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7 pasos para dar el salto a la independencia laboral
Viernes, Septiembre 4, 2020 - 16:29

Independizarse requiere disciplina, planificación, tolerancia a la frustración y, sobre todo, una gran disposición al trabajo y al cumplimiento de objetivos.

En un escenario de normalidad y transición planificada, la independencia laboral es un proceso que puede tomar más o menos tiempo, dependiendo del camino que se decida escoger. De hecho, en un buen número de casos, en la primera etapa suele haber una convivencia entre el empleo dependiente y el independiente. 

Lo anterior tiene mucha relación con la necesidad de mantener ingresos económicos estables, especialmente al inicio del trabajo por cuenta propia cuando no se cuenta con suficiente “caja”, pero también con el temor al fracaso y la aversión al riesgo. 

En esta línea, para Karina Pérez, directora de la empresa de reclutamiento especializado Robert Half Chile, no es fácil optar por la variabilidad de ingresos o el trabajo por proyectos o períodos específicos. Esto requiere disciplina, planificación, tolerancia a la frustración y, sobre todo, una gran disposición al trabajo y al cumplimiento de objetivos. 

“Independizarse laboralmente es una decisión audaz, pero si se asume como parte de un plan de desarrollo de carrera y se aborda con rigor, traerá enormes satisfacciones. Para ello, debemos confiar en nuestras habilidades y evitar caer en el llamado ‘síndrome del impostor’, que es el miedo a no creerse lo suficientemente bueno como para sobrevivir de los talentos propios. Hay que animarse y confiar en las habilidades que se posee, ya que existen tantas oportunidades al optar por la independencia laboral y nunca antes hubo tan buenas condiciones para hacerlo posible”, afirma Pérez.

En línea con lo anterior, es muy importante trabajar y potenciar las habilidades, porque el mercado laboral está transitando hacia un modelo donde habrá grandes oportunidades para crecer profesionalmente “vendiendo” habilidades y no el tiempo. Esto implica un modelo nuevo, relacionado con la autonomía laboral o bien la multiplicidad o transitoriedad de los vínculos laborales. 

A continuación, los siete pasos para dar el salto a la independencia laboral:

  1. Planificación. El inicio del camino como independiente requiere de una serie de análisis previos para comenzar a transitarlo. Por un lado, es básico realizar el FODA para concentrarse en aquellas fortalezas reales y no caer en la trampa de apostar en los anhelos. En la misma línea, se debe estudiar el mercado y testear que se cumplan algunos requisitos para lo que se quiere ofrecer, sea un producto o un servicio: que exista interés en lo que se ofrece; que haya disposición a pagar; y que efectivamente se pueda pagar por ello. Por último, antes de lanzarse, hay que ahorrar y planificar financieramente, proyectando flujos y estimando en forma realista los costos en los que se incurrirá. 
  2. Enfocarse. Centrarse en una idea o iniciativa a la vez es muy importante para poder aumentar las posibilidades de éxito. El enfoque también es relevante en términos de dónde gastar los recursos, la energía y el tiempo, especialmente en las primeras etapas. Ojalá se pueda comenzar gastando lo menos que se pueda y creciendo lo más rápido posible. De este modo, la publicidad masiva, tarjetas, folletería, oficinas, etc., quedan fuera. 
  3. Crear redes. Hay que invertir tiempo en conectarse con personas que puedan conectar con potenciales clientes. En este sentido, también hay que plantearse seriamente la posibilidad de realizar trabajos “pro bono”. No se trata de regalar tiempo y recursos, sino de invertir en sumar experiencia, generar redes y ganar amplificadores de marca. 
  4. Formalidad. Ser independientes no es sinónimo de informalidad laboral. Es esencial sincerarse al momento de emprender este camino, porque de lo contrario se creará un castillo de naipes. Esto incluye cumplir con las normas, tributar adecuadamente y cotizar como independiente, de modo de estar cubiertos en salud y prepararse para la jubilación. 
  5. Organización. Se debe contar con una fórmula de organización que permita administrar eficientemente los tiempos y las responsabilidades, además de balancear la vida laboral y personal. Asimismo, fijar horarios formales para dedicar al trabajo ayudará a organizarse. 
  6. Rectitud. Es imprescindible ser responsables, actuar éticamente y respetar los acuerdos. Cada cliente conforme y cada buen resultado significarán un logro en sí mismo y un avance en esta transición. Lo mismo con los proveedores o equipos, porque ellos tienen el potencial de ser los mejores relacionadores públicos. 
  7. Mente abierta. Hay que estar abiertos a escuchar, a recibir feedback y, con ello, mejorar la oferta de valor. En este sentido, también hay que asumir que el crecimiento no es lineal y que habrá tropiezos, pero hay que perseverar y no apartarse de los objetivos

Autores

AméricaEconomía.com