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Lima: dos mujeres, dos destinos
Dom, 03/10/2010 - 12:18

Luis Benavente Gianella

Lima: dos mujeres, dos destinos
Luis Benavente Gianella

Luis Benavente Gianella es director de Vox Populi Comunicación y Marketing y docente del Máster en Comunicación Política e Institucional del Instituto Universitario Ortega y Gasset de Madrid. En la Universidad de Lima ha sido director del Grupo de Opinión Pública (1997-2010), director de Imagen Institucional (1994-2002) y profesor principal de la Facultad de Comunicación (1980-2012).

Este domingo 3 de octubre, cerca de 20 millones de votantes elegirán a los alcaldes de 1.740 distritos y 180 provincias, así como a 25 presidentes regionales en todo el Perú. La más importante de todas las elecciones será como siempre la elección de alcalde de Lima; quien sea elegida asumirá también la presidencia de la región Lima.

Lima representa aproximadamente un tercio de la población electoral peruana y encarna el gran centralismo o concentración de las finanzas, la producción y el comercio.

Por primera vez en la historia electoral del Perú la disputa se da entre dos mujeres: Susana Villarán, una candidata izquierdista que lidera el partido Fuerza Social y que es la favorita, pues llevaba 10 puntos de ventaja en las encuestas publicadas el pasado domingo 26 de septiembre, un día antes de entrar en vigor la prohibición de publicar encuestas; y Lourdes Flores, una política de centro derecha, demócrata cristiana, líder del Partido Popular Cristiano, que fue candidata presidencial en 2001 y 2002. En ambas oportunidades no pudo pasar al balotaje por pocas décimas.

Desde 1989, y durante 21 años, la alcaldía de Lima ha estado en manos de políticos pragmáticos y empresarios, pero en la elección de 2010 concluye este ciclo y las dos candidatas más fuertes tienen perfiles estrictamente políticos y opuestos, de manera que el debate político e ideológico ha sido una característica fundamental en esta campaña, junto a una gran agresividad de los seguidores de ambas.

De manera táctica y didáctica, Susana Villarán ha dicho que quiere ser la Michelle Bachelet peruana, para mostrar afinidad con una figura política exitosa de talla continental, y para dar el claro mensaje de que ella representa una propuesta de izquierda moderada, que está de acuerdo con la economía de mercado, pero que a la vez propone un contrapeso ante las profundas diferencias y busca el equilibrio social, así como Lula en Brasil o Mujica en Uruguay, un espacio político muy ancho en América Latina, que en el Perú estaba huérfano de liderazgo.

Bachelet llegó al poder representando a la social democracia chilena, en alianza con la Democracia Cristiana en la Concertación, de manera que disponía de una base política muy sólida que surgió como una alternativa política para hacer viable la etapa post Pinochet en Chile. La coalición que representaba Bachelet servía de parámetro institucional a su gobierno y demarcaba su acción política. El respaldo político y social hizo posible a la Concertación.

El símil de Villarán no funciona. Ella lidera un pequeño partido que es Fuerza Social y su candidatura a la alcaldía de Lima está basada en la conjugación de muchos pequeños partidos, grupos y gremios pertenecientes a un amplio espectro, desde izquierda moderada hasta izquierda radical, que han estado fuera de los reflectores de la política, y que ahora han visto en Villarán una  oportunidad para tener más presencia en la política peruana, a pesar de que su partido, Fuerza Social, ni siquiera logró inscribir candidatos a las alcaldías de los distritos de Lima.

La fragmentación tras Villarán le impediría el amplio respaldo político y social que también se requiere para gobernar una ciudad, y haría impredecible su accionar político, por cuanto no tiene los parámetros que puede garantizar un respaldo social amplio.

Sectores políticos y económicos pro mercado ven que la elección metropolitana está fuertemente teñida de política e ideología, y están muy atemorizados ante un triunfo de Villarán, pues creen que esto potenciaría todo el espectro de las izquierdas, desde los moderados hasta los radicales, y este ambiente victorioso influiría en la elección presidencial que tendrá lugar solo seis meses después, en abril de 2011.

Un eventual triunfo de Villarán también podría provocar el temor de los mercados financieros internacionales, que verían cierto riesgo en el Perú, luego de casi diez años de crecimiento a tasas bastante altas, que han llegado hasta el 10% anual, en un país que ha logrado soportar el impacto negativo de la crisis internacional.

No obstante, la historia de las elecciones en el Perú es una historia de cambios dramáticos en la etapa final. No son pocos los analistas que consideran que Lourdes Flores tiene posibilidades de ganar la elección, especialmente por la dinámica de campaña de los últimos días, que fue favorable a ella, especialmente el debate del lunes pasado.

Todo no está dicho en la etapa final de esta campaña municipal que ha tomado proporciones tan grandes que parecería propia de una elección presidencial.

El panorama electoral municipal y regional en Perú está marcado por la ausencia o poca presencia de los grandes partidos que van a competir en las presidenciales, pues han preferido no correr el riesgo de derrotas inminentes, y a la vez han cedido el espacio electoral a muchos movimientos locales y regionales.

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