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Cómo transformar la educación a partir de la comunicación
Miércoles, Septiembre 20, 2017 - 15:01

En el reciente II Congreso Iberoamericano de ESCUELA+, organizado por Directv, Guillermo Orozco, de la Universidad de Guadalajara, e Ismar de Oliveira, de la Universidad de Sao Paulo, intervinieron en el panel “Comunicar para educar o educar para comunicar”. Acá, sus principales lecciones.

Desde que tienen cuatro años o menos que los niños están interactuando con nuevas tecnologías, ya sea celulares, tablets o la misma televisión. No es extraño que cuando ingrensan a las salas de clases quieren reproducir su uso, para ellos tan doméstico en estos días. Pero lo que para ellos es algo natural, para sus profesores es un problema.

La irrupción de la tecnología en las escuelas está generando un debate dentro y fuera de las sala de clases. En el reciente II Congreso Iberoamericano de ESCUELA+, realizado en Buenos Aires, Argentina, y organizado por Directv, varios fueron los paneles que se llevaron a cabo para analizar cómo se deben gestionar las nuevas tecnologías en el aula. Instancia en la que se reunieron Guillermo Orozco, de la Universidad de Guadalajara, e Ismar de Oliveira, de la Universidad de Sao Paulo, quienes intervinieron en una primera plenaria denominada “Comunicar para educar o educar para comunicar”.

En la ocasión, Orozco dijo que una de las razones de que las escuelas sean percibidas actualmente como retrógradas, tiene relación con la notoriedad de los medios masivos y sociales.

“La escuela ha tenido avances, pero sigue empeñada en transmitir un canon oficial que no necesariamente va con la vida real. Esto, al darle la espalda a esta vida e, incluso, en desdeñar a los medios de comunicación, al no reconocerlos ni legitimarlos como fuentes de aprendizaje cada vez más importantes”, dijo Orozco.

Para de Oliveira, estas transformaciones han permitido que los estudiantes y los profesores se den cuenta que ellos también son comunicadores. Y esto, a su vez, transforma la escuela en un espacio de comunicación.

“Imagino que los avances tecnológicos de las últimas décadas han profundizado un sentimiento en América Latina de que es posible comunicar. Ejemplos encontramos en todo el continente. Hay maestros que se ponen a producir contenidos - videos, programas de radio, material impreso- creando en diferentes espacios ámbitos comunicativos. La educación se transforma a partir de la comunicación”, dice de Oliveira.

Una escuela abierta a la vida

Para los educadores, es vital considerar lo que los niños y adolescentes están captando fuera del aula y, entonces, llevarlo a la clase. Esto ayuda a la existencia de una retroalimentación, lo que se debe hacer siempre y cuando los educadores sean capaces de reflexionar sobre el proceso comunicativo.

Esta reflexión, explica de Oliveira, tiene relación con “cómo me comunico mejor, pero también en entender los tópicos a tratar en el entorno escolar”

Para que sea efectivo este avance, Orozco dice que “hay que quitarle la impermeabilización a la escuela”, y agrega que “el gran mal de la educación es creer que los profesores están sólo de un lado y los demás son únicamente aprendices. Todos debemos intercambiar roles y ahí lograremos encontrar las experiencias que nos permitan crecer”.

Celular, ¿dentro o fuera del aula?

Para Orozco y de Oliveira es claro el escenario que deben enfrentar los maestros de América Latina, donde los profesores no saben qué hacer en un entorno donde sus alumnos van y vienen con celulares o tablets.

En este tipo de casos, para Orozco es importante propiciar experiencias de aprendizaje dentro del aula. “Se puede aprovechar el celular, que es una tecnología que todos tienen, para hacer cosas muy creativas, como tomar fotos, armar una secuencia, bajar música o simplemente buscar información. Pero no todos los educadores lo saben aprovechar, porque le tienen miedo a la tecnología”.

De Oliveira dice que el celular llegó para quedarse y que es posible encontrarlo en todos lados. Como dato, actualmente el 80% de los estudiantes brasileños de escuelas urbanas tienen un celular; en el caso de los alumnos de escuelas rurales la cifra llega a 65%.

El celular impone una manera de uso que necesita ser repensada para la educación, propone de Oliveira. "El asunto es de qué manera utilizaremos todo ese material que nos llega y que nos imponen, pero desde la perfectiva de los educadores y alumnos”, dice de Oliveira.

El educador brasileño propone realizar un filtro y mediar con esta información, para así gestionar el uso de estos equipos. 

Las escuelas del futuro

“Yo esperaría que las escuelas fueran más permeables a lo que sucede en la vida fuera del aula”, dice Orozco.

El académico mexicano explica que ha estado realizando una investigación con estudiantes de postgrado en Educación para saber qué hacen los alumnos de escuelas secundarias con sus pantallas, ya sean celulares o tablets, en los recreos.

En cuanto suena el timbre, dice Orozco, estos jóvenes sacan sus celulares e intercambian mensajes, aunque estén uno al lado de otro. Junto con esto, se toman fotos y bajan información, todo para comunicarse. Orozco dice que en esta instancia construyen comunicación y se juegan la identidad frente a los otros, mientras también se desarrollan nuevos liderazgos e intercambian información.

Para él, hay que encontrar la manera dentro del aula de expandir esos conocimientos que están construyendo colectivamente. Y para esto se requiere que los docentes sean flexibles, creativos y tengan humildad.

Evaluaciones colectivas, ¿es el momento?

En este escenario donde se busca gestionar el uso de las nuevas tecnologías y fomentar la colaboración, muchos se preguntan si es momento de iniciar una evaluación colectiva.

Tanto Orozco como de Oliveira, creen las evaluaciones colectivas y compartidas pueden ser una respuesta a este nuevo escenario, pero también significan un reto.

Para Orozco, la evaluación no sólo debe estar enfocada en el resultado, sino que también en el proceso, fijando la atención en la participación de cada alumno. “Esto antes no se tomaba en cuenta, porque había que memorizar. Ahora, hay que diseñar modelos de evaluación, considerando cómo y qué vamos a evaluar, desde el inicio hasta dónde llegaron, con varias metas, no sólo una”, propone.

Encontrar, producir, modificar y reenviar

A diferencia de años atrás, los estudiantes de hoy se encuentran hiperconectados, lo que significa que tienen acceso libre a internet y a un montón de información.

Los niños y jóvenes están encontrando, produciendo, modificando y reenviando contenido. Sin embargo, dice Orozco, nadie se está haciendo cargo de que los estudiantes producen contenido. “Sólo nos podemos hacer cargo mediante el diálogo, porque no siempre tienen la precaución para advertir que no deben entrar a algún sitio online, etc”.

Es por eso, sigue Orozco, que “hay que formar interlocutores analíticos que sean capaces de producir contenido para que otros hagan click”

Esto está en línea con lo que propone de Oliveira, quien dice que el desafío está en preparar mentes para descubrir nuevos espacios de producción laboral.

Para lograr eso, explica, “es fundamental es que se introduzca la comunicación en las escuelas. Hoy el sentido está en favorecer la colaboración, la gestión democrática de esos procesos. Si la escuela introduce la comunicación a partir de la perspectiva no dictada por el mercado, pero creada en función de la perspectiva de acción democrática y solidaria dentro de la escuela, propiciará la maduración intelectual de las nuevas generaciones”.

FOTO: UNSPLASH.COM

Autores

Daniela Arce