 9,9%.

Lucha política. Fernández, quien sucedió a su esposo Néstor Kirchner en el 2007, estimuló el consumo doméstico, utilizó las reservas del Banco Central para financiar al Tesoro y amplió los planes de ayuda social, pero la inflación está golpeando la competitividad de la economía.

Junto a ese escenario, luchas intestinas podrían aflorar en el heterogéneo movimiento peronista, el partido de Fernández, ya que la mandataria no tendría derecho legal a una nueva reelección, en el 2015, sin una reforma de la Constitución.

Esa limitación debería llevarla a nombrar un sucesor a futuro y analistas estiman que las peleas por ocupar ese lugar comenzarían inmediatamente después del 10 de diciembre, cuando comenzaría su nuevo y último período de Gobierno en caso de que sea reelecta.

Junto a esas pugnas, debería enfrentar la alta inflación, que economistas privados estiman en torno a un 24% anual, frente a una desacreditada estimación gubernamental de sólo un dígito.

El tipo de cambio es regulado por el Banco Central, que mantiene el peso en niveles considerados por el Gobierno como competitivos para la economía.

Pero economistas y sectores de la industria reclaman por el aumento de los costos, mientras la depreciación de la moneda tiene un ritmo muy inferior al alza de los precios domésticos.

Boris Segura, director ejecutivo para América Latina de Nomura Securities, cree que el próximo gobierno argentino enfrentará un dilema de hierro para restaurar la competitividad: moderar el crecimiento para bajar la inflación o acelerar el ritmo de devaluación del peso, lo que estimularía un mayor incremento de los precios.

"Te estás comiendo la competitividad a pasos agigantados. Tenés que traerte para abajo la inflación vía un enfriamiento razonable de la economía que va a permitir también aumentar un poco el ritmo de la devaluación", afirmó Segura.

Pero "si aceleras la depreciación sin arreglar el tema de inflación, lo que haces es disparar la inflación para arriba", concluyó.

Autores

Reuters