Si esto ocurre, debemos evitar caer en el inmovilismo, tener una actitud positiva, y buscar la alternativa que nos devuelva la ilusión.
La transición a un nuevo puesto de trabajo, en general, no es fácil ya que debemos aprender a desarrollar nuevas tareas y ejecutarlas seguramente de un modo diferente, conocer nuevos compañeros y superiores, asumir nuevos valores corporativos, entre otras cuestiones. En ocasiones, nos encontramos con que hay ciertos aspectos que no resultan como esperábamos. En estos casos, tenemos dos opciones: aceptar la situación evitando caer en la frustración, tener la capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias, o hablar directamente con nuestros responsables o compañeros.
Algunas personas no son capaces de afrontar de manera optimista este nuevo desafío laboral, y pueden llegar a caer en depresión, cuestionando incluso su profesión. La capacidad de adaptación juega aquí un papel fundamental para poder afrontar los cambios a los que nos enfrentamos. Es por ello que, cuando cambiamos de trabajo, debemos adoptar este nuevo reto como una cuestión positiva que nos ayudará a crecer y mejorar profesionalmente. Debemos, principalmente, darnos tiempo.
Si bien las competencias fundamentales y necesarias para superar posibles desilusiones laborales no se aprenden en ninguna escuela, tener la capacidad de salir fortalecido de situaciones negativas (capacidad de resiliencia), y saber controlar la frustración son habilidades que se pueden adquirir si entrenamos nuestra mente.
¿Cómo recuperarse de una desilusión laboral?
Mantener una actitud positiva es fundamental para hacer frente a una decepción. La Comunidad Laboral Trabajando.com – Universia recoge algunas de las claves para tener motivación laboral.
1. Si tras un tiempo no consigues adaptarte y esto empieza a ser un problema para ti, deberás entonces mantener una conversación con tu superior para exponerle tu situación para ver en qué áreas se podría mejorar. Busca aquí valores que puedan servirte como motivos para seguir trabajando para esta nueva compañía, y analiza también los contras para hacer tu balance.
2. Con o sin empleo, debemos ser conscientes de que con cada nueva experiencia vital siempre aprendemos nuevas lecciones. Analizar los errores que hemos podido cometer en el pasado en procesos de selección o a lo largo de nuestra trayectoria profesional nos será de gran ayuda para no repetirlos.
3. Por su parte, las personas desempleadas deben intentar mantener una rutina, como la que se tiene cuando tenemos trabajo. Realizar una búsqueda estratégica de empleo, mejorar nuestra formación, y tratar de ampliar nuestra red de contactos nos ayudarán a mantener una actitud positiva.
4. ¿Has pensado alguna vez que las personas que has conocido a lo largo de tu vida pueden ser provechosas para encontrar o cambiar de trabajo? Acude a tu red de contactos para que puedan saber que estás buscando nuevas oportunidades laborales, sin importar su cargo o rol dentro de la empresa.
“Puede ocurrir. En ocasiones aceptamos un empleo que esperamos contribuya positivamente a nuestro desarrollo profesional, pero posteriormente detectamos que no es como esperábamos. En estos casos, debemos tratar de buscar soluciones factibles para conseguir darle la vuelta: hablar con nuestros compañeros o superiores para exponerle las causas de nuestra desilusión puede ser un buen punto de partida. Muchas veces no expresamos nuestras preocupaciones por miedo, y ahí está el principal error”, comenta Javier Caparrós, director general de Trabajando.com y HR-Consulting.
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