La aceleración para emprendimiento social es un fenómeno incipiente y poco extendido en América Latina y el número de aceleradoras es aún limitado en comparación con otras regiones.
El soporte o aceleración para emprendimientos es fundamental para comenzar un negocio, sin embargo, hay proyectos que por sus características gozan de menos facilidades para arrancar. Y este es el caso del emprendimiento social, que a diferencia del convencional su último fin no es el dinero, sino que tener un impacto en la vida de las personas.
Bajo este escenario, IESE Business School comisionado por el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), analizaron este panorama a nivel regional. A continuación recogemos sus principales conclusiones.
1. La aceleración para emprendimiento social es un fenómeno incipiente y poco extendido en América Latina y el número de aceleradoras es aún limitado en comparación con otras regiones.
2. La mayoría de estas entidades son de reciente creación (últimos cinco años), y una buena parte de ellas se encuentra ejecutando su primera o segunda promoción de emprendimientos acelerados.
3. México es el que país que más destaca por la presencia de programas y aceleradoras en este ámbito y de un ecosistema con un grado de sofisticación significativo.
4. La mayoría de las aceleradoras son en sí mismas emprendimientos, es decir, aún se encuentran inmersas en un proceso de búsqueda, prueba y mejora de sus propios modelos de negocio y sostenibilidad.
5. Una restricción que limita el crecimiento de los emprendimientos sociales es la carencia de una financiación específica y especializada para distintos tramos de desarrollo y tipos de iniciativas.
6. En aquellos países con mayor presencia de fondos de impacto, los proyectos que reciben mayor atención y, por tanto, mayor inversión son aquellos que cuentan con modelos de negocio e impacto probados, con menor riesgo de implantación y en tramos de inversión de crecimiento.
7. Otras de las deficiencias asociadas con el fenómeno de la aceleración de emprendimientos sociales es la dificultad de trasladar la propuesta de valor del proyecto, y en concreto la labor de las aceleradoras a la sociedad y a potenciales inversores. Quizá la propuesta de valor de las aceleradoras aún no ha alcanzado un grado de sensibilización y difusión entre un público más amplio debido a la dificultad de medir y cuantificar el impacto social o la actividad.
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