Pasar al contenido principal

ES / EN

Mexicanos en EE.UU.: ¿Cuán latinos y cuán "gringos"?
Jueves, Febrero 2, 2012 - 17:32

Esta comunidad latina al norte del Río Bravo ya es una fuerza considerable por su capacidad de consumo y su creciente relevancia política. ¿Cómo están en el plano de las organizaciones comerciales y públicas?

Según cifras correspondientes a julio de 2006, la población hispana en Estados Unidos sumaba 44,7 millones de habitantes, los cuales representaban la mitad del crecimiento del país. Por la cercanía geográfica, y por la relación histórica entre Estados Unidos de América y los Estados Unidos Mexicanos, buena parte de ese número representa a la comunidad de mexicano-americanos. De hecho, reportes indican que el mayor número de mexicanos que vive fuera de México reside en Estados Unidos.

Esta comunidad es reconocida en la el país al norte del río Bravo por su potencial económico, tanto en el aporte a la producción de bienes y servicios como en el consumo. “Mis padres, como muchos otros mexicanos y latinos, llegaron a este país a abrirse camino y trabajaron mucho”, recuerda Virginia Madueno, hoy alcaldesa de la ciudad de Riverbank en el estado de California.

Muchos como ellos, además de sus hijos y nietos que han crecido como herederos de ambas culturas, han hecho carrera y levantado importantes compañías en Estados Unidos. Personalidades como Steve González, elegido juez de la corte suprema, o Alex López Negrete, co-fundador y CEO de Lopez Negrete Communications, la segunda más grande, o quizás la mayor agencia de comunicación y publicidad independiente surgida en la comunidad hispana, son dos exponentes del éxito alcanzado por varios representantes de origen o herencia mexicana.

Un palpable éxito a raíz del cual AméricaEconomía quiso conocer más sobre las experiencias de personas mexicano-americanas en el país al norte del Río Bravo. Por la importancia económica de la población latina y especialmente mexicana, y para bucear en las diferencias culturales que afectan las negociaciones, emprendimientos y relaciones laborales entre estadounidenses de origen anglosajón y los de origen mexicano.

Efectivamente, el espectro del éxito entre la minoría mexicana en Estados Unidos es muy variado. Existen de un lado los miles de empleados en factorías o talleres, las empleadas domésticas, así como también los dueños de las tantísimas taquerías (comida popular mexicana, preparada sobre la base de tortillas), tienditas o restaurantes que abundan en California, Texas o Nueva York; y del otro, aquellos como los dueños del Grupo Salinas: a la cabeza de uno de los imperios televisivos mayores del planeta.

Entre los más afortunados, sin duda, cabría localizar a Humberto Zamora, propietario de LA Ventures, negocio financiero que se dedica a prestar capital a pequeños emprendedores o profesionales que quieren abrir pequeñas tiendas, agencias de autos o clínicas médicas. Cuando Zamora comparte su visión, muy alineada con la filosofía del partido republicano, sobre las características que marcan las diferencias entre los entornos organizacionales estadounidense y mexicano, resalta que “en México todos trabajan, hasta niñas y niños que venden chicles o dulcecitos para generar pequeñas ganancias. 

Allá, al igual que en muchos países de habla hispana, las familias tienen la oportunidad de abrir pequeños negocios sin excesivas limitaciones gubernamentales, sin necesitar permisos o preocuparse de pagar a Hacienda. Este no es el caso en Estados Unidos, donde todo se complica y son necesarios muchos permisos hasta para abrir un puestecito a la orilla de la calle. Y esos permisos implican costos que mucha gente, sobre todo los recién emigrados, no pueden asumir”.

Por su parte, Valeria Strappa, argentina de nacimiento, pero nacionalizada mexicana y con amplia experiencia dentro de organizaciones estadounidenses -estudió en Duke University y ha trabajado en McKinsey, General Electric y Citibank-, se muestra en desacuerdo con Zamora. Strappa argumenta que el punto fuerte no sólo de la cultura laboral, sino del sistema general estadounidense es precisamente esa estructura. 

Tras haberse desempeñado también como jugadora de tenis profesional, ella comenta que es la estructura la que apoya a un joven deportista talentoso desde que es descubierto por los entrenadores en las universidades hasta que lo catapultan a una carrera internacional. “El sistema americano provee una serie de beneficios que ayudan al individuo que tiene talento, al darle los mecanismos para poder maximizar su desarrollo a través de programas institucionales, versus un sistema latino con medios más informales, donde el desarrollo se logra en base al esfuerzo personal. Y eso se evidencia también dentro de las empresas y corporaciones”.

Madueno, quien no sólo es alcaldesa en Riverbank, sino que lleva 11 años al frente de su propio negocio, apunta a otros dos aspectos muy importantes que contribuyen a dibujar el carácter de las relaciones entre ambos grupos sociales: religión y discriminación.

Ambos elementos marcan, a su juicio, la forma cómo los mexicanos se manejan al frente de negocios y cargos de responsabilidad pública, y se relacionan con el resto de los grupos sociales. “Muchas veces los mexicanos por cultura, entienden religión. A veces esto ha implicado para mí encontrar un balance muy delicado entre representar a la gran comunidad sin asumir la religión como parte de esta. Y es que en la ciudad casi un 60% de la población es de origen latino”, refiere.

La discriminación afecta de forma mucho más objetiva. Madueno también confiesa haber tenido que redoblar esfuerzos para hacer reconocer sus habilidades y liderazgo, y para ser reconocida no como la alcaldesa latina, sino como la representante que eligieron la mayoría de los votantes. “Creo que se hizo más evidente en mí, como mujer y latina. Lo cual tiene un doble riesgo, porque también quiero encontrar el tiempo para criar a mis hijos, trasmitirles los mismos valores que me trasmitieron a mí cuando fui niña. Quiero cocinar para mi familia, quiero tener tiempo que compartir con ellos, porque ya sabemos cuán cruciales son los vínculos familiares en nuestra cultura”.

Así, es común escuchar que los estadounidenses de origen anglosajón tienden a percibir una informalidad entre los latinos, negligencia que se manifiesta en una administración más relajada con los tiempos, mientras los latinos ven a estos como personas rígidas, poco flexibles y escasamente funcionales en entornos más caóticos, o al menos donde no está en pie el tipo de sistema estructurado que sí calza con los estadounidenses.

Los ases bajo la manga

Una referencia común entre Madueno, Zamora y Strappa es la voluntad de trabajar por uno mismo. Según Strappa, como las estructuras formales suelen fallar, o al menos se han comportado de forma inestable a través de la historia, los latinos “aprovechan mucho el tiempo cuando tienen un trabajo, porque no se sabe cuánto más podría durar. Eso y el hambre de crecer son acicate para los latinos que llegan a Estados Unidos a labrarse futuro”.

Madueno no duda en afirmar que los valores heredados de sus padres mexicanos han sido una ayuda en su carrera. “Cada vez que estoy involucrada en un proyecto complejo y se aproxima la fecha límite de terminar, es cierto que muchas veces es difícil, pero al reflexionar y recordar las dificultades que mis padres superaron, y lo duro que trabajaban, me doy cuenta de que mis esfuerzos no se comparan con sus sacrificios”.

Zamora relata una historia semejante. Su madre mexicana conoció a su padre en los días de la Segunda Guerra Mundial y formaron una familia que se educó al tiempo que trabajaba. “Mi padre estudiaba en la universidad y me llevaba, y yo estudiaba con él. Lógicamente mi primer trabajo tuvo que ver con asesoría financiera a estudiantes, ayudarles a gestionar ayudas y becas. Luego pasé a hacer algo parecido, pero en el sector de la salud, porque decidí que hacía mayor diferencia si colaboraba a salvar vidas”.

Otro factor que se revela como una plataforma para propulsar a los latinos al éxito es el funcionamiento de las redes sociales informales.

Zamora dice que si bien las redes del tipo más formal, semejantes a las que conectan a los estadounidenses anglosajones, pero de membresía latina o mexicana, no tienen aún mucho alcance y desarrollo dentro de los Estados Unidos, sí tienen un alto potencial de crecimiento e influencia de cara al futuro. “El hispano hasta ahora no ha usado los canales políticos para generar beneficios que podrían impulsar la comunidad más aún, pero hace diez años tampoco tenían la penetración social que tienen ahora, cuando con el último censo se vio que la población hispana ya es superior a la afroamericana. Hay poderosas networks que se están extendiendo con nodos importantes en Los Ángeles, Nueva York y Chicago, que a su vez se interrelacionan entre sí”.

Strappa abunda sobre esta idea, al explicar que los latinos tejen sus networks de manera espontánea, guiados por un criterio de amistad y acercándose a quien les parece que puede ser una compañía amena o afín, aunque en determinado momento pueda ser la persona a la que se acude para pedir ayuda con un problema, o para proponer un negocio o colaboración. “Al crecer en un medio donde no hay instituciones que apoyen los talentos de las personas, necesitan encontrar el apoyo en sí mismos y en el entorno familiar. Por eso las relaciones sociales y familiares son más estrechas, y tendemos a dedicar más tiempo al roce social y familiar”.

Ambas, Madueno y Strappa, coinciden al apuntar una característica que en los tiempos actuales resulta vital para la administración de las economías, sea doméstica, empresarial o ciudadana: la costumbre de reciclar y rescatar objetos que pueden ser útiles más adelante.

Según Madueno, su experiencia familiar es vital ahora cuando sostenibilidad se ha convertido en una palabra de orden. Cuando recientemente la dirección de Riverbank quiso prohibir la distribución indiscriminada de bolsas plásticas, Madueno contaba con memoria fresca, un cúmulo de recuerdos donde se colaba su madre reciclando mucho de lo que compraba, no desperdiciando, lo cual la preparó para abordar temas y medidas medioambientales. “Me ayudó a entender, a prepararme mejor para rendir cuentas a la ciudad sobre temas fiscales, tanto como me ha ayudado a concebir mensajes sobre estos temas para distintas audiencias de la comunidad”.

Sin embargo, Valeria Strappa llama la atención sobre las diferencias que existen entre los mismos latinos, que no deben dejarse al margen cuando se trata de comprender la gestión de organizaciones y las relaciones humanas y laborales dentro de las comunidades hispanas, y entre estas y las anglosajonas. “Esas diferencias, organizacionalmente, duelen mucho cuando estas tres culturas lidian unas con otras. No se puede decir 'latino', hay que diferenciar entre países con influencias muy distintas como los del Cono Sur o Brasil, o los centroamericanos y México", finaliza.

Autores

Jennifer P. Roig