El coach ontológico certificado, Luis Imaña, quien participó en na charla organizada por la Universidad del Pacífico, habla a continuación de los pasos.
¿Te apasiona lo que haces? ¿Eres excelente en tu rubro? ¿Le das algo bueno a alguien, al mundo? ¿Recibes lo que necesitas? Ésas son las cuatro preguntas esenciales para comenzar con el coaching ontolológico y mejorar tu vida. Si respondiste a alguna de las cuatro consultas con un “no”, debes devolverte a la primera interrogante. Quizás necesites cambiar de trabajo.
“El problema está en nuestras creencias, las cuales son todas las experiencias, supuestos y modelos mentales que tenemos. Eso nos atrapa y, si nosotros no tomamos ciertas decisiones para romper ciertas decisiones que probablemente nos complican la vida, vamos a seguir atrapados y las acciones van a ser las mismas y, quizás, nunca el resultado mejore. El coaching ontológico entra ahí: ‘date cuenta de cuáles son tus creencias, tus emociones, y decide’”, explicó el coach certificado, Luis Imaña, en la charla que dictó en el marco de la Semana de la Escuela de Administración y Gestión de la Universidad del Pacífico.
El coaching ontológico se aplica a organizaciones y a personas. Imaña señaló que se pueden trabajar tanto las buenas como malas situaciones con el objetivo de mejorarlas, haciendo un plan de acción y un seguimiento a ese modelo.
El experto aclara que no es necesario ser un jefe para ser un verdadero líder en el ámbito laboral. “Ser líder no es un tema organizacional solamente, sino que el liderazgo es vida. Todos podemos ser líder, aunque no tengamos aún un puesto de jerarquía. El liderazgo es una opción; uno decide tomarla o no”, apunta Imaña.
Durante su charla realizada en el Segundo Simposio Latinoamericano de Coaching Ontológico en la Universidad del Pacífico, Luis Imaña explicó que un líder debe cumplir con las siguientes cuatro habilidades:
1. Da el ejemplo: Requisito clave de liderazgo. Hay que preguntarse qué ejemplo estamos dando, porque la gente sigue esos comportamientos. El líder no sólo tiene que hacer lo que todos hacen, sino que debe ser el que mejor lo hace, al que más le encanta la acción.
2. Actúa con vocación de servicio: El líder se basa en la vocación de servicio, en estar dispuesto a. Hay que romper el estigma de que ‘al líder hay que servirlo’, ya que al contrario, un líder tiene que dar la cara, saber escuchar la respuesta de otros, no presuponer ni etiquetar, y tratar con respeto a todas las personas.
3. Se apasiona con lo que hace: Los grandes líderes son los que se apasionan por las cosas, y es importante dedicarse a ello. El líder debe encontrar el aporte en lo que hace; asegúrese de que está entregando un aporte al mundo. No puede sentir que no hace nada de provecho.
4. Lo que se hace con pasión tiene que satisfacer las necesidades: No todo es dinero. Es importante encontrar algo que nos apasione y que sentimos que está cubriendo nuestras necesidades, como desarrollo profesional, reconocimiento, etc.