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Agente preponderante
Viernes, Abril 10, 2015 - 10:12

El nuevo mapa de las telecomunicaciones en México tiene muy poco de nuevo, lo que confirma la estrecha relación del PRI con los poderes empresariales.

Pocos le creyeron a Enrique Peña Nieto cuando anunció sus planes para limitar la concentración en los mercados de televisión y telecomunicaciones. ¿Iba a atreverse el ‘nuevo’ PRI con el imperio Televisa y la gigantesca América Móvil de Carlos Slim? Para sorpresa de muchos, Peña Nieto armó un pacto transversal para impulsar una serie de reformas constitucionales de gran calado, entre las cuales está la de telecomunicaciones. Se armó así un consenso para aumentar la competencia en unos mercados históricamente monopólicos, de elevados precios, con un servicio de baja calidad y escasa penetración.

Pero la expectativa quedó defraudada. “En el camino se recompuso la relación del PRI con Televisa y se aprobó una ley que tiene importantes medidas antimonopólicas, pero muy laxas para el sector de la radiodifusión”, estima la coordinadora del Observatorio Latinoamericano de Regulación, Medios y Convergencia, Aleida Calleja.

Las leyes secundarias establecieron regulaciones por sectores y no por mercados –como estaba inicialmente contemplado–, distinguiendo dos grandes “agentes preponderantes”: Televisa en el sector de la radiodifusión, y América Móvil para las telecomunicaciones. Controlan más del 50% de su sector: el nuevo y autónomo Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) les debe aplicar normas anticompetencia para minar su poder.

Ver para creer

En el caso de América Móvil (AMX), que controla un 80% de la telefonía fija de México (Telmex) y un 70% de la móvil (Telcel), le supone la obligación de compartir con sus competidores su extensa red de cableado. Le prohíbe también realizar cargos para llamadas de larga distancia dentro del país y le obliga a permitir la portabilidad de sus clientes de forma gratuita a otras compañías.

Para Televisa, que tiene actualmente un 70% del mercado de televisión abierta y un 66% en la televisión de pago, su efecto más palpable es la prohibición de transmitir en exclusiva grandes eventos deportivos, como el Mundial o los Juegos Olímpicos. También le prohíben discriminar a la hora de vender su publicidad.

¿La respuesta de Slim? Haciendo gala de su carácter pragmático, el magnate sorprendió a todos anunciando que iba a desprenderse de buena parte de sus acciones de América Móvil para reducir por debajo del 50% su participación en el sector. El objetivo: perder la condición de dominio para ofrecer el famoso “triple y cuádruple play” (internet, televisión de pago y telefonía fija + telefonía móvil).

Participar en la llamada televisión restringida en México (un mercado que generó un negocio de casi US$4.000 millones en 2014 y que se espera que crezca un 14% este 2015) es el sueño dorado de Slim, que ya tiene participaciones en cableras de varios países. Sin embargo, el negocio le está vetado expresamente en México hasta noviembre próximo, cuando se prevé que el IFT decida si aprueba la modificación en el título de concesión de Telmex. Esto, porque el mercado de la televisión restringida se incluye dentro del sector de las telecomunicaciones, en la que AMX es preponderante. Para perder esta condición, la firma de Slim debería vender más de 21 de sus 70 millones de clientes de Telcel y cuatro millones de Telmex, lo que supondría unos US$10.000 millones, según cálculos del Bank of America.

Pero la venta de activos de AMX se complicó con el aterrizaje de AT&T al mercado mexicano. La primera telefónica de Estados Unidos, antigua socia de AMX, aprovechó el nuevo marco legal para adquirir por poco más de US$4.000 millones las pequeñas operadoras Iusacell (8% del mercado) y Nextel (3%). Con esta compra estratégica, AT&T pasó a tener unos 12 millones de usuarios en México, quedando sólo por detrás de la española Telefónica (20%, unos 20,5 millones de clientes), que no ha hecho ningún movimiento para aumentar su participación.

“AT&T es ahora la tercera operadora en términos de participación de mercado, pero habría que ver si no es la segunda en ingresos”, apunta Mony de Swaan, el último presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, el extinto órgano regulador mexicano.

Randall Stephenson, director general de AT&T, ya ha advertido que a su firma le gusta “ser el primer o segundo operador en participación a donde quiera que vaya”. Sus paquetes de llamadas ilimitadas desde Estados Unidos a México, tanto en números fijos como móviles, son sólo un tentempié.

Objeto de deseo

Aunque el gobierno anunció con bombos y platillos la licitación de dos nuevos canales de televisión digital abierta, sólo dos de los siete candidatos iniciales decidieron seguir en la pelea: Cadena Tres, del Grupo Empresarial Ángeles, y Grupo Radio Centro.

“No es una opción tan atractiva como se había manejado, la tecnología digital sólo abarca una mínima porción del país y, en cinco años, si les va bien tendrían un 15% del mercado entre las dos”, dice Jenaro Villamil, periodista especializado en medios de comunicación. “Lo ideal habría sido que una de las tres cadenas nacionales que tiene Televisa se hubiera licitado”.

Pero nadie olvida la importancia histórica que la familia Azcárraga ha tenido para el gobernante PRI y viceversa. A Peña Nieto se lo bautizó, de hecho, como el ‘candidato Televisa’. Esta estrecha relación influyó a la hora de escribir la letra pequeña de las leyes, estima Aleida Calleja, miembro del consejo consultivo del IFT.

Impulsado por la llamada ‘telebancada’ (diputados que trabajaron en Televisa), la redacción del ya célebre artículo noveno transitorio implicó la “entrega en bandeja de plata de toda la televisión de pago a Televisa”, afirma Mony de Swaan. Ese artículo permite que un agente preponderante pueda invertir sin regulación del IFT en el otro sector o, lo que es lo mismo, que la televisión por cable –la ‘gallina de los huevos de oro’ incluida dentro del sector preponderante de Slim– quede completamente libre para Azcárraga. Fue un “regalo” para Televisa, que ya tiene un 66% del mercado, dice Calleja.

Slim está entrenándose para su esperado gran golpe con su canal mexicano por internet, UnoTV, y ya compró los derechos de transmisión exclusivos en América Latina –menos Brasil– de los Juegos Olímpicos de Rio 2016. Pero parece que la jugada ganadora por el momento está del lado de Televisa.

Autores

Claudia Bonet