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Estudio revela avances en democracia centroamericana, pero alza en inseguridad
Sábado, Marzo 1, 2014 - 17:56

Informe detalla que la falta de seguridad genera costos para el Estado y el sector privado. La inversión en seguridad pública en promedio rondó el 1,6% del PIB en el 2013, lo que cubre las instituciones de justicia, la fiscalía, la policía y las áreas de prevención y rehabilitación.

San José. El Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) afirma que a pesar de los progresos en materia democrática todavía persiste un acelerado aumento de la violencia, el crimen y la inseguridad en la región centroamericana. Jonathan Menkos, director de la entidad, subraya que aunque algunos países han mejorado su situación política continúan fallando en los aspectos de seguridad ciudadana.

"La falta de acceso a la educación y la movilidad social están siendo variables que inciden en la falta de seguridad. También la impunidad y el fácil acceso a las armas, el alcohol y drogas que se están dando en la región allanan el camino para un incremento de la inseguridad", manifestó el guatemalteco Menkos.

La cantidad de asesinatos en promedio prácticamente se duplicó en la región entre 2000 y 2012, pese a que la proporción media de policías por cada 100.000 habitantes subió de 218 a 297.

Según el análisis, la evolución del homicidio se puede dividir en dos grupos. Por un lado, los países con niveles más altos como El Salvador, Guatemala y Honduras, con tasas superiores a los 30 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2012. 

En el caso específico de Honduras es el país que muestra una fuerte tendencia a incrementar la tasa de homicidios, pasando de 30,7 en 2004 a 86,5 en 2011 y 85,5 en 2012.

En el otro extremo se ubican Costa Rica, Nicaragua y Panamá. Las cifras mostradas por Costa Rica indican que hay una disminución de la tasa de homicidio cercana al 15 % entre 2011 y 2012, al pasar de 10,3 a 8,8. Es el único país de la región que está por debajo de la barra de 10, a partir de la cual la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera los asesinatos como un problema de salud pública.

El informe del Icefi detalla que esa inseguridad genera costos para el Estado y el sector privado. La inversión en seguridad pública en promedio rondó el 1,6 % del PIB en el 2013, lo que cubre las instituciones de justicia, la fiscalía, la policía y las áreas de prevención y rehabilitación.

El país que destinó menos recursos durante 2013 fue Nicaragua, que brindó un 0,9 % del PIB, seguido de Guatemala con un 1,4 %, Honduras con un 1,5 %, y El Salvador y Costa Rica, ambos con 1,7 %.

Panamá, en cambio, es la nación que más gasta en la seguridad de sus ciudadanos dando un 2,4 % del PIB durante el año pasado.

"Creemos que en realidad se está invirtiendo lo mismo en cada país, sin embargo, se está dejando de lado la necesidad de mejora de bienestar social y equidad que son factores que también son determinantes de la seguridad en cualquier sociedad", dijo el analista.

Cifras del Banco Mundial, citadas en el estudio del Icefi, indican que, en el caso de Centroamérica, una reducción del 10 % en los homicidios podría incrementar el PIB per cápita anual hasta en 1,0 % en El Salvador, 0,7 % en Guatemala y Honduras, y 0,3 % en Panamá y Nicaragua.

Menkos expresó que la inseguridad no tiene una causa única, como tampoco una sola solución al problema.

Según el analista, las tareas por delante son "arduas y prolongadas", por lo que desde la Icefi hacen un llamado para que en la región reconozcan que se deben lograr mayores niveles de seguridad.

"Hay que seguir dos caminos: uno, mejorar el bienestar social y la equidad, que significa progresar en educación, inserción al mercado laboral; y dos, fortalecer un camino de justicia que erradique la impunidad, que fortalezca la investigación criminal y que mejorare la capacidad y control en las cárceles", indicó el guatemalteco.

Según organismos internacionales, el crecimiento exponencial de la violencia en Centroamérica la han convertido en la región más violenta del mundo sin conflicto armado, lo que diversas fuentes atribuyen a las pandillas conocidas como maras y a las bandas de narcotraficantes.

Autores

EFE