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Kuczynski asume presidencia del Perú con el desafío de gobernar con un Congreso fujimorista
Miércoles, Julio 27, 2016 - 14:36

Al jurar su cargo y suceder a Ollanta Humala, el economista liberal Pedro Pablo Kuczynski se convertirá este jueves en el primer presidente del Perú que gobernará con el congreso controlado por un solo partido opositor.

El nuevo jefe del Estado Pedro Pablo Kuczynski, de 77 años, prestará juramento este jueves para convertirse en el nuevo presidente del Perú y recibirá los atributos del mando ante la flamante titular del Congreso unicameral, Luz Salgado, y delante de los presidentes de la Argentina, Mauricio Macri; Bolivia, Evo Morales; Chile, Michelle Bachelet; Colombia, Juan Manuel Santos; Ecuador, Rafael Correa; México, Enrique Peña Nieto, y Paraguay, Horacio Cartes.

Ese acto, que tendrá lugar a las 11:00 hora local, en el Congreso de la República, será el momento inaugural de una relación inevitable llamada a condicionar y caracterizar el mandato quinquenal de Kuczynski: su vínculo con el partido populista de derecha Fuerza Popular (FP).

FP responde al ex presidente Alberto Fujimori, quien a 16 años de su caída y siete de su condena a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad aún sigue polarizando la opinión pública de Perú y, a su manera, marcando buena parte del ritmo de su vida política.

A FP pertenecen Keiko Fujimori, hija de Alberto a la que Kuczynski derrotó por 0,24 punto porcentual en el balotaje, y también 73 de los 130 legisladores -entre ellos Salgado- que tendrá el Congreso en el próximo quinquenio.

Las relaciones entre Kuczynski y FP son por lo menos tensas. El fujimorismo no perdona al presidente electo su viraje desde el apoyo decidido que dio a Keiko para el balotaje de 2011 a la campaña que consideró agresiva para la segunda vuelta de junio pasado.

De hecho, y contra una larga tradición en la política peruana, Keiko no saludó a Kuczynski como ganador del balotaje.

Por otra parte, Kuczynski ya advirtió que no indultará a Alberto Fujimori -quien el jueves cumple 78 años y desde hace tiempo tiene varios problemas de salud- aunque no se opondrá a que cumpla la prisión en su domicilio si el Congreso sancionara una ley que lo habilite a ello.

A la previsible hostilidad del fujimorismo, Kuczynski opondrá una estructura política inicialmente débil.

Su partido, Peruanos Por el Kambio (PPK, para que coincida con la sigla de sus nombres y su apellido, que es como se lo llama comunmente al mandatario electo), fue creado para el último proceso electoral y por ahora es más un conglomerado de ex dirigentes de otras agrupaciones que una formación homogénea en materia ideológica.

Con 18 miembros, es la tercera fuerza en el parlamento y esta semana no logró ponerse de acuerdo con la segunda -el Frente Amplio izquierdista, con 20 legisladores- para presentar una lista unificada de candidatos a la Mesa Directiva del Congreso.
Aun cuando hubiera ganado por sí solo, FP concurrió a esa confrontación en coalición con la Alianza Para el Progreso (APP, también populista de derecha) y el Partido Aprista del ex presidente Alan García, lo que prefigura que el fujimorismo no será el único escollo parlamentario para el nuevo gobierno.

En ese contexto, Kuczynski deberá afrontar varios desafíos relevantes. De cómo lo hará comenzará a dar señales apenas después de la investidura, en su mensaje inaugural, que se anticipa breve en comparación con los de sus antecesores más cercanos, de alrededor de 30 minutos.

De hecho, en una entrevista publicada este lunes, afirmó que su primera medida de gobierno será “impulsar un programa de seguridad ciudadana que sea más efectivo” que el actual porque “eso es lo que pide todo el mundo”.

El de la seguridad ciudadana fue uno de los principales temas de la última campaña y una encuesta publicada el domingo, horas antes de que Kuczynski concediera esa entrevista, reveló que 75% de los peruanos espera que mencione medidas al respecto en su discurso del jueves.

Por lo demás, Kuczynski deberá resolver el dilema que plantean dos factores simultáneos.

Uno es la desaceleración del crecimiento de la economía a raíz de la caída de los ingresos por exportaciones mineras, debida a la reducción de los precios internacionales y a la puesta en entredicho de ese modelo productivo por motivos ambientales.

El otro es la demanda de que se mantenga, e incluso crezca, la inclusión social verificada en los últimos años, apuntalada durante el mandato de Humala por varios programas sociales solventados por el gobierno, como los destinados a mejorar la alimentación de los más pequeños, el acceso de los jóvenes a la universidad y la calidad de vida de los adultos mayores.

Autores

Télam